¿Qué es un cometa y cómo se diferencia de un asteroide?
El cometa Leonard se aproxima a la Tierra este domingo 12 de diciembre. En esta nota te explicamos por qué su paso es un evento único y en qué se distingue de un asteroide.
El cometa Leonard se acerca a la Tierra después de 80.000 años y durante los próximos días su brillo se intensificará hasta ser visible a simple vista. El paso de dicho cuerpo celeste —nombrado así en honor a su descubridor Greg Leonard— promete ser uno de los eventos astronómicos más esperados del 2021.
Los astrónomos suelen estudiar los cometas porque, al igual que los asteroides, son objetos ancestrales que se originaron junto a nuestro sistema solar hace 4.500 millones de años. Sin embargo, pese a su nacimiento en común, ambos cuerpos celestes tienen notables diferencias. En esta nota te explicamos cuáles son.
Cometa Leonard captado la semana pasada en los Alpes. Su punto más cercano será este 12 de diciembre. Foto: Twitter / @susanoo_harlock
Ubicación y composición
La principal distinción entre ambos cuerpos celestes es su composición, un aspecto que también guarda relación con su lejanía al astro rey.
La mayoría de asteroides se congregan entre las órbitas de Marte y Júpiter, en el famoso cinturón de asteroides, y están compuestos principalmente de rocas y distintos metales (níquel, hierro, silicato, etc.) que los hacen más resistentes al calor.
En contraste, los cometas se tratan de objetos fríos compuestos de hielo, polvo y roca y se mantienen a esa temperatura por ubicarse lejos de las órbitas de los planetas vecinos. La mayoría orbita en el cinturón de Kuiper (más allá de la órbita de Neptuno) y en la nube de Oort (una especie de “cáscara” que engloba a nuestro sistema solar, indica la NASA).
Mientras la mayoría de asteroides residen entre las órbitas de Marte y Júpiter, los cometas se ubican en el cinturón de Kuiper y, más lejos aún, la nube de Oort. Foto: ESA
Sus órbitas y apariencia
A diferencia de las órbitas cortas y circulares de los asteroides, las de los cometas son duraderas y elípticas. Las últimas incluso pueden superar las 50.000 unidades astronómicas o UA (una UA equivale a la distancia entre la Tierra y el Sol).
Debido a ese largo viaje se han descubierto solo unos pocos de cometas (3.743, según la NASA) a comparación de los millones de asteroides detectados.
El trayecto alargado de los cometas se producen por las perturbaciones gravitatorias de cuerpos más masivos, principalmente el Sol. De esa manera, son arrastrados hasta la estrella y luego dan una vuelta alrededor de ella.
Los cometas tienen órbitas elípticas y demoran más en transitar alrededor del Sol (si es que lo logran). Las órbitas de los asteroides, en cambios, son circulares y cortas. Foto: The Planetary Society
Por otro lado, también difieren en su apariencia cuando se aproximan a la Tierra. Aunque los asteroides resisten fácilmente la temperatura del Sol, estos solo pueden ser observados con un telescopio y no a simple vista. El paso de los cometas es distinto.
Cuando su hielo se vaporiza debido al calor del Sol se forma un halo brillante alrededor del cometa y, debido a la presión del viento y la radiación solar, se desarrolla una extensa cola brillante hacia el lado contrario de su viaje. Dicha extensión incluso puede medir miles de kilómetros.
Según los expertos, el cometa Leonard adquirirá este domingo su mayor brillo cuando llegue a magnitud 4 y sea visible para el ojo humano. No obstante, no todos los cometas “sobreviven” a su tránsito alrededor del Sol, por lo que pueden desaparecer tanto en su ida como regreso.
En los últimos años, los científicos también han descubierto cometas y asteroides en otros sistemas solares más allá del nuestro, incluso otros que desestabilizan la teoría tradicional.