
Un ingeniero aeroespacial explica por qué no hay paracaídas en los aviones: es algo imposible
El experto reveló las razones que impedirían equipar los aviones con mochilas de paracaídas, incluso para altitudes bajas de 3 mil metros.
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El ingeniero aeroespacial Sergio Hidalgo respondió a una de las dudas más frecuentes entre quienes viajan en aviones comerciales: la razón por la que no se transportan paracaídas a bordo. Durante una entrevista con el canal de YouTube The Wild Project, el especialista explicó que existen restricciones físicas que hacen inviable incluir estos dispositivos debajo de los asientos de los pasajeros, lo que convierte su uso en una medida poco práctica dentro del contexto de la aviación comercial.
El experto aclaró otras dudas que surgen en torno a la seguridad aérea, incluyendo mitos sobre accidentes, turbulencias y la supuesta eficacia del uso individual de paracaídas en caso de emergencia. Con datos y ejemplos, dejó claro que, aunque pueda parecer una solución lógica, implementar este equipo complicado.
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¿Por qué los aviones no llevan paracaídas?
Según explicó el especialista es algo imposible, la principal razón es física: “primero porque no se puede abrir la puerta”, afirmó. Las aeronaves comerciales cuentan con puertas herméticas que se mantienen cerradas por la presión de la cabina. “Sólo se podrían abrir a diez mil pies”, precisó, pero incluso en ese escenario, el tiempo de reacción sería insuficiente. “Ya no te da tiempo a salir si el avión se está cayendo”, añadió.

El uso de paracaídas a gran escala durante los vuelos comerciales es imposible por cuestiones de peso y espacio. Foto: IStock
A esto se suma la dificultad operativa durante una emergencia real. En sus palabras: “La gente de dentro a lo mejor está flotando”, haciendo imposible que cada pasajero ubique y utilice su paracaídas en condiciones extremas. Comparó esta situación con los aterrizajes de emergencia, donde evacuar con éxito a los pasajeros por las rampas toma minutos valiosos. “Imagínate si tienes que saltar del avión, es una cosa de locos”, resumió.
Aunque sí existen sistemas de paracaídas en aeronaves, Hidalgo aclaró que estos solo se utilizan en aviones pequeños, de no más de cinco ocupantes. “Con eso se han salvado muchas vidas”, indicó, pero aclaró que en aviones de gran tamaño sería contraproducente. El peso necesario para un sistema así sería tal, que “todo el peso que le puedes meter al avión sería al paracaídas”.
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¿Cuál es el asiento más seguro dentro del avión?
Otro de los temas abordados en el pódcast fue la seguridad según la ubicación del asiento. Hidalgo confirmó que se han realizado pruebas estrellando aviones equipados con maniquíes y sensores para identificar los lugares con mayores probabilidades de supervivencia.
Los resultados son claros: la parte trasera del avión es la más segura, ya que “la delantera es la que primero se estrella”, dijo. Este dato, aunque impactante, está respaldado por análisis de accidentes previos, donde las zonas posteriores han mostrado menores tasas de fatalidad en colisiones frontales.
¿Puede una turbulencia derribar un avión?
Frente a la inquietud de muchos pasajeros sobre las turbulencias, el ingeniero fue tajante: “Es absolutamente imposible”. Aunque reconoció que incluso él siente miedo durante esos episodios, dejó claro que los aviones están diseñados con márgenes de seguridad muy amplios. “Los aviones están sobredimensionados a un nivel muy heavy”, apuntó.
Detalló que las alas, por ejemplo, tienen una flexibilidad extrema. La turbulencia se produce porque el aire en la atmósfera está en constante movimiento. Cuando una corriente de aire choca desde abajo, altera momentáneamente la sustentación y causa los movimientos bruscos. Sin embargo, esto no representa un peligro estructural para la aeronave.