Por Santiago Roca Profesor principal, Universidad ESAN El plan de gobierno de Gana Perú dice expresamente que de llegar al poder, impulsaría lo que se denomina la economía nacional de mercado. Pero, ¿qué es la economía nacional de mercado?, ¿es este un nuevo término inventado por economistas peruanos iluminados?, ¿cómo se intersectan en este concepto la conducción estratégica de la nación, la coherencia en el manejo macroeconómico, la apertura al mundo, la inversión y el desarrollo de las capacidades productivas y tecnológicas y la inclusión y solidaridad con los menos dotados y favorecidos? Algunos colegas, mostrando en algunos casos mala intención y en otros ignorancia de los términos y de la historia económica de los países desarrollados, pretenden atribuir a una economía nacional de mercado todos los males que uno pudiera imaginar: el cierre del país al mundo, el regreso de la inflación, la mala administración de las finanzas públicas y de la cuentas monetarias, la implementación de un tipo de cambio fijo, el control de los precios, la estatización de las empresas privadas, el no respeto a la inversión, ni al trabajo, ni a las propiedades y recursos propios. Paradójicamente, el concepto de economía nacional de mercado es el que ha llevado al progreso a los principales países desarrollados en el mundo. En términos generales y simples se refiere a las habilidades y capacidades de una nación para – en condiciones de mercados abiertos – producir, distribuir y servir bienes en la economía en competencia con otros bienes y servicios producidos en otros países, haciéndolo de una manera que origine mejoras en los niveles de vida para los de adentro (mayores salarios, utilidades, rentas y recaudación). No se trata de ser más competitivo reduciendo los salarios o las utilidades o el pago de impuestos, sino haciendo que los pagos a los factores que todos los nacionales tenemos mejoren en forma constante y progresiva. Los ingleses que por ejemplo a fines del siglo XV eran pobres, en 100 años aumentaron su competitividad, se apropiaron de las rentas y se volvieron ricos. Aprendieron que no era el laissez faire sino el dedicarse al “buen” y no al “mal” comercio, lo que les traía más riqueza. La lista de buenas y malas actividades en los libros de texto de la época es muy ilustrativa. En el siglo XIX en los Estados Unidos se elaboró el concepto de “capacidad productiva” parecido al concepto de “poder productivo nacional” que se usaba en Alemania. Algunas actividades económicas tenían más poder productivo que otras y en función a ellas crecieron y mejoraron sus niveles de vida. Para Friedrich List, los economistas ingleses de su época (no los del Siglo XVI, XVII) fracasaron en distinguir el interés universal del interés nacional: predicaban una economía cosmopolita en vez de un “sistema de política económica nacional”. Los países deben construir “poder productivo nacional”: la unificación de Alemania y la construcción de los ferrocarriles son un ejemplo de ello. Por último el Japón, a fines del Siglo XIX y mediados del XX, influenciado más bien por Schumpeter, discípulo de List, en vez de buscar competitividad en sus bajos costos de mano de obra opta por políticas e industrias de mayor valor agregado y tecnología. La economía nacional de mercado que propone Gana Perú – sin haber participado en su redacción y elaboración – trata creo justamente de esta orientación. No se trata de repetir las experiencias de los países hoy desarrollados, sino de encontrar las fuerzas que hagan que los peruanos: los que tienen solo su trabajo, o capital o tierras u otros factores de producción, puedan elevar sus niveles de vida en relación a los de afuera; y aquellos que no poseen factores en su haber, construyan sobre las oportunidades que el Estado debe generar con los impuestos que todos pagamos. Seguiremos en este tema para responder a las preguntas arriba señaladas en otra oportunidad.