Economía

Miguel Cardozo: Habrá 30 años de buenos precios del cobre; no aprovecharlos sería un suicidio colectivo

El saliente presidente de Perumin, Miguel Cardozo, habla sobre las posibilidades del país con la minería y su relación con el actual Gobierno. Afirma que para los próximos 3 años no hay proyectos importantes en el sector.

Miguel Cardozo señaló que no le preocupa la opinión de los "antimeros" respecto a la ventanilla única. Foto: La República
Miguel Cardozo señaló que no le preocupa la opinión de los "antimeros" respecto a la ventanilla única. Foto: La República

Perumin 36 culminó en Arequipa. Este encuentro reunió a las principales compañías mineras que extraen metales en territorio peruano. En esta entrevista, Miguel Cardozo ratifica que el mundo demandará mucho cobre, mineral declarado crítico y cuyas reservas importantes están solo en Perú y Chile. Sin embargo, afirma que hay varios proyectos que no han prosperado por los conflictos sociales y el retraso del Estado para promover estas inversiones.

—En esta edición de Perumin, la temática volvió a girar sobre lo mismo, las enormes posibilidades que tiene el Perú para desarrollarse en función del cobre… Sin embargo, siempre hay un “pero” para lograrlo.

—Creo que está teniendo una percepción equivocada. Como país tenemos una dinámica, una política, que desde el año 2016 es incierta y complicada. Nos quita competitividad. Tenemos problemas de regulación, de velocidad de los permisos. 

—¿Hay muchos trámites para sacar un proyecto?

—Aparte de eso, tenemos otras cosas, problemas referidos al agua, la energía, la diversidad de inclusión. En el tema energético, todo el cambio climático. Sabemos ahora que esta es una oportunidad única. Aquí no es que los precios de los metales hayan subido y después van a bajar, sino que se mantendrán 20, 30 años en estos niveles altos porque la demanda por cobre va a mantenerse todo ese tiempo. Todos los pronósticos van en esa dirección. Sin embargo, no estamos avanzando a la velocidad para aprovechar eso.

—¿No hay políticas adecuadas para destrabar los proyectos mineros? 

—No hay una solución, pero sí hay un avance en el entendimiento. Este evento no va a terminar en un discurso de saludo, sino en propuestas concretas.

—¿Siente que todavía no se han hecho las cosas en serio de parte del Ejecutivo? Hemos tenido una transición por el cambio de gobierno.

—Totalmente cierto. No queremos cambiar el gobierno. No importa quién gobierne si es que lo hace bien. Nuestro problema es el Estado, el aparato. Los ministros son representantes de un Gobierno que tiene posiciones que no necesariamente coinciden con la que tienen todos los funcionarios del Estado.

—En el Perú, ¿hay políticas, hojas de ruta, planes de lo que se quiere hacer?

—Sí, y nosotros hemos dicho eso, el conocimiento está allí, la experiencia y la calidad del conocimiento ha aumentado, y, además de eso, la voluntad de hacer las cosas también está creciendo. Ahora, el ministro de Energía y Minas ya habló de la ventanilla única. Hace unas semanas hicieron todo un escándalo porque Víctor Gobitz (presidente de la Sociedad Nacional de Minería) habló de la ventanilla única. La ministra del Ambiente salió y dijo "eso no está en nuestros planes". Y esta vez la están publicando, es concreto. Es un avance, tenemos que analizar y dar nuestras propuestas, pero se está abriendo una puerta.

—Algunos críticos dirán que se bajarán los estándares ambientales con la ventanilla única.

—No me preocupa lo que dicen los antimineros. Ellos tienen posiciones ideológicas bien marcadas y van a seguir diciendo lo mismo. Tenemos que trabajar sobre los hechos reales. Eso significa qué actitud o acciones toma el Gobierno para que nuestros proyectos puedan avanzar y el país pueda crecer.

—Usted ha mencionado el término 'antimineros', ¿se puede hablar de esa adjetivación?

