Katy Jara sobre sus exparejas: “Me había acostumbrado tanto a la humillación, al desprecio, al maltrato”
Katy Jara asegura que, desde que abrazó la fe cristiana, logró sanar sus heridas del pasado. Además, aclara que sirve a Cristo por vocación. “No vamos detrás del dinero”, dice.
De los escenarios de cumbia a los altares del cristianismo; así cambió la vida de Katy Jara, la cantante que dejó los escenarios y la televisión para convertirse en una adoradora. No obstante, el cambio, según relata la cantante, no fue de la noche a la mañana. En marzo de 2020, al inicio de la pandemia del coronavirus, empezó a sentirse vacía pese a que tenía una carrera musical consolidada, una hija maravillosa y un hombre que por fin la valoraba.
Desde entonces, mientras más abrazaba la fe cristiana, más empezaba a sentir que ya no encajaba en los escenarios ni en la televisión; por eso, decidió dejar la cumbia y ‘Domingos de fiesta’, programa que condujo por casi ocho años. El 23 de diciembre del 2021 fue su última grabación en TV Perú y en mayo de 2022, recién se animó a revelar al mundo entero el nacimiento de una nueva Katy Jara.
Durante muchos meses, la trujillana tuvo que lidiar con burlas y constantes cuestionamientos por su nuevo estilo de vida. Muchos no creían en tal radical cambio, mientras que otros pensaban que iba a volver prontamente al mundo secular. Sin embargo, Katy siguió difundiendo los mensajes mediante sus redes sociales y se mostró paciente para regresar a la televisión, tal y como ella soñaba: para difundir la palabra de Dios.
El regreso de Katy Jara a las luces y los flashes
—Estos días en televisión, ¿te has sentido como pez en el agua?
—Desde que me retiré de la música y la televisión, siempre he dicho que si un día regreso, tiene que ser de la mano de Cristo. Hemos confiado en sus promesas, en sus tiempos y hemos regresado a lo grande porque se nos están abriendo muchas puertas y esta vez para mostrar a esta nueva Katy Jara. Estoy emocionada, no lo puedo negar. Son muchos años en los que he sido parte de la televisión y me encanta reencontrarme con todos.
—¿Aún conservas amigos del mundo secular?
—Con todos hablo, me abrazan, algunos se emocionan y se sorprenden. Aún queda ese cariño. Tengo los mejores recuerdos de mi etapa de cumbia y de mi etapa de conductora. Me quedo con la sonrisas, con los abrazos y con la esperanza que en algún momento me llamen y me digan ‘Katy, dame una palabra o yo también quisiera seguir a Cristo’.
—Incluso has dicho que hay artistas de la cumbia que quieren seguir tus pasos
—Sí, me duele. Lo que pasa es que soy una Katy completamente sana, que ha sonado todas esas heridas ocultas del pasado. Es tan maravilloso y a veces me emociono porque cuando veo la Katy Jara del pasado, digo: "Wow… qué hermoso estar en esta nueva etapa". Cuando veo a otros compañeros, mujeres y varones, sí toca fibras muy sensibles porque me los he encontrado en salas de ensayo, en el aeropuerto y sientes ese abrazo y esa mirada que dice ‘auxilio’. Aunque quizás tengan vergüenza decirlo, quisieran cambiar de ambiente. Es muy duro, tanto hombres como mujeres están atrapados en un círculo vicioso de tentaciones, porque la cumbia es muy bonita, pero también estás expuesto a tantas tentaciones. Muchas chicas se emocionan, quieren tocarlos y a veces van a más. Y muchas mujeres de cumbia guardan historias muy tristes y se las quedan para ellas.
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Los nuevos pasos de Katy Jara
—¿Qué queda de la Katy Jara de antes de marzo del 2020?
—Hay gente que piensa (y dice): "la ‘Sor Katy, qué aburrida, ya no habla". Lo que pasa es que la esencia que Dios puso en mí es ser extrovertida y comunicadora. (Me gusta) bailar, solo que el mensaje y el sentido ha cambiado. No me tengan miedo, por favor. Si me encuentran en la calle, abrácenme con toda confianza, solo que obviamente ya no me pidan pasos de cumbia.
—Algunos creen que ahora eres más criticona y que estás más cerrada de mente.
—Hay que recordar que el propósito que tiene Dios en cada uno de las personas es distinto; no estamos creados como robots. Lo que me corresponde a mí, en cuanto a mi esencia, es mi alegría y mi manera de ser, pero el contenido de este frasco ha cambiado, tengo a Cristo de la cabeza a los pies.
