Los vecinos de Nueva Esperanza, en Piura, enfrentan una crisis de agua que los ha llevado a cavar huecos frente a sus casas. A pesar de los altos recibos, el servicio es intermitente y deficiente. Desde hace meses, los vecinos de este sector padecen cortes constantes en el suministro de agua, lo que ha generado un clima de desesperación. La situación se ha vuelto insostenible, pues los residentes buscan soluciones extremas para acceder al recurso hídrico.
La falta de agua ocasiona que los vecinos tomen medidas desesperadas. Foto: Maribel Mendo
En ese sentido, Hernán Berrú, presidente de la Junta Vecinal (Juveco), señala que cerca de 37 mil personas se ven afectadas por esta problemática. "Uno no puede bañarse, cocinar, lavar, no se puede vivir sin agua", enfatiza el dirigente, quien ha sido portavoz de las quejas de la vecinos de la zona.
El desabastecimiento de agua en Nueva Esperanza no es un fenómeno reciente. Según el presidente de la junta vecinal, Hernán Berrú, el problema comenzó hace dos años, cuando la motobomba del pozo principal se averió. "La han venido a arreglar varias veces hasta que hace veinte días ya no pudo más", explicó en diálogo para La República. Esta situación ha llevado a que los vecinos se vean obligados a cavar huecos de más de un metro de profundidad en busca de agua.
Vecinos cavando en pozo ante falta de agua. Foto: Maribel Mendo
La falta de un suministro adecuado ha llevado a que las familias no puedan realizar sus labores diarias con normalidad. "Por la falta de agua envían una cisterna, pero es insuficiente, además el agua no es tratada", lamenta Berrú. Esta situación ha generado un riesgo adicional, ya que muchos de los vecinos son adultos mayores que cargan baldes y pueden caer en los huecos que han cavado.
Ante esta crisis, Berrú ha hecho un llamado urgente a las autoridades para que aceleren el proyecto de agua y alcantarillado para los 105 asentamientos humanos de la zona. Además, solicita una reestructuración en la directiva de la empresa prestadora de saneamiento, EPS Grau, para que se tomen medidas efectivas que garanticen el acceso al agua potable.
La situación en Nueva Esperanza es un claro ejemplo de cómo la falta de infraestructura y mantenimiento puede afectar la calidad de vida de miles de personas. Los vecinos continúan esperando respuestas y soluciones que les permitan recuperar un servicio básico y esencial para su bienestar.