—Cuando las personas tienen una posición fija, invariable, radical, durante décadas diciendo lo mismo, ¿cómo lo llamo? (…) Dígame otra forma que sea más gentil y yo la uso. Es una persona que se está oponiendo sin argumentos. No me diga que la minería y todas las industrias extractivas se entienden de la misma manera que hace 20 años. No, pues.

—La ministra del Ambiente decía que el compromiso de las compañías mineras debe ser bajar por lo menos 20% de sus emisiones, desalinizar el mar para sus operaciones.

—Si es necesario usar agua salada, ¿por qué no usar agua dulce que está disponible al lado de la mina?

—¿Dijo que la prioridad era la población? 

—Entonces que dejen de botar el 60% del agua asignada a los campesinos, a la agricultura. Usan el 20% y 60% se va al mar. O sea, yo la dejo ir al mar, y después me dicen sácala de nuevo. ¿Cuánto gasta la minería? 1,5% de agua y recicla.

—¿Y entonces por qué desde el Estado hay esta posición?

—Porque hay muchos mitos y los mismos funcionarios del Estado hablan cosas que no son. Es 1,5%, son cifras oficiales, yo no estoy mintiendo. A mí no me pueden preguntar por qué la ministra dice eso, pregúntele a ella.

—¿Pero lo ha dicho en Perumin?

—Sí, nosotros la criticamos también por eso. Hay cosas en la mente de las personas que se quedan fijadas. Esas frasecitas de los antimineros las repite todo el mundo, funcionarios que no saben. Hay que desmentirlo. Nosotros gastamos el 1,5% y gastaríamos menos si no hubiera oposición a la construcción de represas. El caso del río Tambo es clásico (área de influencia del proyecto Tía María), donde todo el mundo pierde. El valle del Tambo es un valle agrícola, pero tiene contaminación, pero no es de minas. Debe de haber contaminaciones por algunas minas pequeñas.

—Dicen que esa contaminación proviene de Aruntani, mina formal.

—Eso está mucho más atrás y viene un poco, pero no la contaminación que perjudica violentamente a la agricultura del valle del Tambo. Lo que perjudica es el boro de origen volcánico. Cuando uno está en sitios donde hay mineralización, aparece el arsénico, pero el bórax es otra cosa, viene con las aguas volcánicas. Los agricultores no pueden exportar sus productos, tienen que venderlos localmente, lo que significa que los precios de sus productos son la mitad de lo que podrían ser. No tienen la cantidad de agua suficiente porque no la tienen tecnificada. Es un desastre. Si usted pone una represa arriba, ni el arsénico ni el boro van a entrar. Van a pasar por una planta y van a ser aguas procesadas, limpias, y se acabó la contaminación.

—Si las cosas son tan fáciles, ¿por qué finalmente nos terminamos dividiendo?

—Porque tenemos una historia de ese tipo. ¿Cuándo nos hemos puesto de acuerdo realmente en los últimos 200 años que somos república? Todo ha sido peleas, antes de otro tipo. Después entraron otras ideologías y todos hemos tenido acceso a ideologías internacionales que nos han polarizado y nosotros estamos 'felices' en ese camino. Estamos perdiendo el tiempo y no progresamos. Pero, esta vez, perder esta oportunidad sería casi un suicidio colectivo.

—¿La minería antes de los 90 no tuvo responsabilidad en temas de contaminación?

—Pero eso desde los tiempos preincas se ha hecho. Hay pasivos ambientales que son preincas. ¿Sabían ellos qué cosas estaban haciendo o no? Yanacocha tenía minas de mercurio. El mercurio estaba tirado, y eso es preinca, y después vinieron los incas, los españoles y todo el mundo hizo eso. Y en los años 90 se despertó una conciencia respecto del medio ambiente a nivel global. Cometimos un montón de errores previamente, pero aquellos que los cometieron ya no están. Quienes hoy hacen la explotación minera no son los mismos que en los años 60. ¿Hay pasivos ambientales? Sí. ¿Hay que arreglarlos? Sí.

—Mucha gente opina que el proyecto Tía María no sale por los problemas ambientales que Southern le generó por la fundición de Ilo y que los humos llegaban hasta ahí.

