Espectáculos

Tania Libertad: “Yo misma me descubrí”

Intérprete. A horas de ofrecer concierto, habla de su niñez, la poesía y rechaza ingreso a la política. “Dios me libre, no, no, no, de ninguna manera. No tengo ese tipo de tentaciones”, dijo.

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Por: Cecilia Castillo S.

Tania Libertad se presenta mañana en El Gran Teatro Nacional con su gira ‘Tania con toda Libertad’. En un alto de su recargada agenda, conversamos con la intérprete a través del hilo telefónico, donde derrochó humor y simpatía.

Contaste que a los 7 años te pusiste las fajas de tu mamá para que te entre un vestido de flamenco y la profesora te escoja. Esa anécdota me estrujó el corazón.

Sí (ríe). Era gordita y yo quería ser la elegida y así fue. Como esa tengo miles de anécdotas en mi vida que ha sido marcada por sucesos que finalmente fueron moldeando mi personalidad. Ahora lo cuento con humor, pero, claro, en su momento por supuesto que fue difícil. En la foto que aún conservo se me ve con los brazos duros porque no podía ni respirar (risas).

Yo creo que en ese episodio tu personalidad ya estaba definida.

¡Totalmente! Porque mis papás no sabían que yo cantaba...Yo hacía esas cosas solita para participar. Ellos se enteraban cuando yo ya llegaba a la final. No tuve un descubridor, yo misma me descubrí.

Tu papá, que fue de la Guardia Civil, también escribía y tú eres amante de la poesía. ¿Es una tarea pendiente sacar un libro?

Mi labor de intérprete me toma demasiado tiempo. El ser intérprete es una labor de mucho esfuerzo, labor creativa, muy bonita porque tienes que tomar el texto, la música y adaptarla a tus sentimientos y transmitirla. Pero ya encontraré con quién conversar, echar unos tragos y ahí saldrá.

Precisamente, acabas de estar en el Festival Internacional de Literatura en Houston (EEUU), donde dijiste que “la poesía nos hace ver el mundo de una manera distinta”. ¿Cómo estás viendo al Perú?

Bueno, no estoy tan empapada con todo lo que sucede porque vengo de vez en cuando a cantar (radica en México), pero, mira, todo lo que sea para que estemos bien gobernados, caminemos derechitos por donde debemos andar, que se erradique la corrupción y tengamos las libertades necesarias, hay que apoyarlo... Llegué en la madrugada a ensayar con los mariachis, no he tenido tiempo de ver televisión...

Pero sí sabes que se cerró el Congreso y que tendremos elecciones...

Sí, claro. Las elecciones siempre sirven para que la gente ratifique o rectifique. La gente es la que tiene que decir qué es lo que quiere como gobierno y como sociedad en un país.

¿Crees en esa frase que dice que tenemos los políticos que nos merecemos y que tendemos a repetir los mismos errores?

No (ríe). Yo espero que no tropecemos con la misma piedra, espero que vayamos mejorando y que algún día, realmente, estemos representados por políticos que sean sensibles a una serie de cambios que se están dando en las sociedades en el mundo.

Susana Baca fue ministra de Cultura. ¿Te ha tentado la política?

¡No, no, no! Dios me libre (risas). Yo la paso muy bien, muy rico, yo la paso maravillosamente bien en el escenario y disfrutando con mis amigos y mi familia. Y mi trabajo para mí es importantísimo y no lo voy a mezclar con nada. La política siempre trae complicaciones y se malinterpreta todo eso. No, no, no. De ninguna manera. No tengo ese tipo de tentaciones. Tengo otras...

¿Cuáles?

Echarme un buen tequila (risas)... Porque el pisco sour ya me lo eché en la mañana, Yo amanezco con un pisco sour.

¿El concierto de mañana que tendrá?

Será una fusión, así como la fusión en la comida peruana ha triunfado, yo les voy a dar harta fusión. Cajón, canciones mexicanas, mariachis, ritmos negros. Estará lindo.

¿Sabías que Cecilia Barraza se despidió de los escenarios?

No sabía. Voy a llamar a mi amiga, ella es una gran artista, creo que no saldrá otra con sus características, pero si lo hizo es porque tiene sus razones. Yo también ya estoy pensando en empezar la gira de la despedida.

Acá se bromea con las despedidas porque la Chilindrina todos los años se despide...

No, la mía será como la de Vicente Fernández, cuya gira duró como siete años (risas).