Hombre será castrado después de secuestrar, violar y matar a una niña de 9 años
Fue captado por las cámaras de seguridad cuando se llevaba a la menor. Las investigaciones revelaron que, además de los repetidos abusos, quemó el cuerpo de la niña y lo metió a un saco.
Un pedófilo abusó sexualmente de una niña repetidas veces y terminó matándola. Ahora es condenado a cadena perpetua y a una castración química forzada debido a las nuevas leyes radicales de Kazajstán.
Zhaksylyk Baydildaev, de 37 años, fue captado por cámaras de seguridad cuando recogía a Aruai Berik, de 9 años, que salía de una clase de baile en la ciudad de Karatu.
Las investigaciones determinaron que el sujeto cometió “actos sexuales violentos” contra la niña en varias ocasiones antes de asesinarla. Luego, metió su cuerpo en un saco y lo llevó en su bicicleta hasta un vertedero, donde quemó el cadáver.
El análisis forense de los restos carbonizados revelaron que la niña fue asesinada con golpes en la cabeza.
Aruai Berik siendo llevada por el pedófilo. Captura de video.
Baydildaev, que estaba casado, incluso conocía a la madre de la víctima, Lyazzat, quien declaró: “Cuando la buscábamos, constantemente se acercaba a nosotros, preguntándonos si la habíamos encontrado o no”.
Para realizar la castración química de pedófilos, el Gobierno de Kazajstán usa la chipreterona, un antiandrógeno esteroideo.
“Causa la disminución de la libido”, indicó el urólogo Dr. Mirzakhmet Zhanadilov. "El medicamento es diferente para cada persona ".
“Es decir, hay medicamentos que son suficientes para que una persona evite los delitos repetidos (sexuales), a los que otros pueden resistirse. Para ellos, no solo administramos la dosis, sino que también controlamos la testosterona”, explicó.
Por su parte la psicóloga Gulnara Aytnzhanova advirtió que la castración química de los pedófilos puede llevarlos a desarrollar conductas más violentas, como una forma de eliminar su ira.
“Habrá odio, odio hacia la sociedad, odio hacia otras personas”, señaló.
La castración química es un polémico método que usan algunos gobiernos para asegurarse de que los violadores que salgan de prisión no reincidan en los mismos delitos.