Windows 10 tiene ya más de media década siendo el sistema operativo bandera de Microsoft, y una de las constantes durante todo ese tiempo han sido las actualizaciones acumulativas. Sin embargo, estas cuentan con mala fama debido a los muchos casos de fallos y errores que han generado serios problemas para miles de usuarios.
Las actualizaciones acumulativas de Windows 10 incluyen, por lo general, cambios relativamente menores como agregado de características, parches de seguridad, etc. Lamentablemente, son uno de los aspectos más criticados del sistema, pues desde 2015 no han dejado de ocasionar reportes de todo tipo, desde leves como falta de compatibilidad hasta graves como pantallazos azules.
Hace algún tiempo, el sistema operativo no ofrecía una manera sencilla de poder tener más control sobre qué sé y qué no se instalaba desde Windows Update, pero debido a los fallos recurrentes durante muchos años, Microsoft decidió hacer su sistema más flexible en este apartado.
Hoy en día ya es posible identificar de manera rápida qué actualizaciones y parches resultan problemáticos, sobre todo a la activa comunidad que suele reportar estos incidentes con mucha anticipación. Aun así, siempre existe el riesgo de ser la próxima víctima de algún error causado por un update.
Afortunadamente, existe una solución bastante sencilla de aplicar si lo que queremos es saltarnos un parche, al menos, hasta que podamos asegurarnos de que no hay riesgos.
De esta manera, las actualizaciones enviadas por Microsoft se suspenderán por ese tiempo. Además, puedes presionar dicha opción cuantas veces quieras, lo que irá acumulando días de espera para reanudar la instalación.