¿A estas alturas qué lo diferencia más de su hijo? ¿Acaso no será la facilidad que ellos tienen para manipular una laptop, una tablet o un iPhone, aparatos que siempre han existido para ellos y que tantas dificultades tuvo usted para usar? Aquí algunas historias que le resultarán familiares y que dan cuenta de un cambio paulatino pero radical en la vida cotidiana de las nuevas generaciones.Tecnológicos.,Carlos Contreras. Al pequeño Nicolás de 8 años le gustan los temas de la banda de rock Red Hot Chili Peppers, aunque prefiere escucharlos por el YouTube y no por el minicomponente Sharp, de carcasa negra, que utilizaba su papá cuando era un adolescente. El niño está concentrado frente a la computadora. Piensa bien el ataque que emprenderá Electricman (que es controlado por él) contra sus adversarios. Solo tiene veinte segundos y quiere ganar el juego sí o sí. Aprieta el teclado como de memoria, como si hubiese nacido con esa habilidad. "¡Asu... Asu... Casi muero!", grita emocionado. Al mismo tiempo que juega virtualmente con otros chicos de Lima, también ve –en otra ventana de la "compu"– imágenes de comics que eligirá para dibujar. Incluso molesta a "Tita", su pequeña gata, que merodea cerca de él. Aprovecha lo que queda de la tarde. Ya hizo la tarea gracias al Google. "¿Por qué no usas el equipo de sonido", le preguntó. Él solo sonríe: No seas anticuado. Eso ya no funciona, dice. Busca entre las ventanas del monitor y llega al YouTube. Play y empieza a sonar el punteo de la guitarra del tema Under Bridge. En la pantalla, un guitarrista de polo a rayas maniobra su instrumento sobre unas nubes. La primera vez que Nicolás estuvo frente a frente con el YouTube fue cuando tenía dos años. Entonces su papá Gustavo Bárrig Jó, hoy con 34 años, no encontró mejor forma de mantenerlo concentrado que hacerle oír y ver las canciones de un afamado dinosaurio morado de la TV. Eso se volvió costumbre. Ya a los tres años tocaba el mouse, a los cuatro observaba atento lo que hacía papá frente al monitor, a los cinco manejaba la computadora, y a los seis la laptop y el smartphone. Estas características describen a Nicolás como un nativo digital, un término acuñado, en el 2001, por Marc Prensky, escritor y licenciado de la Universidad de Yale y Harvard. Para él, los nativos digitales son todos aquellos que nacieron cuando ya existía la tecnología digital y la tuvieron a su alcance en el hogar, en el colegio y en los lugares de recreación. "Se han formado usando la particular lengua digital, de juegos de ordenador, video e internet". El padre de Nicolás no entiende cómo hacen los niños de ahora para manejar con tanta facilidad los aparatos, que a él le cuesta controlar. En sus tiempos todo era diferente y no había juegos "tan locos como ahora". Se acuerda que antes iba junto a sus amigos hasta las tiendas de la avenida Arenales para alquilar los casetes de los videojuegos de su época. Ya con el material en la mano, les era difícil descifrar los trucos. "Ahora es como si llevaran un chip en la cabeza". Desde hace un año su hijo tiene una cuenta de Facebook, gracias a su tía que le creó una mintiendo sobre su edad. Ella es la única amiga que tiene Nicolás en esta red social. Su caso es similar al de otros 5 millones de infantes de todo el mundo que tienen un perfil solo para obtener aplicaciones de juegos. Nicolás responde que es lo lo mismo para él manejar una iPad, una tablet, un MP4, un DVD, o un Play Station 2 ó 3, en fin, cualquier otro aparato electrónico. Todo le resulta fácil. Está en el tercer grado de primaria y le gusta leer, pero no libros sino en una tablet. Mientras juega, mi compañero fotógrafo Alberto Pereira le pide un momento la computadora. “Espera, la paso (el nivel del juego) y te la doy, ya...”. Antes de soltar la máquina, nos hace una confesión: “Saben qué... No me los imagino de niños, sin computadoras”. Luego continúa entretenido, esta vez en el Smartphone de su papá. Javier Albarracín es experto en nuevas tecnologías, creador de la productora Inventarte, y padre de dos nativos digitales. Para él, esta nueva generación busca todo por la red. Son fanáticos de los gadgtes (dispositivos electrónicos pequeños), e incursionan en la tecnología por medio de los juegos y la música, "que son su primer nivel de aprendizaje". Si bien conocen muchos detalles sobre cómo funciona la tecnología, tampoco son genios, precisa Albarracín. La tecnología es una parte inseparable de sus vidas, y no le tienen miedo porque siempre ha existido para ellos. No ocurre lo mismo con sus padres y abuelos, los denominados "inmigrantes digitales", que nacieron antes del auge de la tecnología y están atados a una lengua diferente a la que utilizan los nativos digitales. ESTEFANÍA Y SU IPOD En el iPod ultradelgado que tiene entre sus manos Estefanía, de 14 años, cuenta con Facebook, para chatear con sus amigos y colgar sus fotos; MP3 para escuchar música; almacenamiento USB para guardar información y archivos; e