La Navidad provocó una escena improbable durante la Primera Guerra Mundial: soldados alemanes cantaron villancicos para proponer un alto al fuego a los británicos. ,¡A gritos! Los soldados alemanes propusieron un alto al fuego en la víspera de Navidad de 1914. Los soldados enemigos que se enfrascaron en cruentas luchas durante la Primera Guerra Mundial decidieron abandonar las armas por algunas horas y entonar villancicos, comer chocolates y jugar fútbol. Hasta hoy, el mundo no olvida la conmovedora Tregua de Navidad. En plena Nochebuena, los soldados del ejército alemán comienzan a poner los escasos adornos de los que disponen en sus trincheras bajo el frío y la nieve, que no deja de caer de forma incesante. En ese momento, desde las posiciones británicas comienza a alzarse un sonido dulce cuando, desde los oficiales hasta los soldados, empiezan a cantar un emotivo villancico: "Noche de Paz". PUEDES VER: ¿Cuál es el verdadero origen de la navidad? Esos fueron los momentos previos a la "Tregua de Navidad", el breve espacio de tiempo en el que los contendientes de la Primera Guerra Mundial abandonaron los fusiles para celebrar juntos –y por unas horas- estas fiestas. En el año 2004 Alfred Anderson, el último testigo de aquella guerra con 108 años, declaró a 'The Guardian' un relato espeluznante y maravilloso sobre aquel diciembre de 1914. “Recuerdo el silencio, el misterioso silencio. Durante dos meses, lo único que había escuchado eran bombazos, disparos y voces alemanas en la distancia. Como todas las Navidades, dedicaré una parte de mis pensamientos a aquello. Y recordaré a mis amigos que nunca lograron volver a casa”, añadió Anderson. PUEDES VER: Felices fiestas 2018: Google lanza doodle por Navidad y detalle se roba toda la atención [FOTOS] El origen de la Tregua de Navidad Aquella tarde histórica, los alemanes propusieron a gritos una tregua desde la trinchera opuesta. "A última hora de la tarde los alemanes se volvieron divertidísimos, cantando y gritándonos. Dijeron en inglés que, si no disparábamos, ellos tampoco lo harían. Encendieron fuegos fuera de su trinchera, se sentaron alrededor y empezaron un concierto», explicaba en una carta a la que ha tenido acceso 'Alfa y Omega' el sargento británico Bernard J. Brooks, uno de los presentes. El día siguiente (Navidad), y tal y como afirma el soldado británico Willie Loasby en una carta enviada a su madre desde el frente, se le encargó a él alzarse por encima de los parapetos y recorrer los 36 metros que separaban la trinchera británica de la alemana. Su objetivo era el de acordar una tregua con el enemigo. La tensión se palpaba en el frío ambiente y, desde cada una de las posiciones defensivas, todos los combatientes tenían preparados sus fusiles de cerrojo por si algo salía mal. Loasby respondió afirmativamente y, así, inició el histórico episodio. PUEDES VER: Navidad: Mira en vivo todo el recorrido que está haciendo Papá Noel Compartieron chocolates y cigarrillos. Los "tommys" y los "fritz" (cómo se los llamaban a los ingleses y alemanes, respectivamente) intercambiaron bebidas, cigarrillos, comida y hasta periódicos. Dicen que los alemanes buscaban pan blanco ya que el que consumían, el negro, era incomible. Durante el alto al fuego, los enemigos se ayudaron mutuamente a enterrar a sus muertos. Un capellán escocés rezó las honras fúnebres y hasta llegó a leer el salmo 23 –"El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar…"-en inglés y en alemán. De pronto, alguien apareció con una pelota de fútbol y terminaron jugando un partido en la misma tierra en la que continuarían asesinándose. Jugaron durante una hora, sin referí y con el suelo patinoso por el hielo. No recuerdan el resultado, aseguran que se respetaron las reglas, que no contaban los goles, pero que por un rato se olvidaron de la guerra. Así lo confirma también el teniente alemán Johannes Niemman en una carta en la que explica que un soldado apareció cargando un balón de fútbol y, en pocos minutos, ya había comenzado el partido. «Ellos hicieron su portería con uso sombreros extraños, mientras que nosotros hicimos lo mismo. No era sencillo jugar en un lugar congelado, pero eso o nos detuvo. Mantuvimos las reglas del juego a pesar de que el partido sólo duró una hora y no había árbitro», determina el escrito. "Ha pasado algo extraordinario. Esta mañana, un alemán gritó que querían una tregua de un día. Así que, con mucha cautela, uno de nuestros hombres se levantó por encima del parapeto y vio como un alemán hacía lo mismo. Uno de mis informantes me dijo que había podido fumarse un cigarrillo con el mejor tirador del ejército alemán, quien no tenía más de 18 años pero ya había matado a más hombres que cualquier otros 12 soldados juntos". Fuente: ABC.es