Telescopio Hubble de la NASA capta la infancia de unas estrellas que dispersan una nebulosa para vivir
El telescopio espacial Hubble, proyecto conjunto de la NASA y la ESA, obtuvo una imagen nítida de cómo nacen las estrellas en la nebulosa RCW 7, a 5.300 años luz de la Tierra.
La ley del universo. El telescopio espacial Hubble, proyecto de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), nos ha regalado una maravillosa imagen de estrellas infantiles que están despejando la nebulosa RCW 7, de la constelación de Puppis.
Mediante un comunicado, la NASA aseguró que, dentro de unos millones de años, la radiación y los vientos estelares dispersarán el gas de la nebulosa. Los polvos y el material restantes se esparcirán por la galaxia para empezar otro proceso de vida en el espacio.
Telescopio Hubble de la NASA fotografía estrellas infantiles
El telescopio espacial Hubble, de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), ha capturado una impresionante imagen de la nebulosa RCW 7, una maravillosa mezcla de gas y polvo ubicada a más de 5.300 años luz de la Tierra en la constelación de Puppis o La Popa.
Esta constelación representa la popa del legendario barco Argo, en el que Jasón y los argonautas navegaron en busca del Vellocino de Oro. Puppis era parte de la antigua y vasta constelación Argo Navis, que fue dividida en constelaciones más pequeñas: Carina (la quilla), Vela (las velas) y Puppis (la popa).
Las nebulosas como RCW 7 son esenciales para la formación de nuevas estrellas, informa la agencia espacial estadounidense en un comunicado. Bajo la influencia de la gravedad, las nubes moleculares colapsan y forman protoestrellas, que son estrellas jóvenes rodeadas por discos de gas y polvo.
Las protoestrellas en RCW 7 son particularmente masivas y emiten fuertes radiaciones ionizantes y vientos estelares, lo que transforma la nebulosa en una región denominada H II.
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Fotografía completa de la nebulosa RCW 7 tomada por el telescopio Hubble. Foto: NASA/ESA
Las regiones H II están llenas de iones de hidrógeno, donde este elemento ha perdido su electrón. La radiación ultravioleta de las protoestrellas en RCW 7 excita el hidrógeno. Producto de ello, la nebulosa emite una luz suave y rosada.
Los datos del telescopio espacial Hubble provienen del estudio de un sistema binario protoestelar masivo llamado IRAS 07299-1651, que todavía está envuelto en su capullo de gas. Los astrónomos utilizaron la Cámara de Campo Amplio 3 del Hubble en luz infrarroja cercana para observar este sistema en la Tierra.
Las estrellas se ven mejor en luz infrarroja
Aunque las protoestrellas emiten mucha luz ultravioleta, también son brillantes en luz infrarroja, que puede atravesar el gas y el polvo, permitiendo al Hubble capturar estas imágenes. Muchas de las estrellas visibles en la imagen no son parte de la nebulosa, sino que se encuentran entre ella y nuestro sistema solar.
La creación de una región H II como RCW 7 marca el principio del fin de una nube molecular. En unos pocos millones de años, la radiación y los vientos estelares dispersarán el gas de la nebulosa, un proceso acelerado por las explosiones de supernovas de las estrellas más masivas. Las nuevas estrellas formadas en la nebulosa usarán solo una fracción del gas disponible, mientras que el resto se esparcirá por la galaxia, eventualmente formando nuevas nubes moleculares, según explicó la NASA.
Estrellas principales que conforma la constelación de Puppis en el hemisferio austral. Foto: Starwalk Space
¿Qué es una nebulosa?
Las nebulosas son las fábricas donde nacen las estrellas como el sol. Dentro de una nebulosa, la gravedad puede causar que el gas y el polvo se acumulen en regiones densas. Si una de estas regiones es lo suficientemente densa, puede colapsar bajo su propia gravedad, formando una protoestrella.
Están compuestas principalmente de hidrógeno, el elemento más abundante en el universo, seguido de helio. También contienen cantidades menores de otros elementos como oxígeno, carbono y nitrógeno.
Así se apaga la nebulosa de la Mantarraya a lo largo de 20 años. Foto: NASA/Hubble
Las nebulosas se dejan divisar en diferentes longitudes de onda del espectro electromagnético, desde el radio hasta el visible y el ultravioleta. Telescopios espaciales como el Hubble han proporcionado imágenes espectaculares y detalladas de diversas nebulosas, revelando su compleja estructura y dinámica.
El telescopio espacial James Webb, un especialista en el espectro infrarrojo
El telescopio espacial James Webb (JWST) opera principalmente en el rango del infrarrojo, lo que le permite observar el universo de maneras que no son posibles en luz visible o ultravioleta.
Muchos objetos en el universo, como las enanas marrones, planetas y discos protoplanetarios, emiten su presencia principalmente en el infrarrojo debido a sus temperaturas relativamente bajas. El Webb puede detectar y estudiarlos con gran detalle.
El infrarrojo es ideal para detectar firmas espectrales de diversas moléculas y compuestos químicos. Esto incluye agua, dióxido de carbono, metano y otros, tanto en atmósferas de exoplanetas como en regiones de formación estelar y galaxias.
Equipado con instrumentos como la Cámara de Infrarrojo Cercano (NIRCam), el Espectrógrafo de Infrarrojo Cercano (NIRSpec), y el Instrumento de Infrarrojo Medio (MIRI), el telescopio James Webb puede realizar observaciones detalladas en un amplio rango del espectro infrarrojo.