—¿De cuándo es esa fundición?

—De hace cincuenta años.

—¿Ya lo han corregido o no?

—Claro, lo han tenido que corregir.

—Por qué no dice: Ellos han querido corregirlo o lo han corregido. Nos acostumbramos a hablar así. Eso es lo que tenemos que cambiar. Nuestro lenguaje es descalificador siempre, no importa si estamos informados o no.

—Esta posición del Gobierno respecto al proyecto Tía María les deja un mal sabor de boca.

—No. Hace un mes y medio, más o menos, el ministro de Energía y Minas declaró que la empresa Southern le había informado que estaban en un proceso de diálogo con la población del valle del Tambo y que estaban avanzando positivamente en ello, y que la empresa pensaba que podían llegar a un acuerdo. El Gobierno ha sido informado por la empresa. El Gobierno no estaba interviniendo en ese diálogo. ¿En la agenda del Gobierno estaba Tía María? No. Hoy en día, ¿en ese diálogo ha ingresado el Gobierno?

—Que sepa, no, pero el Estado debe ser mediador.

—Pero el diálogo continúa. Quizás el ministro dijo algo que ha sido malinterpretado, no sé si esa ha sido su intención, la verdad. El ministro ha dicho nosotros deseamos que esto ocurra, que el proyecto salga adelante. Y no es que esté peleándose con el primer ministro, han estado juntos. Es solo la utilización de una frase infeliz y ya está.

—¿Usted cree que ese proyecto va a salir?

—Yo espero que sí también y, si el diálogo que se está dando, como dice Southern, está avanzando y es real, no creo que estén mintiendo, porque esto les ha fracasado tantas veces que no creo que se atrevan a decir una cosa que no es. Si es así, sí. Y parece que el tema es que los pobladores están comenzando a darse cuenta de la importancia de tener esa mina y el agua.

—Hoy día ha habido un ofrecimiento concreto de González Rocha para construir la represa.

—Eso era parte del proyecto inicial de Southern. Los antimineros lo sacaron, discúlpeme.

—Me acusaba de no calificar y usted lo hace.

—Es que ahí ha habido influencia política, tampoco podemos ser ingenuos. Yo no voy a decir que no se pusieron de acuerdo con la comunidad. En esa época en la que el proyecto Tía María fue expulsado, prácticamente, con nosotros han estado asociaciones de productores agrícolas del río Tambo defendiendo el proyecto, pero la población que no tenía nada que ver con el valle era la que se oponía, con posiciones radicales, violencia y todo lo demás.

—El sector minero no tiene una representación política que defienda sus intereses, es como un gheto, ¿eso les preocupa?

—No es un gheto. No estamos aislados. Ahora ya estamos hasta conversando con el Gobierno. En este Perumin hemos estado conversando con los ministros, con los gobernadores.

—¿Y por qué tanta resistencia?

—Porque ya es una costumbre. Existe una actitud de oposición claramente. Nosotros tenemos que romper esa oposición convenciendo a la gente. Eso estamos tratando de hacer. 

La ventanilla única

—El premier admitió que los trámites para un proyecto minero son engorrosos. Hay más de 43.

—Ellos están hablando de ventanilla única y han explicado que, si hay un proyecto x, que tiene que ser evaluado, este proyecto presenta todas las solicitudes habidas y por haber a Senace (Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles). Eso se hace ahora. Esa solicitud debe ser evaluada por todos los especialistas de las diferentes instituciones que deben revisar el proyecto. ¿Cómo ha sido hasta ahora? Cada uno hacía el trabajo por su cuenta, se duplica, se contradicen, se demoran. Hoy van a ir a trabajar físicamente a Senace y la respuesta a nuestra solicitud va a ser una sola. ¿Va a ser un mecanismo de reducción de tiempo? Sin duda. Salvo que en el proceso los funcionarios terminen discrepando y no lleguen a un acuerdo.

—¿Tenemos consulta previa en exploración?

—Para cualquier comunidad indígena que van a explorar (van a hacer cinco sondajes), tiene que hacer una consulta previa que va a demorar un año. No tiene sentido.