Un devastador accidente fluvial ocurrió el pasado domingo en la confluencia de los ríos Nanay e Itaya en Loreto, dejando un saldo trágico de cuatro mujeres fallecidas, entre ellas, una madre y su hija de cinco años. El yate apodado "Rápido", que regresaba de Mazán a Iquitos, sufrió un naufragio al chocar con un banco de arena provocado por la sequía, lo que sumió a la embarcación en las aguas.
Entre las víctimas se encontraba Daniela Manuela Pérez Panduro, de 32 años, una mujer muy querida en la comunidad de Mazán, donde había sido coronada como "Señora Mazán" apenas un día antes del incidente. Junto a ella, su hija menor, de cinco años, también perdió la vida. Ambas quedaron atrapadas en el baño del yate, sin posibilidad de escapar debido a que no llevaban puestos los chalecos salvavidas, situación que complicó su rescate.
La familia de Daniela Pérez, devastada por la pérdida, informó que la mujer presentaba golpes en el muslo, lo que sugiere que luchó desesperadamente por abrir la puerta del baño y salvar a su hija. Trágicamente, fue encontrada abrazando a la pequeña cuando los equipos de rescate llegaron al lugar.
En el yate viajaban 20 pasajeros, de los cuales solo aquellos que sabían nadar y portaban chalecos salvavidas lograron salvarse. A pesar del esfuerzo por auxiliar a las personas que cayeron al agua, el accidente dejó cuatro víctimas mortales. Las otras dos fallecidas fueron identificadas como Figy Lucía Pérez López, de 22 años, una estudiante universitaria que regresaba a Iquitos para retomar sus estudios, y Gisela Panduro Piña. Ambas habían viajado para participar en las festividades del aniversario de Mazán.
Los cuerpos de Daniela Pérez, su hija y Figy Pérez fueron trasladados a Mazán, donde la comunidad, entre lágrimas, se ha reunido para despedirlas. Este triste suceso pone en evidencia una vez más los peligros que enfrentan los viajeros en la Amazonía peruana, especialmente en épocas de sequía y con el uso de embarcaciones que no siempre cumplen con los estándares de seguridad necesarios.
La Marina del Perú, cuyo yate acudió al auxilio tras escuchar los gritos de los sobrevivientes, sigue investigando las causas del naufragio. Mientras tanto, la comunidad local exige mayor control y medidas de seguridad para evitar que tragedias como esta se repitan en el futuro.