Viuda del escritor uruguayo cuenta cómo era la vida del autor de juntacadáveres. No releía sus libros, era mujeriego y no volvió a su país para no ver envejecidos a sus amigos. Montevideo. EFE. Para Juan Carlos Onetti la literatura era “como una transfusión de sangre” que le hacía “revivir”, dijo ayer Dorothea Muhr, viuda del escritor uruguayo fallecido en Madrid el 30 de mayo de 1994, fecha de la que hoy se cumplen 15 años. Muhr, casada con Onetti casi cuarenta años, dijo a Efe en una entrevista telefónica que escribir era “algo absolutamente indispensable” para el autor de El astillero, nacido en Montevideo el 1 de julio de 1909. Precisamente, “Dolly” Muhr fue la encargada de inaugurar esta semana en Montevideo el programa de actividades del “Año One-tti”, con el que el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay rinde homenaje a uno de los máximos exponentes de la literatura hispanoamericana del siglo XX en el centenario de su nacimiento. Considerado por el peruano Mario Vargas Llosa como “el primer novelista moderno en lengua castellana”, Onetti fue un escritor “muy adelantado a su época”, que se aproximó al surrealismo “antes que Jean Paul-Sartre” y fue “el primero en introducir el tema de la ciudad en la literatura”, aseveró Muhr. Según la esposa de Onetti, aunque la frustración y el pesimismo dominan sus novelas y sus relatos, muchos de ellos ubicados en la ciudad imaginaria de Santa María, “al mismo tiempo hay en ellos una alegría de vivir”. Recalcó que el autor de El pozo tuvo una vida “normal, de persona feliz”, y consideró que alcanzó la plenitud no solo “por lo que creó en la literatura”, sino también en el amor, un terreno en el que lo describió como “muy mujeriego”. El escritor se casó cuatro veces, la última con Muhr, en 1945, y tuvo dos hijos, Jorge e Isabel, nacidos de dos de sus matrimonios anteriores. Muhr destacó “la adoración” de Onetti por los niños y recordó que “siempre decía que para ser creativo no había que olvidar la infancia”. Él se refería su niñez como un periodo “muy feliz”, en el que pasaba horas “encerrado en un gran armario de su casa, con un vaso de café, un gato y un libro. Por las noches, cuando su madre apagaba la luz, usaba una linterna para seguir leyendo. Así se estropeó los ojos”, relató Muhr. Señaló los “pocos y muy buenos amigos” que el escritor cultivó a lo largo de su vida, también en Madrid, donde fijó su residencia a partir de 1975, tras exiliarse de Uruguay con la instauración de la dictadura (1973-1985) y después de pasar varios meses encarcelado. Según Muhr, aunque Onetti “añoraba Uruguay”, uno de los motivos por los que no quiso volver a su país al retornar la democracia fue que “muchos de sus amigos habían fallecido o estaban envejecidos”. “Él también se sentía envejecido y no quería reencontrarse así con ellos y con las mujeres que había conocido a lo largo de su vida”, explicó Muhr. La viuda de Onetti contó cómo crearon un “mini Montevideo” en el piso del número 31 de la madrileña Avenida de América, donde residieron hasta su muerte y que ella aún conserva. Muhr explicó que recibían muchas visitas de amigos uruguayos, también del recientemente fallecido Mario Benedetti, quien alternó sus últimos veinte años de vida entre Madrid y Montevideo, y leían publicaciones procedentes del país, como los semanarios Brecha y Marcha. Onetti, que trabajó para Reuters en Montevideo y Buenos Aires, y escribió artículos para la Agencia Efe durante su estancia en Madrid, encontró en el periodismo “el oficio más cercano a la literatura”, señaló Muhr. Según la esposa del escritor, este nunca releía sus obras “porque decía que volver sobre lo escrito era como un perro que vuelve sobre su vómito”. “Le interesaba el presente, el momento sensual de agarrar el lápiz y escribir letra a letra, como él lo hacía”, aseveró Muhr, para quien la cualidad “atemporal” de la obra de Onetti se debe a que se nutría de “su mundo interior, no de cuestiones políticas o de la realidad del momento”. Según la viuda de Onetti, él “se daba cuenta de que lo que estaba haciendo era importante” y “no le importaba lo que había alrededor de él en relación a su escritura”. El año de juan carlos En Uruguay, el Centro Cultural de España en Montevideo iniciará en junio un ciclo de ponencias mensuales bajo el título “Bordeando Onetti”, en las que se tratarán temas como la relación del escritor con el tango y las artes plásticas, recordó hoy a Efe la directora del centro, Hortensia Campanella. Campanella, una de las principales promotoras del “Año Onetti” en Uruguay, afirmó que, quince años después de su muerte, el escritor “está más vivo que nunca”. “Hay un florecimiento de ediciones, estudios críticos, homenajes y proyección pública”, destacó Campanella, quien consideró que “afortunadamente eso traslada a Onetti a los lectores corrientes”. EL DATO Centenario. Juan Carlos Onetti nació en Montevideo, el 1 de julio de 1909; y murió en Madrid, el 30 de mayo de 1994). Vargas Llosa le acaba de dedicar un libro de ensayo: El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti (Ed. Alfaguara).