—¿Maquillarte no va en contra de las reglas religiosas?
—Hay damas dentro del Evangelio que optan por no usar ningún producto en el rostro y se respeta. En mi caso, todos los días estoy tal cual, con mi cara limpiecita, pero sí tengo que reconocer que a veces para entrevistas, para algunas fotos portadas y trabajos, sí me pongo un bálsamo, un brillo de labios. La palabra dice que la mujer debe vestir de una manera prudente, modesta, con decoro, entonces trato de lucir así por amor a Cristo, por obediencia y porque a mí me encanta. Nunca me hubiera visto con faldas largas porque, además, soy bien chiquitita, mido 155 cm. En mi vocabulario o en mi agenda, nunca estuvo ponerme un vestido largo, porque en televisión me decían: "Tienes que ponerte los shorts más cortos, todo pegadito". Hoy en día mi visión es distinta, toda esa ropita quedó en el pasado. Pero la Biblia no dice que andes desarreglada, descuidada ni sucia. Hay que estar siempre preciosas como hijas de un rey que somos y también de paso para que mi esposo no deje de mirar (risas).
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—¿Cómo ves el empoderamiento femenino ahora que eres cristiana?
—Yo era una chica rebelde, de armas tomar, conmigo todo era blanco o negro. Era la abanderada de que ‘las mujeres podemos solas, las mujeres no necesitamos hombres, arriba, las mujeres y los hombres vayanse para atrás’. He sido esa persona, mi música era decepción, de dolor, pero eso es un falso empoderamiento y lo digo con mucho respeto al movimiento feminista, no se vayan a molestar. Cuando conoces la palabra, realmente conoces el verdadero empoderamiento porque la palabra de Cristo te empodera en el sentido de que la mujer tiene un valor incalculable. Si hubiera conocido a Cristo antes, me hubiera ahorrado mucho tiempo y muchas lágrimas. Cuando conozco la palabra, la conozco junto con mi esposo y nos hizo entrar en una responsabilidad que él asumió. Me dijo: "Espérate, te estoy amando como dice la palabra que debo amarte". Si más mujeres descubrieran eso, no se dejarían maltratar ni física ni psicológicamente.
—Pero la Biblia también habla de la sumisión…
—Algunos afirman: "Katy Jara dice que la mujer debe ser sumisa". Pero ser sumisa significa sujetarse de algo en que tú te apoyas, no te vas a sujetar de algo que está tambaleando porque la escritura dice que "el hombre debe tener de cabeza a Cristo". Creo que una vez que tú abres la Biblia, puedes conocer estas verdades y como mujer te puede dar un verdadero empoderamiento.
—¿Te hubiese gustado conocer antes a Cristo y así evitarte muchos sufrimientos?
—Claro, me hubiera dado cuenta de que las personas con las que estuve relacionada no cumplían con estos prospectos de la Biblia. Pero ya estamos aquí, quizás era lo que tenía que pasar para que conozcamos a Cristo, que ha sido todo una bendición.
—¿Cuándo sintieron esa llamada de Cristo?
—Lo conocimos cuando ya teníamos seis meses de casados. Y como todo joven matrimonio, (hubo) peleas y situaciones complicadas. Yo me sentía sofocada porque mi esposo era protector, dador, mi esposo decía: "No quiero que te falte nada, tranquila, no lo hagas, no trabajes, yo te doy". Y yo decía: "Este me quiere controlar, no me voy a dejar". Me había acostumbrado tanto a la humillación, el desprecio, al maltrato, a que no te dé. Se me había hecho tan normal que cuando llega alguien a querer abrazarme y darme todo, dije: "Este me quiere encarcelar". Esto quiere decir que cuando estamos rotos por dentro, aunque sonriamos por fuera y quizás estemos aparentemente listos para empezar nuevas etapas, mientras no sanes ese corazón por dentro, todo lo que llegue a tus manos y así sea de bendición, en tus ojos van a ser maldición y lo vas a desperdiciar.
¿Katy Jara tendrá un nuevo programa en la TV?
—Contaste que una de las decisiones más difíciles fue dejar ‘Domingos de fiesta’. ¿Qué sentimiento te embarga cuando ves el programa?
