Es la primera vez que Marta Jiménez Serrano (Madrid, 1990) pisa tierra peruana. Aunque luces del país le dio César Vallejo, uno de sus poetas de cabecera, y el cuentista Julio Ramón Ribeyro. Hizo una investigación sobre el vate peruano. "Me interesa mucho la literatura peruana", confiesa. La escritora española llegó al Hay Festival Arequipa con una reciente publicación bajo el brazo: "No todo el mundo", que tuvo muy buena acogida en España. Se trata de 14 cuentos donde aborda las relaciones de pareja y sus complicaciones actuales como el dinero, el sexo y otros.
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–¿Es difícil escribir en estos tiempos de las relaciones de pareja?
– Sí. Es un tema complicado. El amor, por un lado, no ha cambiado nada. Hay una parte muy esencial del sentimiento que la seguimos viviendo igual. Si uno lee poemas de Catulo (poeta latino) o de Safo (poetisa griega) aún se siente identificado. Por otro lado, el contexto ha cambiado muchísimo, las relaciones de pareja han cambiado. Pero nunca tuve la sensación de estar enfrentándome a un tema, porque nunca dije voy a escribir sobre esto. Escribo sobre cosas que me interesan, no fue un planteamiento a priori.
¿Qué ha cambiado con el contexto de las relaciones?
Mucho, cómo nos organizamos socialmente. El papel de la mujer en la sociedad ha cambiado, y eso afectó a la pareja, la heterosexual en concreto. Pero me interesa mucho esa dualidad del amor. Por un lado, está la organización de la pareja, totalmente distinta a la de hace 50 años, que tiene nuevas consideraciones de qué es el matrimonio, la familia. La mujer se ha incorporado al mercado laboral, los anticonceptivos se han democratizado, hay muchos cambios en la sociedad que hace que también cambie la pareja. Pero, por otro lado, seguimos poniéndonos nerviosos cuando vamos a ver a alguien que nos gusta o tristes cuando nos dejan. Eso no ha cambiado. Esa dualidad es la que interesa.
–¿Qué tanto cambió el rol de la mujer?
– Antes había unos roles muy definidos, la mujer se tenía que encargar del cuidado de hijos, de ser madre, de lo doméstico. Ahora estamos aspirando a una mayor simetría. Tanto el hombre como la mujer salen a trabajar y ambos están intentando de encargarse, pues de la educación de los hijos.
La escritora Simone de Beauvoir señaló que la maternidad era un impedimento para que la mujer trascendiera.
– Claro, la maternidad era un yugo en épocas pasadas. Si compartimos las responsabilidades en la pareja, creo que la maternidad no tendría por qué paralizar a la mujer.
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–¿Estos nuevos roles trastocan las relaciones?
Totalmente. Ya no hay roles diferenciados, sino que cada uno comparte los mismos roles y estamos adaptándonos. Hay un desfase en lo que hemos heredado de los abuelos y lo que estamos intentando hacer nosotros.
–¿El internet ha cambiado las relaciones de pareja?
– Internet ha cambiado el mundo. Es verdad que el mundo se hizo muchísimo más grande, ahora mismo podemos enamorarnos de alguien que vive en Australia y, en ese sentido, las opciones de pareja se han multiplicado, pero también las opciones de consumo. Internet ha afectado a la pareja en la medida que ha afectado al mundo en general. Tampoco creo que haya implementado dinámicas concretas.
–Se han disparado aplicaciones para conseguir compañía como Tinder. ¿Qué más podría venir?
Las aplicaciones de ligar hacen más fácil buscar pareja, no más fácil encontrarla. Es verdad que uno puede entrar ahí y ver, por eso digo que se han multiplicado las opciones. Al final creo que los mecanismos que se usa cuando se busca pareja, no se han visto afectados por internet.
–¿Qué opinas de ese enfrentamiento de quienes ven a las redes sociales como una cosa fría para comunicarse, con los que prefieren una conversación presencial?
– Prefiero las conversaciones cara a cara, pero también es cierto que internet es un buen medio para relacionarse. Paso grandes temporadas lejos de mi pareja y me ayuda mucho hacer un Zoom y hablar con él. No creo que internet sustituya la relación humana, pero creo que es un gran medio de comunicación.
–¿Tienes alguna definición que te guste del amor?
– En este libro "No todo el mundo", hay un momento en que un narrador dice: 'acaso el amor sea más que la capacidad de que la conversación siga siendo siempre interesante'. El amor es lo contrario de estar con el piloto automático. Es seguir escuchando al otro con atención, con capacidad de sorpresa y no estar en inercia. Me hace gracia, porque en el libro anterior dije que el amor era compartir el mismo espacio haciendo cosas distintas.
–¿Cuál es tu visión de las relaciones humanas en el futuro? ¿Es apocalíptica?
Confío mucho en los afectos para salvarnos del futuro. El cambio climático ya está aquí, creo que hay muchas cosas que tendremos que replantear en el futuro. El progreso tecnológico nos ha pasado por encima. Para que tenga fe en el futuro debe haber afectos. Sin eso no se puede.