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Farid Kahhat: “Conservadores en Bolivia jamás llegaron al poder en elecciones”

Doctor en Filosofía, internacionalista.

Kahhat presenta nuevo libro, Seguridad internacional, el sábado 23 en la Feria del Libro Ricardo Palma, a las 7:00 p.m.
Kahhat presenta nuevo libro, Seguridad internacional, el sábado 23 en la Feria del Libro Ricardo Palma, a las 7:00 p.m.

Por: Juan Álvarez Morales

¿Hay una lectura regional a lo que acontece en Bolivia, Chile y Ecuador con respecto a manifestaciones populares masivas que hacen tambalear gobiernos?

Comencemos por recordar que hay movilizaciones de protesta en casi todos los continentes. Si bien comparten algunas características, como las tasas declinantes de crecimiento económico a nivel internacional, estas no bastan para explicarlas. Por ejemplo, el desempeño económico fue aún peor durante la recesión internacional de 2008 sin que produjeran movilizaciones similares. En otras palabras, es necesario complementar esas características compartidas con aquellas que son propias década caso para comprender esas movilizaciones.

Que estos conflictos se hayan desencadenado casi en paralelo, ¿es casual? ¿Hay alguna vinculación entre ellos? ¿Algún efecto dominó?

Como dije, sí hay algunas características que son compartidas por todos o, cuando menos, gran parte de los países de la región. Por ejemplo, el menor crecimiento económico, el mayor escándalo de corrupción jamás registrado (el caso Lava Jato), o el que seamos una de las regiones más desiguales del mundo. Nuevamente, sin embargo, esas características compartidas crean malestar y, por ende, son condiciones propicias para la protesta, pero no bastan para explicarla. Hace décadas, por ejemplo, que somos una de las regiones más desiguales, pero no siempre tenemos este nivel de movilización.

Se suele afirmar que hay injerencia externa en estos estallidos sociales, ¿cuán reales son los fundamentos en los que se apoyan esas versiones? ¿Qué pretenden quienes recurren a esas afirmaciones?

Existen movilizaciones masivas en casi todos los continentes. Y aunque estas puedan compartir ciertas características, padecer una conjura castro-chavista no es una de ellas. Además existen movilizaciones de protesta tanto contra gobiernos de izquierda como contra gobiernos de derecha: salvo que se esté dispuesto a sostener que las primeras son la expresión genuina dela voluntad popular mientras que las segundas son manipuladas por agentes externos, creo que habría que buscar otra explicación. Por lo demás, no existe evidencia que confirme esas teorías conspirativas. El diario chileno LaTercera, por ejemplo, tuvo que rectificarse tras informar que la policía sospechaba que un grupo de extranjeros se encontraban tras los actos vandálicos en Santiago.

De acuerdo a las protestas persistentes en Chile y la respuesta del presidente Piñera anunciando nueva Constitución y plebiscito, ¿estamos ante una solución del conflicto o agravamiento?

Diría que esa es la concesión máxima que Piñera está en condiciones de hacer para calmar la situación. A juzgar por encuestas de opinión y por la respuesta delos partidos de oposición, va en la dirección correcta. Ahora la discusión es sobre el grado de participación de la población en el proceso, no sobre el fin mismo. Si eso será suficiente para poner fin a las protestas es algo que está por verse.

¿Tiene sustento que sea una posibilidad latente la renuncia de Piñera? ¿Será eso suficiente para que el conflicto cese? ¿Qué seguiría después?

Dado que los acontecimientos en curso no tienen precedentes en Chile, es difícil establecer el grado de probabilidad de la renuncia presidencial. En todo caso, no solo existe esa posibilidad: también se ha planteado una denuncia en su contra en el Congreso por las violaciones a derechos humanos ocurridas durante las manifestaciones. Aunque parece poco probable, cabe dentro de lo posible que la misma acabe en su destitución del cargo. En ese caso, se realizarían nuevas elecciones en un plazo de 120 días, en un contexto en el cual más del 80% delos encuestados dicen no sentirse representados por ninguno de los partidos tradicionales.

En el caso de Bolivia, ¿se volverá al estado de inestabilidad política y de represión indiscriminada que predominaba antes del gobierno de Evo Morales?

Ese es un desenlace probable: Luis Fernando Camacho y Jeanine Añez pertenecen a sectores conservadores de la denominada “Media Luna”, los cuales jamás han ganado la presidencia en un proceso electoral. De hecho, apelaron a tácticas de violencia e intimidación en su intento por derrocar a Evo Morales. Por lo demás la situación económica del país venía deteriorándose antes de las elecciones, proceso que se agravaría con la inestabilidad política.

¿Podrá el gobierno transitorio sostenerse y llevar al país a un proceso electoral sin apremios y definitivo?

Cabe dentro de lo posible si, por ejemplo, buscara acuerdos básicos (entre otros, con el MAS), para conducir ese proceso. Sin embargo, el hecho de que la renuncia de Morales y su reemplazo por Añez se produjeran sin quórum en el Congreso (en el cual el MAS controla la mayoría), no constituye un buen augurio.

¿Quién recogerá la alta votación que aún tenía Morales antes de su renuncia? ¿Cuál será el futuro político de Evo?

Sin Morales de candidato y con toda la plana mayor del MAS en el exilio, tal vez esa fuerza política no obtenga el 46% de votación que tenía en el recuento oficial al 83% (el cual no fue cuestionado). Pero es probable que, si el MAS decide participar en las próximas elecciones, el candidato que designe obtenga una gran proporción de esos votos.

Mirando todos los procesos políticos en Chile, Bolivia y Brasil, pero incluyendo lo que se ve en Argentina, Perú y Brasil, ¿es posible hablar de un agotamiento del sistema político y económico que se imponía en la región? ¿Esto pone en riesgo la seguridad integral de la región?

Planteado en singular el “agotamiento del sistema político y económico” parece implicar que este era similar en todos los casos: se trata de una premisa discutible. Creo que Chile, en todo caso, es un ejemplo de los límites que tiene una economía de mercado con dos limitaciones fundamentales. De un lado, grandes grupos de interés mantienen vínculos cercanos con el poder político que en ocasiones les permiten coludirse contra el consumidor sin ser sancionados de manera ejemplar. De otro lado, esa economía de mercado carece del sistema de protección social que suelen proveer países de altos ingresos (entre los que ya se ubica Chile). Creo que esas son conclusiones que trascienden el caso Chile.

El dato

Farid Kahhat presentará su nuevo libro, Seguridad internacional, el sábado 23 en la Feria del Libro Ricardo Palma, a las 7:00 p.m.

Libro de Farid Kahhat.

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