En las últimas semanas, el Mercado Mayorista de Santa Anita, uno de los principales centros de abastecimiento de Lima, ha estado en el foco de una alarmante noticia sobre la seguridad alimentaria. Un estudio llevado a cabo en el marco del Tercer Monitoreo Ciudadano de Pesticidas en los Alimentos reveló niveles preocupantes de pesticidas en varios alimentos, destacando la cebolla china, cuyos residuos químicos exceden en un 10.900% los límites permitidos.
La presencia excesiva de estos químicos ha generado serias preocupaciones sobre la inocuidad de los productos que se comercializan en los mercados peruanos, poniendo en alerta a las autoridades y consumidores.
El Tercer Monitoreo Ciudadano de Pesticidas en los Alimentos evaluó más de 60 muestras de alimentos en cinco mercados de abastos del Perú, incluyendo Santa Anita, Huánuco, Cusco, Arequipa y Huaraz. Los resultados revelaron que el 47% de los alimentos recolectados no eran aptos para el consumo humano debido a la presencia de agroquímicos por encima de los límites máximos permitidos, como se detalla en los documentos revisados.
Uno de los casos más alarmantes fue el de la cebollita china en Santa Anita, donde se detectaron hasta nueve tipos de pesticidas diferentes en una sola muestra, destacándose el fipronil, un químico prohibido en la Unión Europea y varios países de Latinoamérica debido a sus efectos nocivos sobre la salud, en particular en la población infantil. Además, se hallaron trazas de bifentrina, clasificada como posible carcinógeno humano por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos.
La exposición prolongada a los pesticidas presentes en los alimentos puede tener serias consecuencias para la salud. Los agroquímicos detectados en el estudio, como la bifentrina y el fipronil, están asociados con problemas respiratorios, daños en el sistema inmunológico y reproductivo, así como un mayor riesgo de desarrollar cáncer. La cebolla china, junto con otros alimentos como el apio y el pimiento, ha sido uno de los productos más afectados, con niveles de contaminación extremadamente altos.
Además, el clorpirifos, un pesticida prohibido en Perú desde agosto de 2024, sigue siendo detectado en algunas muestras, lo que refleja la falta de control sobre su uso en los campos de cultivo del país. Este químico, según estudios internacionales, puede afectar el desarrollo cognitivo en niños y está relacionado con problemas neurológicos.
Ante la gravedad de la situación, las autoridades han comenzado a tomar medidas para mejorar la fiscalización de los alimentos que llegan a los mercados. El Servicio Nacional de Sanidad Agraria del Perú (Senasa) realiza controles, decomisos de material no permitido, muestreos en los campos de cultivo y puntos de venta, con el objetivo de eliminar progresivamente el uso de estos pesticidas en el país. Sin embargo, uno de los principales desafíos sigue siendo la trazabilidad de los productos, ya que en muchos casos los alimentos llegan a los mercados sin un control adecuado desde su origen.