Clérigo Chií responsabilizó al matrimonio homosexual por la expansión del coronavirus
Muqtada al-Sadr exhortó a todos los gobiernos a derogar la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo y aseveró que el COVID-19 es parte de un “castigo divino”.
El líder político del movimiento sadrist y de la milicia Saraya al-Salam, Muqtada al-Sadr, publicó comentarios xenófobos en su cuenta de Twitter en relación a la comunidad homosexual y la pandemia del coronavirus que afecta a Irak.
El clérigo chií calificó a la enfermedad como un ‘castigo divino’ y responsabilizó de la expansión del COVID-19 a la progresiva legalización del matrimonio homosexual.
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“Esto puede tratarse de un acto de penitencia por la culpa y, por lo tanto, exhorto a todos los gobiernos a que eliminen esta ley de inmediato y sin dudar”, manifestó Al-Sadr en Twitter.
complacencia". Muqtada al-Sadr calificó de ‘castigo divino’ y responsabilizó de la expansión del COVID-19 a la legalización del matrimonio gay.
Peter Tatchell, activista LGBT y de los derechos humanos, dijo a The Jerusalem Post que “La idea de que el coronavirus es un castigo divino para el matrimonio entre personas del mismo sexo es tan absurdo como intolerante. El clérigo es un tonto ignorante y odioso que quiere imponer la tiranía religiosa a todos los iraquíes”.
Clérigo Chií responsabilizó al matrimonio homosexual por la expansión del coronavirus
“Muqtada al-Sadr es un peligroso fanático pro iraní. Rechaza los derechos humanos y sus milicias han sido acusadas de atacar a personas LGBT y otros para su ejecución. Vergonzosamente, secciones de la izquierda del Reino Unido y el movimiento contra la guerra dieron a los representantes de este venenoso homófobo y opositor de la democracia una plataforma en manifestaciones contra la guerra de Irak", continuó Tatchell.
El clérigo chiíta fue albergado por el régimen de Irán desde 2007 hasta 2011 y estudió en la ciudad religiosa de Qom, según informó The Jerusalem Post. Al Sadr es una figura enormemente poderosa en el país, donde cuenta con cientos de miles de simpatizantes, a los que suele sacar a las calles para protestar contra el Gobierno de Bagdad.
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El Gobierno iraquí decretó el toque de queda en Bagdad el 17 de marzo y lo extendió posteriormente a todo el país, hasta el día 28, y lo volvió a ampliar hasta el 11 de abril ante el aumento de los contagios por COVID-19.
La misión de la ONU en Irak pidió a los iraquíes evitar las aglomeraciones y los actos sociales o religiosos, y aseguró que “ningún esfuerzo de las autoridades puede tener éxito sin el compromiso de la población” y que “no es tiempo para la complacencia”.