Arequipa. Diversos analistas le dan una mirada a la masacre ocurrida en Perú tras el golpe de Castillo y asunción de Boluarte. Son 28 ensayos reunidos en el libro Estallido popular, protesta y masacre en Perú , 2022-2023. Los
historiadores Homero Quiroz y Gustavo Montoya compilaron los trabajos de Sinesio López, Héctor Bejar, Natalia Sobrevilla, Luis Nieto, entre otros.
–¿Cómo explican la magnitud de las protestas?
– Las protestas tienen un carácter nacional y político. (La presidenta) Dina Boluarte decía no entender qué es lo que quieren, qué reclaman. No estuvieron reclamando agua, desagüe, el cierre de una minera. No hay una intención de entender las protestas. Saben que se lucha por la representación política nacional por un lado, y por otro, la renuncia de Boluarte. También hay un aliciente, el cambio de la Constitución, de que el país debe ser atravesado por un nuevo pacto social, donde esté garantizado una mejor condición de vida.
–La explicación que más tiene a la mano el Estado es que son regiones desatendidas. ¿Con que tengan mayor apoyo se puede apaciguar al país?
– No creo que con dar mejor calidad de vida se calme todo. Es algo más estructural. El Perú de la actualidad no es de los noventa, ha cambiado (…) A pesar de tener condiciones económicas mejores, en términos sociales, no podemos decir que estamos mejor. No depende de poner plata a determinada región. La población está re-
clamando otra cosa. Un nuevo pacto social que, además de permitir el desarrollo, permita mejores condiciones sociales y un mayor representación política. Es una puja política.
– Amnistía Internacional en su informe habla de un "racismo letal" como ingrediente fundamental en las muertes. La mayor cantidad de ellas ocurrieron en regiones, ¿tiene que ver algo con esta discriminación?
– No me queda ninguna duda. En el Perú, el racismo es constante. El uso de la violencia estatal y la facilidad con que los militares usan el gatillo contra la población. También se sustenta en la discrimianación a los pobladores. Si hubiera una protesta en San Isidro (Lima), estoy seguro que nadie sería asesinado. Un solo muerto por todas las protestas en Lima y 19 asesinados en un solo día en Juliaca.
–¿Hay responsabilidad de la clase política que nos gobierna?
– La clase política que nos representa ha sido históricamente la misma. Hubo momentos en que cambiaron los rostros, como Alejandro Toledo, el mismo Pedro Castillo. La oligarquía política peruana tiene esa característica, no permitir cambios en el aspecto económico. No se quiere el combate de monopolios o oligopolios, generar mayores impuestos, que no abusen de la población, que no contaminen el ambiente. Por que ahí está el negocio.
–¿Se puede llegar a consensos, en un país con alta desaprobación de la presidenta, Congreso, con denuncias de capturas de instituciones públicas?
– No pueden haber cambios si no consideramos a las comunidades, el mundo obrero, trabajadores, campesinos, que representan el grueso de la población. Solo llegamos a consensos entre políticos tradicionales que están en descomposición. La captura de instituciones del Estado no es una apuesta de Boluarte y del premier Otárola, es más bien un objetivo de los grupos conservadores del Perú.
–La crítica al pedido de nuevas elecciones es que sigamos eligiendo mal y nuevamente estemos en un círculo vicioso.
– La solución no son las elecciones. Sin embargo permiten a un grupo social que tenga más representación en el Congreso por ejemplo. El aspecto macro es el cambio de la Constitución, pero no por un artículo. Es en realidad un nuevo pacto social que permita que la población discuta, debata. Probablemente con nuevas elecciones tengamos un peor Congreso pero eso no depende de la población.
–Se han reducido las marchas, ¿Podríamos volver a una convulsión social?
– No creo que haya una estallido con esa fuerza. Uno, por el terror del Estado que generó miedo para protestar. Hay gente perseguida por la Fiscalía. Si tu abres procesos a todos los dirigentes obviamente haces retroceder el descontento.