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Determinan cuándo un paciente ya no puede contagiar a los demás de COVID-19

Un grupo de investigadores alemanes no descarta que a largo plazo hacer trabajos sobre la inmunidad contra el SARS-CoV-2, datos que podrían contribuir al desarrollo de una vacuna.

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La clínicas Charité de Berlín y Schwabing de Múnich, así como el Instituto de Microbiología del Ejército de Alemania, revelan que el paciente deja de ser contagioso cuando las pruebas que se le extraen del área nasofaríngea y de los fluidos expulsados al toser presentan menos de 100 000 copias del genoma del virus, de acuerdo a un comunicado emitido en las últimas horas.

Un estudio publicado en la revista Nature demostró que los pacientes pueden ser dados de alta si diez días después de enfermar presentan en los fluidos expulsados al toser una cantidad menor de copias del genoma del virus, mencionada anteriormente.

El director del Instituto de Microbiología del ejército, Roman Wölfel, señaló que la elevada carga vírica en la faringe, inmediatamente de los primeros síntomas, apunta a que los pacientes con COVID-19 son muy infecciosos, incluso antes de darse cuenta de que están enfermos.

“Al mismo tiempo, la capacidad infecciosa de pacientes con coronavirus parece depender de la carga vírica en la faringe o el pulmón. Eso es un factor importante a la hora de decidir cuándo puede un paciente ser dado de alta como más pronto en caso de escasez de camas y la correspondiente presión de tiempo”, remarcó.

El investigador Christian Drosten, director del Instituto de Virología de la Charité y coautor principal del estudio, aseveró que el nuevo coronavirus se puede multiplicar en la faringe sin necesidad de llegar al pulmón y, por lo tanto, es muy transmisible fácilmente.

El estudio fue realizado en un grupo de infectados por el brote en la empresa de componentes para automóviles alemana Webasto. El informe determinó que, en la mayoría de los casos, la carga vírica en la faringe se había reducido notablemente pasada la primera semana de enfermedad; en el pulmón, se tuvo que esperar un poco más.

Estiman que el grupo de científicos, involucrado en la investigación, se disponga a analizar el desarrollo a largo plazo de la inmunidad contra el SARS-CoV-2, datos que podrían contribuir al desarrollo de una vacuna, reseñó EFE.