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Ciencia

La OMS define oficialmente a la ‘COVID-19 persistente’ como enfermedad

El nombramiento oficial de la enfermedad pos-COVID-19 permitirá estandarizar el reconocimiento de los pacientes con dicha condición, así como investigar con exactitud a qué se debe su desarrollo en algunas personas.

La 'COVID-19 persistente' afecta pulmones, corazón y otros órganos, varios meses después del contagio inicial. Foto: Antonio Melgarejo
La 'COVID-19 persistente' afecta pulmones, corazón y otros órganos, varios meses después del contagio inicial. Foto: Antonio Melgarejo

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado la primera definición clínica oficial de la enfermedad pos-COVID-19 —denominada también ‘COVID-19 persistente’— después de una consulta mundial que tiene como objetivo facilitar el tratamiento de los enfermos.

Esta patología suele aparecer “normalmente tres meses después del inicio de la COVID-19″. “Los síntomas duran al menos dos meses y no pueden explicarse por un diagnóstico alternativo”, explicó la doctora Janet Díaz, jefa de gestión clínica de la OMS.

La mayoría de los pacientes que padecen COVID-19 se recuperan completamente, aunque algunos sufren “efectos a largo plazo en su organismo, en los sistemas pulmonar, cardiovascular y nervioso, así como efectos psicológicos”. Estos efectos pueden producirse con independencia de la gravedad inicial de la infección y se dan con mayor frecuencia en mujeres, personas de mediana edad y en aquellos que mostraron más síntomas inicialmente.

Esta es la definición completa de la COVID-19 persistente, según la OMS: “La afección pos-COVID-19 se produce en individuos con antecedentes de infección probable o confirmada por el SARS-CoV-2, generalmente tres meses después de la aparición de la COVID-19 con síntomas que duran al menos dos meses y que no pueden explicarse por un diagnóstico alternativo.

Los signos más comunes son la fatiga, la dificultad para respirar y la disfunción cognitiva, pero también se pueden dar otros síntomas que suelen repercutir en el funcionamiento cotidiano del enfermo.

Los síntomas pueden ser de nueva aparición, después de la recuperación inicial de un episodio agudo de COVID-19, pueden persistir desde el inicio de la enfermedad o fluctuar en recaídas con el tiempo. No obstante, precisaron que para los niños puede ser aplicable otra definición.

Hasta ahora, la falta de claridad entre los profesionales de la salud acerca de la enfermedad ha complicado los esfuerzos por avanzar en la investigación y el tratamiento. Por ese motivo, el organismo sanitario internacional de Naciones Unidas decidió buscar una definición de caso clínico estandarizada a nivel mundial.

La doctora Díaz describió la nueva definición como “un importante paso adelante” para estandarizar el reconocimiento de los pacientes con esta condición. Afirmó que la OMS espera que “ayude al personal médico y sanitario a reconocer a los pacientes, a comenzar con los tratamientos e intervenciones adecuados y a tener claros los caminos a tomar”.

Aunque existen varias pruebas para detectar la infección inicial por la COVID-19, no hay ninguna para detectar esta afección posterior, y además aún no está claro qué lo desencadena en los enfermos.

“¿Se trata de la persistencia viral, microtrombosis o algún problema con el sistema vascular?”, se preguntó la doctora Díaz, esbozando algunas de las ideas que barajan los científicos que llevan a cabo investigaciones en este campo. “O, ¿hay problemas de autoinmunidad?, ¿o es el sistema inmunológico que está funcionando mal y que está causando algunos de los síntomas?”, concluyó.