Javier Masías: “La vida me ha permitido despeinarme”
El jurado de ‘El gran chef: famosos’ señala que en toda su carrera ha tratado de estar en algún lugar donde lo pongan al límite y lo saquen de su zona de confort.
Con el inicio de la sexta temporada de ‘El gran chef: famosos’, para Javier Masías —el temido jurado, según muchos—, el espacio de Latina sigue siendo un lugar donde día a día aprende algo. Crítico gastronómico, dueño de una librería y el más adusto de su grupo, responde algunas interrogantes.
-¿Qué te ha dejado, a la fecha, ‘El gran chef: famosos’?
-Yo siempre me veía de una manera y me sentía muy cómodo en esa piel (de jurado) todo ese tiempo. Lo que me está permitiendo ‘El gran chef’ es explorar y explorarme. Explorar otras posibilidades y hacer cosas que uno no piensa que va a hacer a partir de los 40. Creo que es una bonita oportunidad para reinventarme —que es una palabra que se escucha mucho— y a mí la vida, felizmente, me ha dado la oportunidad de hacerlo varias veces. ‘El gran chef’ es, tal vez, la última y más reciente forma de reinventarme y explorar capacidades que, de repente, tenía por ahí escondidas y que nunca había desarrollado, ¿no?, como la capacidad de hablarle a una cámara, como la capacidad de construir un personaje desde tu propia personalidad, porque no es que es falso y tampoco es que yo voy a mi casa y reniego con todo lo que veo (risas). La cámara con su poder magnificante y el poder expansivo de la televisión hacen que esto, pues, crezca, y en ese sentido estoy muy agradecido con este programa, porque me permite desarrollarme de una forma diferente. Creo que eso es lo más bonito de esta experiencia para mí. Lo otro es que es como un doctorado en televisión, porque no hay nadie en televisión, salvo Josi Martínez, que haya pasado por este programa menos tiempo de televisión que nosotros. Es decir todos, hasta los más jóvenes han tenido 10 años de carrera televisiva. Entonces, realmente, si bien nosotros juzgamos, también estamos aprendiendo de ellos.
-Has dicho una palabra muy de moda: reinventarse. También hay otra: zona de confort. ¿Qué tanto te sacó de allí?
-¡Uf! Completamente. Creo que a mí no me gusta ningún proyecto que me coloque en la zona de confort, nunca he hecho cosas que me coloquen en la zona de confort. Toda mi carrera he tratado de estar en algún lugar donde me pongan un poquito al límite. Digamos, sé que no suena tan obvio para todos, pero de repente abrir una librería en un país como el Perú es salir de tu zona de confort. De repente, hacer crítica gastronómica en un país donde todo el mundo está acostumbrado a la adulación es salir un poco de la zona de confort. Entonces, creo que, felizmente, la vida a mí sí me ha permitido salir constantemente de mi zona de confort y despeinarme.
-Recuerdo que en la segunda temporada dijiste que cuando llegaste al programa no registrabas a casi nadie. ¿Sigue siendo igual ahora?
-Pues no, juego un poco al personaje, pero por ejemplo a Austin Palao y su papá nunca los había visto en mi vida. Ni idea. Igual a las señoritas Hurtado. Me dijeron: “Son las hijas de Chibolín”. ¿Quién será?.
-¿No sabes quién es Chibolín?
-Sí lo ubico, por supuesto, pero no los conocía.
-En las redes se preguntan si siempre caminas tan erguido como se te ve en el programa
-Pues no es que camino así por la vida, pero sí hay momentos que requieren solemnidad y a mí me gusta estar a la altura de cada momento.