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Madre denuncia que su hija fue prostituida mientras era tutelada por centro de menores

A los 12 años la niña fue diagnosticada con una ETS. Estuvo también encerrada por mes y medio, drogada y abusada sexualmente por varios hombres.

La mujer aseguró que hay muchos otros casos similares al de su hija. Foto: referencial
La mujer aseguró que hay muchos otros casos similares al de su hija. Foto: referencial

Una madre reveló que su hija fue violada y explotada sexualmente cuando apenas tenía 12 años. María, cuyo nombre es ficticio, aseguró que esto sucedió cuando la menor se encontraba bajo la tutela de un instituto de menores en Mallorca, España.

La organización involucrada es el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS), que ahora está siendo investigada por presunta negligencia al permitir que las niñas bajo su cargo sean prostituidas y abusadas sexualmente.

Drogaban y abusaban de mi hija cuando era una niña tutelada. No es un caso aislado, hace mucho que ocurre y se alargan en el tiempo sin que nadie haga nada”, denunció María a El Mundo.

De acuerdo con su versión, su hija Lara comenzó a drogarse y a ser prostituida en 2012, cuando conoce a una adolescente embarazada en el colegio. La joven de 16 años influyó en la niña en su forma de vestir, de actuar y de pensar.

Lara comenzó maquillarse, a usar tacones y a pelear con su madre. Su rendimiento escolar cayó significativamente y, en vista de que no podía tener tener libertinaje con María, se mudó con su padre.

Allí “no había horarios, podía salir y desaparecer durante días”. Pronto empezó a fugarse y a iniciar en lo que sería un mundo de drogas, abusos sexuales y prostitución infantil. Incluso denunció a su madre por malos tratos para no regresar con ella.

Sin embargo, en una de las escapadas Lara regresó muy enferma y un pediatra le dijo a María que su hija contrajo una ETS. En aquella ocasión, no hubo denuncia ya que la menor negó haber mantenido relaciones sexuales con alguien.

Tutela en el IMAS

En 2013, en una sus constantes fugas, Lara desaparece por cuarenta días. María denuncia el hecho y empieza su larga búsqueda por las calles de Palma, de donde son ambas.

Según su testimonio, no recibió la ayuda necesaria para hallar a su hija. Incluso cuando una mujer la llamó para decirle que le entregaría a la menor, recuerda, las autoridades que la rescataron no detuvieron a las dos féminas que la tenían.

“Cuando le tomaron declaración a mi niña me prohibieron estar presente y ni siquiera atendieron mi petición de que fuera explorada por un forense”, asegura María.

A raíz de esto, el Consell de Mallorca decide quitarle la tutela de su hija y entregársela al IMAS por “negligencia emocional hacia la menor; falta de actitud protectora”, entre otros motivos.

“Dijeron que conmigo estaba en riesgo (...) Me dijeron que en mi casa no podía estar y me dieron a elegir entre entregársela a la hermana de su padre, a la que no conocía de nada, o internarla en un centro para su reeducación. Escogí el centro pensando que, tal y como dijeron, la ayudarían”, explica María.

No obstante, antes de cumplir una semana en el instituto, Lara ya había comenzado a fugarse.

Adicción y prostitución

Durante el mes y medio que Lara estuvo desaparecida vivió un calvario tras ser abusada sexualmente por una fila de hombres que se turnaban para violarla.

“Esa gente metió a mi hija en un piso durante un mes y medio, ella contó que la drogaron y cómo los hombres hacían cola en la habitación para acostarse con ella. Una vez le metieron tanto que acabó vomitando mientras mantenía sexo con uno, el siguiente quitó el vómito del colchón y abusó de ella allí mismo”, detalla María.

Lara solo recibía drogas “a cambio”. Se había vuelto adicta y la situación no cambió después que llegó a un centro del IMAS. Sus escapadas seguían siendo constantes; sin embargo, desde la institución no hacían más que dar parte a la Policía y a su madre.

María salía a buscarla y cuando la encontraba debía regresarla al centro porque la tutela era de ellos.

“Yo veía a mi hija cada vez peor, sabía que ella se escapaba para irse con esa gente, porque la había enganchado a la droga. Caí en una depresión, estaba totalmente bloqueada, no sabía lo que tenía que hacer. En aquella época yo ya me había peleado con mucha gente del IMAS. Siempre me trataron mal, como si la que hiciera algo malo fuera yo”, denuncia la madre.

La única explicación que le daban desde el centro era que “no podían retener” a su hija por un asunto de “protocolos”, y que eso sucedía “muy a menudo”.

Lara fue trasladada a otro centro del IMAS y la situación permaneció igual. Pese a que tenía que saltar un muro para salir, ella lo hacía. A los 16 años regresó embarazada de un tipo de 37 y fue entonces cuando María decide enviarla con su hermana a Boston.

Al poco tiempo regresar a Palma y es ingresada a un piso social para madres solteras. Hoy Lara tiene 20 años y estudia en un colegio para adultos, cuida a su hijo y trabaja como camarera.

“Cuento todo esto porque es el momento de que ellos empiecen a hacer las cosas como toca, por otros niños y por los padres. Es indecente que tutelen a los hijos de otros sentados desde un escritorio”, expresa indignada María.

“Nadie hizo nada, lo único que pido es que se depuren responsabilidades de todo lo que le ocurrió a mi hija después de que me la quitaran”, agrega.