Isela Nazario tenía casi cuatro meses de gestación cuando los médicos detectaron que uno de los riñones de su bebé no funcionaba. Esa primera alerta no sería la última. Solo tres meses después le comunicarían lo peor: su pequeño Thiago tenía ambos riñones multiquísticos, lo que le ocasionaba una insuficiencia renal crónica.
Para Isela, este fue el comienzo de una larga lucha para que su hijo pueda tener un donante. Con solo unos meses de nacido, Thiago pasó varios exámenes para que ella conozca el estado de sus riñones. Entonces, le informaron que requería un trasplante. “Lo puse en lista de espera. Ahí estuvo por dos años”, contó a La República.
Si bien aparecieron donantes, ninguno fue compatible con Thiago. En medio de la desesperación, la madre se volvió la donante gracias al personal del Hospital del Niño, quienes le mencionaron que podría ser la donante viva.
“Me dijeron que el padre podría hacerlo, pero les dije que yo quería ser la donante. Ahí me empezaron a realizar los estudios”, recuerda Isela.
Ángel. Dra. Benavides con otro de los pacientes operados. Foto: difusión
El 9 de diciembre, Isela realizó el mayor acto de amor por su hijo de 6 años, Thiago, y le donó unos de sus riñones. Hoy, Thiago está de vuelta en casa y pasará la mejor Navidad de su vida gracias a su progenitora.
“Mi hijo mayor ahora le pregunta a Thiago: ¿Qué tienes de mamá? Y él responde: el riñón que mi mamá me dio”, expresa emocionada.
Jorge, con solo 12 años, estuvo en lista de espera por un riñón por largos cuatro años. Él, desde que tenía dos años, fue detectado con la misma enfermedad que Thiago: riñones poliquísticos.
Pero gracias a la donación de un paciente, él hoy está en su hogar de Huacho, donde también recibirá una Navidad diferente junto a su familia. “Ambos niños tienen una fortaleza tremenda y seguro seguirán adelante”, señala Melva Benavides, jefa de Donación y Trasplante del INSN de San Borja.
A la fecha, al menos 28 niños esperan un trasplante dentro del INSN de San Borja, siendo el de mayor prioridad el riñón.
En el Perú hay casi 2 donantes por cada millón de habitantes, cifra que se debe revertir.