Ciencia

Científicos descubren cómo se forma una sustancia más tóxica que el mercurio que llega a los humanos mediante peces

Un equipo de investigadores identificó el proceso que convierte el mercurio en metilmercurio, una neurotoxina altamente peligrosa que se acumula en peces y afecta la salud humana.

El metilmercurio se acumula en los tejidos de organismos acuáticos a lo largo de su vida. Foto: ISSF/Fabien Forget
El metilmercurio se acumula en los tejidos de organismos acuáticos a lo largo de su vida. Foto: ISSF/Fabien Forget

El mercurio es un metal pesado presente en la naturaleza que, debido a actividades humanas como la minería y la quema de carbón, se ha convertido en un contaminante preocupante. En su forma básica, es menos tóxico, pero cuando se transforma en metilmercurio a través de procesos biológicos, se convierte en una amenaza severa para la salud y el medio ambiente. Este compuesto afecta principalmente a los ecosistemas acuáticos, acumulándose en peces que luego son consumidos por humanos.

Aunque su toxicidad es conocida desde hace décadas, el mecanismo exacto para la formación de metilmercurio había sido un misterio hasta ahora. Científicos de diferentes instituciones han descifrado el proceso detrás de esta transformación. En el estudio, publicado en PNAS, revelan una molécula clave llamada S-adenosil-L-metionina (SAM). El descubrimiento representa un hito en la lucha contra este contaminante.

¿Cómo se forma el metilmercurio?

La formación del metilmercurio ocurre en ambientes acuáticos gracias a la acción de microorganismos especializados. Los microbios convierten el mercurio inorgánico en su forma más tóxica mediante un complejo proteico conocido como HgcAB, compuesto por las proteínas HgcA y HgcB. Según el reciente estudio, la molécula S-adenosil-L-metionina (SAM) desempeña un papel fundamental en este proceso al donar el grupo metilo necesario para la transformación.

Durante el proceso, la proteína HgcA transfiere el grupo metilo de SAM al mercurio, mientras que HgcB, que contiene grupos hierro-azufre, facilita las reacciones químicas necesarias. El mecanismo, que se da a nivel microscópico, convierte el mercurio en metilmercurio.

La identificación de SAM como donante de metilo contradice estudios anteriores que atribuían este rol a otra molécula, el metiltetrahidrofolato (Me-THF). El hallazgo redefine el entendimiento científico de la metilación del mercurio y abre nuevas posibilidades para abordar la contaminación ambiental.

 Branquias de pez dañadas por metilmercurio. Foto: difusión

Branquias de pez dañadas por metilmercurio. Foto: difusión

El metilmercurio y su impacto en la salud humana

El metilmercurio tiene la capacidad de atravesar barreras biológicas como la placentaria y la hematoencefálica. Causa daños irreversibles al sistema nervioso. Llega a los humanos principalmente a través del consumo de mariscos y peces contaminados. Se acumula en los tejidos de las especies acuáticas, y a medida que ascienden en la cadena alimentaria, las concentraciones se multiplican.

Una vez ingerido, el metilmercurio se distribuye rápidamente por el cuerpo humano, afectando especialmente al sistema nervioso. Las mujeres embarazadas y los niños pequeños son los más vulnerables, ya que esta sustancia puede dañar el desarrollo neurológico del feto y causar problemas cognitivos en la infancia.

La actividad humana es un factor importante en la liberación de mercurio al medio ambiente. Fuentes como la minería, la industria química y la combustión de carbón aumentan la presencia de mercurio inorgánico en los ecosistemas, donde los microbios lo transforman en metilmercurio.

¿Qué peces pueden contener metilmercurio?

De acuerdo al estudio, los peces grandes y de vida prolongada, como el atún, el pez espada y el tiburón, suelen contener las mayores cantidades de metilmercurio.

Estudios de toxicología ambiental han demostrado que el metilmercurio se acumula en los tejidos musculares de los peces, especialmente en especies de gran tamaño y longevidad, ya que tienen más tiempo y oportunidades para ingerir contaminantes.

El hallazgo de los mecanismos bioquímicos detrás de la transformación de metilmercurio ofrece nuevas herramientas para combatir la contaminación. Por ejemplo, se podrían desarrollar inhibidores que bloqueen la actividad del complejo HgcAB o reduzcan la disponibilidad de SAM en ambientes críticos.