COVID-19 sigue siendo una incógnita un año después del primer deceso en China
El gigante asiático continúa colocando trabas a los intentos de averiguar los orígenes del virus y de dar respuesta a la pregunta de cómo se transmitió de los animales a los humanos.
Es el enigma científico más urgente del mundo, pero los expertos advierten que quizá nunca se encuentre una respuesta plausible sobre el origen del coronavirus, tras meses de investigación marcados por la desorganización, el secretismo de China y los rencores.
El sábado 9 de enero se cumplió un año desde la primera muerte por COVID-19 confirmada en el país asiático: el deceso de un hombre de 61 años que solía acudir al ahora tristemente famoso mercado de pescado de Wuhan.
Casi dos millones de muertes después, la crisis sanitaria está fuera de control en todo el mundo y causó decenas de millones de enfermos, el descalabro de la economía mundial y dado lugar a multitud de disputas y reproches entre países.
China, que ha controlado en gran medida la pandemia en su territorio, sigue poniendo trabas a los intentos independientes de averiguar los orígenes del virus y de dar respuesta a la cuestión central de cómo se transmitió de los animales a los humanos.
Quedan pocas dudas de que la enfermedad que puso al mundo de rodillas por la pandemia que provocó, surgió en diciembre de 2019 en un mercado de pescado de la ciudad de Wuhan, donde se vendían animales salvajes para su consumo, y se cree que el patógeno apareció en una especie de murciélago no identificada.
El sábado pasado se cumplió un año desde la primera muerte de coronavirus confirmada en China. Foto: CNN
Pero las pesquisas terminan ahí, ya que tropiezan una y otra vez en una mezcla de pistas que sugieren que el virus podría haberse originado previamente o de teorías de la conspiración —alentadas por el presidente estadounidense Donald Trump— que apuntan que el virus SARS-CoV-2 habría sido creado en un laboratorio de Wuhan.
Establecer el origen es vital para poder atajar futuros brotes rápidamente, indican los virólogos. Esa pista podría marcar la pauta a la hora de tomar decisiones políticas sobre si hay que sacrificar poblaciones de animales, poner en cuarentena a las personas afectadas o limitar la caza de animales salvajes o los contactos entre humanos y animales.
“Si podemos identificar porqué (los virus) siguen emergiendo, podremos reducir las causas subyacentes” que los provocan, declaró Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance, ONG centrada en la prevención de enfermedades infecciosas.
Las autoridades de Wuhan intentaron tapar el brote en un primer momento y después malgastó unas semanas preciosas negando la transmisión entre humanos.
Desde el principio, las autoridades chinas declararon de forma tajante que el brote empezó en el mercado mayorista de mariscos Huanan de Wuhan.
Pero los datos de China de enero de 2020 muestran que varios de los primeros casos no guardaban relación con el mercado, lo que sugeriría que el origen del virus podría estar en otro lado.
El sábado 9 de enero, un responsable de Salud de China afirmó que el país estaba "preparado" para que el equipo de la OMS visitara Wuhan. Foto: AFP
La versión de Pekín dio un giro en marzo, cuando un responsable para el control de enfermedades de ese país, Gao Fu, dijo que el mercado no era la fuente, sino una “víctima”, un lugar en el que el patógeno simplemente se había amplificado.
El sábado 9 de enero, un responsable de Salud del Gobierno chino afirmó que el país estaba “preparado” para que el equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), formado por diez expertos, visitara Wuhan.
“Tengo confianza en que podremos averiguar de qué especie de murciélago vino y qué camino siguió”, sostuvo el presidente de EcoHealth Alliance. Pero otros no están tan seguros.