Esta es la verdadera causa de la extinción del tigre diente de sable, según científicos de Brasil: no fue obra del ser humano
El estudio científico indica cuál fe la clave en la extinción de estos felinos hace millones de años, antes de que el ser humano surgiera como depredador.
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Durante años, la comunidad científica sostuvo que los tigres diente de sable desaparecieron debido a la presión ejercida por la caza humana o a los cambios abruptos al final de la Edad de Hielo. Sin embargo, una reciente investigación realizada por científicos de Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP), en Brasil, reveló que estas causas no fueron determinantes.
El estudio, difundido por la revista MuyInteresante, concluye que la extinción de estos grandes félidos comenzó millones de años antes de la aparición del ser humano como depredador significativo. La verdadera razón estaría relacionada con la disminución gradual de sus presas, producto de transformaciones ecológicas prolongadas que alteraron su dieta y hábitat.
Pérdida de presas: una extinción lenta y silenciosa
Según el equipo de UNICAMP, la clave del declive de los tigres diente de sable radica en la pérdida progresiva de las especies que componían su régimen alimenticio. A través de un extenso trabajo de campo y laboratorio, los investigadores analizaron datos fósiles, registros climáticos y estimaciones de tamaño corporal de animales en América del Norte y Eurasia.
El análisis abarcó un periodo de 20 millones de años y permitió reconstruir la evolución de distintas especies de estos depredadores. La investigación estableció que la diversidad de presas comenzó a reducirse mucho antes de la llegada del ser humano, lo que generó un colapso gradual en su cadena trófica.
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Cambios en los ecosistemas y competencia entre especies
Los científicos ampliaron el enfoque más allá de los tigres diente de sable, examinando la relación entre diferentes grupos de animales. Detectaron que el declive de herbívoros clave, como los antilocápridos, afectó de forma directa a los grandes depredadores. Aunque hoy solo sobrevive el berrendo (Antilocapra americana), este grupo fue abundante y diverso en épocas anteriores.
La aparición de depredadores más eficientes, como el guepardo americano (Miracinonyx), generó una presión evolutiva que obligó al berrendo a adoptar una estrategia de supervivencia basada en la velocidad. Al mismo tiempo, la competencia con proboscídeos, parientes de los elefantes actuales, desplazó a subfamilias como los Merycodontinae de sus hábitats tradicionales, principalmente los bosques.
El clima más árido y la erosión ecológica
Los cambios climáticos también desempeñaron un papel crucial. Hace seis millones de años, el clima más árido impulsó la expansión de praderas a expensas de los bosques. Esta transformación favoreció a los rumiantes, pero perjudicó a los herbívoros especializados en el consumo de hojas. La reducción de estas especies generó un efecto dominó en los depredadores.
João Nascimento, autor principal del estudio, indicó que las extinciones registradas a lo largo del tiempo coincidieron con momentos de menor diversidad de presas. El fenómeno no respondió a un hecho aislado, sino a una progresiva erosión de las interacciones ecológicas.
Mathias Pires, coautor y supervisor del trabajo, añadió que estas alteraciones en el entorno provocaron un impacto directo en la supervivencia de los tigres diente de sable. Los científicos subrayan que las extinciones masivas no obedecen a un único evento, sino a procesos lentos e integrados.



















