Las 2 enfermedades
“¿Con qué argumento ético puede defenderse un orden económico que por una parte condena a millones a una muerte atroz y concentra riqueza en una magnitud obscena por otra?”.
El avance de la pandemia de coronavirus continúa. Lo que esta pandemia va dejando en claro es que el mundo afronta una enfermedad mayor llamada capitalismo. Es de preguntarse por qué no llama la atención que 950 millones de seres humanos vivan en condiciones de subnutrición, condenados a morir por cualquier enfermedad evitable, y esto no provoca el escándalo que ha desatado el COVID-19. La explicación parece obvia: la subnutrición afecta a gente que nos es lejana, que vive en el África o en las punas andinas, mientras el coronavirus está entre nosotros y ha afectado nuestro estilo de vida en lo más profundo. Veamos de qué hablo cuando digo que el capitalismo es una grave enfermedad.
Entre 1970 y el año 2018 el 1% más rico de la población mundial recibió en ganancias más del doble de lo que recibió más del 50% de la humanidad más pobre. Contribuyó decisivamente a este resultado el volumen de la propiedad privada, que creció a costa de la propiedad pública, gracias a las privatizaciones. Mientras que la riqueza nacional (pública + privada) creció de manera notable, la riqueza pública se hizo negativa o cercana a cero, en los países ricos en que las deudas superan a los activos. En otras palabras, las fortunas privadas engordaron esquilmando al estado.
Esto dejó a la mayoría de estos estados sin recursos para combatir la pandemia de coronavirus: ni para dotarse de los aparatos de respiración ni para construir la infraestructura necesaria para atender a las oleadas de pacientes. Entonces en Italia y España sólo quedó desconectar a los integrantes de la población vulnerable, darles un sedante y dejarlos morir por asfixia, para dar una oportunidad a los jóvenes. Podemos voltear y mirar para otro lado, pero está sucediendo en este mismo momento.
La riqueza privada neta ha crecido, en la mayoría de los países ricos, de 200-350 % del ingreso nacional en 1970, a 400-700 % en la actualidad. Para quienes siguen creyendo que esto es socialismo, también en China y Rusia, la riqueza pública disminuyó desde un 60-70 % a un 20-30 % de la riqueza nacional. A pesar de todo, esos recursos permitieron construir dos hospitales en Wuhan en 10 días para prestar asistencia a los contaminados y detener de esa manera el avance de la pandemia.
De acuerdo al Índice Bloomberg, los cinco multimillonarios más ricos del mundo son Jeff Bezos (USD 142.000M / Estados Unidos / Tecnología), Bill Gates (USD 95.800M / Estados Unidos / Tecnología), Warren Buffett (USD 84.900M / Estados Unidos / Diversificado), Bernard Arnault (USD 76.600M / Francia / Consumo) y Mark Zuckerberg (USD 65.600M / Estados Unidos / Tecnología). Aunque vivieran cientos de vidas no tendrían cómo gastar sus fortunas.
¿Con qué argumento ético puede defenderse un orden económico y social que por una parte condena a millones a una muerte atroz por hambre y enfermedades a seres de nuestra misma especie y concentra riqueza ociosa en una magnitud obscena por la otra?