—Yo quiero un programa igualito, pero que diga ‘Domingos con Cristo’. Es que hay muchos grupos de música cristiana que no tienen esa plataforma dónde exhibir su talento. Claro, hay una primera misión: "Siervos del Señor, alabar a Dios". Pero el ser humano también quisiera dar a conocer su trabajo, su talento. No hay una industria de música cristiana. Me gustaría una plataforma donde se les pueda apoyar a estos artistas o estos cantantes cristianos (...) Servir a Cristo más que un trabajo, es una vocación, no vamos detrás del dinero. Yo sé que el Evangelio se ha visto trastocado y manchado porque hay muchos malos testimonios, pero también hay gente que es capaz de desprenderse para poder servir a otros. Y con respecto a ‘Domingos con Cristo’, si Dios lo permite. Yo solamente digo en mis sueños: "Señor, si tú quieres, si no, no hay problema".
—¿Tanto lo has soñado que ya tienes el nombre de tu programa?
—Ya tengo hasta el set en mi mente.
—¿Tu programa podría ser parte de Bethel?
—No lo sé. Si Dios lo permite y hay auspiciadores, aunque sea en mi Facebook lo hacemos. Amigos de Bethel, aquí está humildemente esta sierva del Señor. Todo mi aprecio y respeto para los señores de Bethtel que hacen un trabajo muy profesional. A quienes estén interesados, nosotros estamos dispuestos a trabajar en la obra del Señor.
El futuro de Katy Jara
—Dentro de la religión también hay línea de carrera, ¿te gustaría llegar a ser pastora o tachas esa pretensión?
—No, no lo puedo tachar porque conozco los propósitos de Dios conmigo ahora mismo, también vienen muchas cosas que estamos proyectando, pero no conozco los planes de Dios a futuro para mí. En la actualidad soy una sierva del Señor, una persona que congrega, que se esfuerza por estudiar y por aprender. Me gustaría, inclusive, llevar estudios superiores, pero estoy al cuidado de mi pequeña que acaba de cumplir tres meses y mi niña adolescente Lucía, que ya tiene 14 años. Estoy enfocada en mi labor como adoradora o salmista, son los nombres correctos.
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—También te han dicho que eres fanática.
—Soy fanática al 100%. ¿Y quién no? Eso no entiendo. Cuando estaba en el mundo secular, era fanática del Grupo 5, Caribeños y Armonía 10. En el nombre de estos grupos, tomas. A pesar de que estaba en cumbia, no tomaba cerveza, pero veía a mucha gente que sí. Pero cuando eres fan de Cristo, ¿ahí sí está lo malo? Algunos son hinchas de la ‘U’, de Alianza, de Corazón Serrano, a mí déjame ser fanática de Cristo por favor, ¿dónde está el problema?
—¿Podrías hacer alguna colaboración musical con tales grupos?
—Ya no puedo, a no ser que ellos se conviertan al Evangelio y ahí sí, gloria a Dios, hacemos un coro de ángeles.
—Por ejemplo, si Christian Yaipén quiere cantar con Katy Jara, ¿tendría que ser un adorador primero?
—No quisiera tomar nombres porque se vayan a ofender. Para hacer un dúo, dice la palabra, ¿podrán andar dos que no están de acuerdo juntos? Ahí está la respuesta. Ellos están en otro espacio y yo en un espacio de Cristo y no podría grabar un feat. con una persona que está en otro espacio. La persona que va a grabar conmigo tiene que ser alguien que ya está en el ambiente cristiano y si no está, tiene que venir para acá.
—A propósito de tu concierto en el Estadio San Marcos de este sábado 30 de marzo, ¿qué respondes a quienes critican el cobro de las entradas?
—El 95% de eventos cristianos a los que asisto y los que hay en el Perú son gratis. Muchas iglesias hacen el esfuerzo para alquilar locales, estadios, coliseos. Y muchos de esos eventos están vacíos. Hay mucha gente que reclama, pero no va a los eventos. Con respecto a los que cobran, algunos eventos traen bandas del extranjero. Ahora viene el grupo Barak, por lo que se está alquilando el Estadio San Marcos, cuyo alquiler es demasiado alto.
Katy Jara abrirá show de Barak en el Estadio San Marcos. Foto: difusión
—Incluso, algunos creen que como artista cristiana ganas más que como cumbiambera
—Entiendo, es el desconocimiento. Las cosas espirituales las entiende solo la gente espiritual, mientras que estamos en la carne, no entendemos. Antes, cuando no conocía el Evangelio, cuando observaba a mujeres con faldas largas y cafarenas, yo decía: "Qué exagerado, ay qué calor". Y ahora me dicen lo mismo. Yo hablaba por desconocimiento. No sabía y, sin embargo, hoy soy esa persona de falda larga y polito manga larga. Pero me gusta, me siento bien.