A pocas horas de la Navidad, miles de personas acudieron a Mesa Redonda, el Mercado Central y Gamarra para realizar sus compras de último momento, lo que desbordó las calles en un día caluroso.
En las primeras horas de la mañana, Mesa Redonda lucía con pocos compradores, pero a partir del mediodía y en horas de la tarde hubo aglomeración. La gente caminaba con dificultad en medio de los ambulantes, llamadores y carretilleros.
Todo ello ante la presencia de serenos, fiscalizadores y policías, que poco podían hacer para mantener el orden.
Y el caos en Gamarra no fue distinto. El comercio ambulatorio y el intenso tráfico vehicular fue un gran desafío para los compradores y comerciantes.
Al igual que en Mesa Redonda, no se pudo evitar la presencia de ambulantes que ofrecían sus productos como muñecos capibaras, bolsas, juguetes, carteras, ropa. Los carretilleros, por otro lado, ocupaban los pocos espacios libres, lo que dificultaba el paso.
La Municipalidad de Lima instaló rejas fijas en varios puntos de acceso a Mesa Redonda con el fin de controlar el comercio informal. Sin embargo, los ambulantes encontraron otras formas de continuar sus actividades.
El comandante de los bomberos Luis Pérez advirtió que Mesa Redonda sigue siendo una bomba de tiempo, pues la falta de controles efectivos, el hacinamiento y la existencia de almacenes en edificios inadecuados agravan el riesgo de un desastre.
Además, las calles están saturadas de ambulantes y las rejas dificultan el pase de las unidades de bomberos o ambulancias. Solo queda rezar.