Sixto Medina, de 67 años, percibió una explosión cuando se iba a dormir la madrugada del sábado último. “Era como una potente detonación de dinamita, pero luego supe que era algo mucho peor”, recuerda. Lo que escuchó ocurrió en las entrañas de las montañas del centro poblado de Ispacas, distrito de Yanaquihua, provincia arequipeña de Condesuyos, por donde existe actividad minera.
“Esas minas tienen un poco más de un kilómetro de profundidad y contaban que podía explotar en cualquier segundo”, dice Medina, quien fue minero por 40 años. Por fortuna, en todo ese tiempo no le ocurrió nada grave en el socavón.
Lamentablemente, eso sí le sucedió a 27 mineros que murieron el sábado último mientras realizaban perforaciones en la unidad Esperanza I, de la empresa Yanaquihua.
Fallecieron 23 perforistas, dos motoristas, un peón y un supervisor, naturales en su mayoría de Puno, Arequipa y Cusco. También había uno de Lima y otro de Junín (ver lista).
“Nunca vi algo así, se lo juro”, dice Medina.
Lista de fallecidos:
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La explosión que se convirtió en un incendio y en una densa humareda ocurrió cuando los 27 trabajadores apenas empezaban su turno nocturno.
Algunos de ellos llevaban solo meses trabajando allí, pero la mayoría había visto a sus padres y hermanos dedicarle su vida a la extracción de oro.
Una de las víctimas era Marcelino Calcina Mamani, un perforista que llegó hace cinco meses a la mina. Hasta antes de la pandemia del COVID-19 estuvo laborando en la misma empresa y tuvo que ausentarse por la emergencia sanitaria.
“Mi padre toda la vida trabajó en minas formales, nunca tuvo accidentes graves; esta vez le confesó a mi madre que las condiciones laborales no eran las adecuadas. También le hizo saber al administrador, pero este no le dio importancia”, reveló una hija de Marcelino mientras consolaba a su desesperada madre en la puerta del campamento minero.
De acuerdo con las investigaciones preliminares, la emergencia habría sido provocada por un cortocircuito a unos 100 metros del ingreso al socavón.
El fuego, al parecer, se propagó con celeridad por las columnas y vigas de madera que sostienen el yacimiento para la extracción de oro, e impidió que los mineros puedan salir antes de que ocurriera una tremenda explosión. Habrían fallecido asfixiados y calcinados.
Socavón. Trabajadores de la mina trabajaban en estas condiciones. Se espera justicia. Foto: difusión
Según el alcalde de Yanaquihua, James Calcino, el dueño de la mina, Esteban Huamaní Urday, se dirigió a la comisaría del distrito para solicitar ayuda y recuperar a las personas que estaban atrapadas a 500 metros del ingreso al socavón.
Precisó que tres trabajadores habían logrado salir con vida, aunque con lesiones leves. Pero ayer en la mañana el fiscal Giovanni Matos confirmó la muerte de los 27 mineros.
El general Ghino Malaspina, jefe de la IX Macro Región Policial de Arequipa, señaló que 12 rescatistas llegaron a la zona, pero varias características hicieron muy difícil entrar para buscar a los cuerpos: una de ellas era los focos de incendio y también el aire tóxico que se mantenía en la mina. Yanaquihua está a tres horas del distrito de Aplao y a cinco de Arequipa.
Por su parte, el gobernador regional Rohel Sánchez pidió la presencia de la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil).
“Lo que ha manifestado el fiscal es que necesita la presencia de un representante de la Sunafil para verificar las condiciones laborales”, indicó. Por la tarde, la Sunafil confirmó que ya había coordinado con el Gobierno regional para verificar el cumplimiento de la normativa sociolaboral de la empresa.
Desde que salió el sol, los familiares de los mineros, hombres y mujeres, vestidos con ropa gruesa para defenderse del frío andino, observaban desde lejos el ingreso de los brigadistas que iban a realizar las operaciones de recuperación de los cuerpos.
“No he podido decirle a mi mamá lo que pasó”, manifestó la hermana de uno de los fallecidos después de una noche sin dormir. Las autoridades no han dicho si la mina falló en cumplir con los protocolos. “Queremos que se haga justicia, que esta empresa (Minera Yanaquihua) sea sancionada”, repetían.
Tristeza. Esposa e hija de minero Marcelino Calcina. Foto: difusión
Hasta las 5:30 p.m., los rescatistas habían sacado 12 cuerpos del socavón, pero no pudieron trasladarlos a la morgue porque el helicóptero del Ejército tuvo que retirarse de la zona debido a que no tenía visor nocturno. Se supo que hoy iban a continuar las labores. “La demora de la diligencia se da porque no hay oxígeno suficiente para el rescate dentro de la mina”, contó un oficial a cargo.
Anoche también se permitió el ingreso de un familiar por cada fallecido hasta la boca del socavón para la identificación de cadáveres. En las partes altas de la mina había más deudos.
La minera informó que pertenecían a una empresa contratista especializada en servicios mineros y dijo que otros 175 trabajadores fueron evacuados y se encuentran fuera de peligro.
Según estadísticas del Ministerio de Energía y Minas, se conoció que esta tragedia tiene el mayor número de fallecidos en un solo accidente minero, al menos desde el 2000; lo que quiere decir que desde hace 23 años no se registraba un siniestro como estos.
La Presidencia y la PCM expresaron sus condolencias a los familiares y al pueblo de Arequipa por la muerte de los 27 mineros en Yanaquihua. Agregaron que los ministerios del Interior y Defensa trabajaban para el rescate de los cuerpos. Pero no dijeron nada sobre la fiscalización.
Llegada. Familiares llegaron a la zona alta de la mina, y no pudieron entrar hasta el socavón. Foto: difusión
Enfoque. Karina Garay Tapia, abogada y exfiscal
En las empresas mineras, además de la fiscalización y los compromisos ambientales, se tienen que controlar las condiciones de trabajo y de salud. Esto no está haciendo hoy el Estado en ningún tipo de minería: formal, artesanal, informal e ilegal. No existen garantías de que se cumplan los derechos laborales y de salud, porque el Estado no lo hace, sino que solo da autorizaciones.
Por eso, es importante la labor del Ministerio de Energía y Minas, que es la cabeza de todo y debe trabajar junto con las carteras de Trabajo y de Salud. Muchas veces, los controles se enfocan solo en las oficinas y esto no debe ser así; hay otro tipo de trabajo donde hay riesgos, en el que quienes extraen oro están expuestos al mercurio. Nadie se preocupa por la salud de los mineros.
Las empresas mineras formales tienen que realizar actividades de control ambiental; así como las indispensables para garantizar la seguridad de las operaciones, teniendo como prioridad el entorno social. En estas circunstancias, deben cumplir estrictas medidas para salvaguardar la salud de sus trabajadores, los mismos que están en condiciones de aislamiento natural.
Las empresas mineras manejan elevados estándares de salud y seguridad, y tienen al personal con el conocimiento, la experiencia y la infraestructura para implementar controles, pero no siempre son supervisadas por el Estado. Hay responsabilidad de diversos organismos y se tiene que sancionar.
Infografía - La República