internet para las demás actividades que ella considera importantes. No necesita de más aparatos. Todo lo lleva en su bolsillo. Y si bien tiene problemas para ver sin lentes, puede vivir sin ellos si los olvida. Lo que no soporta cuando sale es olvidar su iPod en casa. Si eso sucede su día se torna "recontraaburrido". La mayor parte del tiempo, hay dos audífonos cubriendo los oídos de Estefanía. Cada diez minutos fisgonea el internet del iPod o está –como ella dice– "feisbukeando" (una palabra sugerida a la Real Academia Española para considerarla como un verbo). No necesita llamar para comunicarse, todo lo hace por chat. –Ya le he dicho que no acepte a cualquiera que la invite... –reniega Jessica, la madre de Estefanía–. Cómo es, ¿no? Antes nosotras entregábamos nuestros Slam (de preguntas) solo a nuestros amigos. A nadie más. Igual era con el álbum de fotos. Ahora, es distinto, se ha perdido toda la privacidad. Eso es un gran peligro. Cada vez que Jessica, 39 años, contempla a su hija escuchando música se le viene a la mente su época de adolescente cuando grababa sus canciones favoritas en un casete. Permanecía atenta al pie de la radio y cuando anunciaban un tema que le gustaba, apretaba "Record", un botón rojo que lo grababa todo. Luego, retrocedía la cinta con un lapicero introducido en los agujeros del casete, y escuchaba feliz. Ahora no es así, todo es más práctico. Estefanía aprendió a manejar la computadora a los 10 años y desde hace dos años tiene su iPod. Aún no se interesa por otro gadget. ¡Ah!, ella no practica deportes. RED EN EL BOLSILLO Al oír el término "nativo digital", Juana Pinzás, psicóloga educacional de la PUCP, alza la voz y enfatiza que ellos viven casi siempre conectados a la red y provienen de hogares de clase media o alta. "Llevan una red tecnológica en los bolsillos", resalta. A menudo se desconectan de la realidad y su entretenimiento se torna violento: el héroe virtual es en verdad un antihéroe en la vida real. Un nativo digital maneja un lenguaje informal, explica Pinzás, y eso no está mal, el problema es que el contexto de esta comunicación se confunde. La tendencia es a abreviar las palabras y las frases, escribir poco y recibir una respuesta inmediata. Esa es otra característica de los niños y adolescentes que tienen la tecnología a la mano, según Pinzás. "Como el nativo digital se ha acostumbrado a la recompensa y el logro inmediato, le es muy extraña la lectura. Cuando uno lee, se esfuerza, y como ellos han nacido conectados y solo aprenden a manejar máquinas, les resulta desagradable leer, ya que no les brinda una retribución", dice. César Mauricio es docente de la Facultad de Comunicaciones de la USMP y tiene un hijo de 8 años con quien comparte un momento agradable gracias a un juego virtual. Él cree que aún existe un grupo de jóvenes que se muestran indiferentes a la tecnología: "lo toman solo como un juego y no saben que esto es el futuro". Mauricio advierte que se ha satanizado a los juegos en línea, y se soslaya que hay algunos que generan vínculos en la familia. "No se puede negar la presencia de la tecnología en nuestra vida". Albarracín concuerda con Mauricio: los padres deben regular el uso de la tecnología. Si bien existe el riesgo de que sus hijos tiendan a aislarse, y tengan problemas de socialización, creen que es una tarea del padre cambiar eso. "Yo prefiero tener a mi hijo en casa seguro, que en la calle que se vuelve cada vez más peligrosa", dice Albarracín, y luego sentencia: "una cosa es ser permisivo y otra estúpido". ¿INMIGRANTES? Los inmigrantes digitales nacieron antes de los 90', es decir, en la era predigital. Su estructura mental está moldeada por los procesos paso a paso. Siguen instrucciones, y resuelven un problema a la vez. Su aprendizaje se basa en conocimientos preadquiridos. El profesor Prensky expone las diferencias entre uno y otro, y reclama de los educadores nuevas formas de enseñar para conectar a los alumnos con su propio proceso de aprendizaje. ENFOQUE Mary Yamamoto Experta del tema Se llenan de datos, pero no los retienen Diversos estudios han demostrado que los nativos digitales tienen la facilidad de trabajar 2 o 3 actividades al mismo tiempo (una configuración psicocognitiva diferente). Son por eso muy sensibles al cambio. Hoy en día pueden revertir una cita o una reunión a última hora. Es común para ellos. Cuando no hallan la comodidad y facilidad inmediata que ofrecen los aparatos se frustran rápidamente. Los nativos digitales realizan poco trabajo de memoria porque dependen mucho del equipo. Se llenan de datos pero no los retienen. No están trabajando la motricidad fina. Es necesario que los estudiantes de ahora no se olviden de practicar deporte, tocar un instrumento o desarrollar actividades que los ayuden a descubrir para qué son buenos sin necesidad de utilizar un aparato. Los padres deben manejar este tema con mucho tino. No dejemos que tanto aparato electrónico se coma la vida de nuestros hijos.