El pasado sábado por la tarde, un grupo de vecinos de San Juan de Lurigancho protagonizó un intenso enfrentamiento al intentar destruir un muro que impedía el paso peatonal en su comunidad. La construcción del muro, destinada a ampliar una pista en la parte superior del barrio, desató la ira de los residentes de la parte inferior, quienes afirmaban que dicho espacio les pertenecía.
El conflicto se originó cuando los vecinos de la parte superior decidieron colocar el muro para ganar espacio adicional, argumentando que beneficiaría principalmente a los niños que juegan en la zona. "Más que todo por los niños, ya que hay bastantes que corren y juegan, por lo que queremos un poco más de espacio. Sin embargo, la señora de acá no nos permite hacer el muro", expresó una de las vecinas afectadas.
La tensión llegó a tal punto que efectivos de la PNP tuvieron que apersonarse al lugar para evitar que la situación escalara. Durante la intervención, diez personas fueron detenidas y trasladadas a la División de Asuntos Sociales en el distrito del Rímac. Entre los detenidos se encontraban varios padres de familia, quienes lamentablemente no pudieron celebrar el Día del Padre junto a sus hijos.
Entre los implicados en el altercado se encuentra una profesora, quien además es dueña de un colegio ubicado en la parte inferior del área en disputa. Su oposición al muro ha sido una de las principales causas de la confrontación. Medios locales intentaron contactar con ella, pero hasta el momento no ha dado la cara ni alguna declaración sobre lo sucedido.
Los residentes afectados por el conflicto aseguran que esta situación no es nueva y que ya había sido reportada a las autoridades en repetidas ocasiones, sin que estas tomaran medidas al respecto. Su falta de acción habría contribuido al aumento de las tensiones entre los vecinos, llevando a este desenlace violento.
Mientras tanto, la comunidad de San Juan de Lurigancho sigue esperando una resolución justa que permita convivir en armonía y que garantice la seguridad y el bienestar de todos sus habitantes, especialmente de los niños que utilizan el espacio para sus actividades diarias. Las autoridades locales están bajo presión para abordar y resolver este conflicto vecinal de manera definitiva.