La capital se ha convertido en el escenario de una guerra a muerte por la supremacía criminal. Es un conflicto que cada año suma más víctimas. En 2022, se registraron 700 homicidios por arma de fuego o arma blanca. De ese número, 367 fueron crímenes por encargo o sicariato. Es decir, más de la mitad (52,42%).
La mayor parte de este tipo de homicidios se produjo en San Juan de Lurigancho (71), San Martín de Porres (46) y Ate (35). Los asesinatos por sicariato cometidos en estos 3 distritos representan el 41,41% del total de todo Lima, de acuerdo con cifras de la Policía Nacional a las que obtuvo acceso La República.
La tendencia no ha variado mucho entre enero y abril de este año. En este periodo, los homicidios por arma de fuego y arma blanca fueron 220. De este número, 118 casos fueron asesinatos por sicariato: el 53,63%. Lo que indicaría que al final del año, los homicidios por encargo podrían superar las cifras de 2022.
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De enero a abril de 2023, Ate (20), San Juan de Lurigancho (19) y Villa María del Triunfo (12), sumaron 51 casos de muertes por sicariato: el 43,22% del total.
Pero hay una diferencia entre 2022 y lo que va de 2023: los escenarios distritales que escogen los criminales son cada vez mayores. Un ejemplo. En 2022, en el distrito de San Miguel se reportaron 2 asesinatos por sicariato. Y en 2023, un total de 7 casos.
Hay otro detalle a tomar en cuenta: los homicidas ya no temen actuar en plena luz del día. En 2022, la mayor parte de las ejecuciones se produjeron de noche (188), en comparación con lo sucedido en el día (179). Sin embargo, en este año, los crímenes fueron más de día (60), que de noche (58).
Matanza. Fabricio Vera Díaz, Bicho, fue parte del crimen múltiple en San Miguel. Foto: difusión
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Para obtener una interpretación adecuada y certera de estos datos, La República recurrió al jefe de la División de Investigación de Homicidios de la Dirincri, el coronel PNP Víctor Revoredo Farfán, un reconocido y veterano detective con varios casos resueltos. El coronel Revoredo no dudó en afirmar que existía una disputa entre organizaciones criminales por varios territorios en Lima y aseguró que el 85% de las víctimas por sicariato eran personas con antecedentes criminales.
“Estamos ante una nueva cepa de convivencia delictiva”, señaló, concluyente, basado en su amplia y arrolladora experiencia.
“Antes los sicarios nos tenían acostumbrados a un ‘aparece y desaparece’. En los bares concurridos por gente ligada al narcotráfico aparecían, cometían los homicidios, y luego se escondían. Luego aparecieron los sicarios ligados a los grandes pseudosindicatos de construcción civil. Estaban conformados por agentes que cambiaron su línea de acción criminal. Pasó a ser una línea extorsiva. En ese contexto empieza la confrontación con los nuevos mafiosos como el Gran Jorobado, La Tota, el Loco Paul. Se volvió un tema nacional. Pero, en el caso de Juan Céspedes, de ‘Los Malditos de Bayóvar’, el Loco Aroni, no perfilaban como sicarios porque eran anónimos, no mostraban antecedentes. Ahora estamos ante una nueva cepa de convivencia delictiva”, explicó el jefe de la División de Homicidios.
“La criminalidad desde ese entonces, con personajes como Wilbur o el Loco Aldo buscaban controlar el sindicato de estibadores del Callao y deciden penetrar ese mercado. Ahí está la esencia del transporte de droga en el Callao y las bandas luchan por la hegemonía en ese lugar. Ahora la nueva cepa que ha incrementado la criminalidad en el día a día son sicarios que en un 85% sus víctimas registran antecedentes policiales. Esa lucha por la hegemonía, por la supremacía, por el control de estos pseudosindicatos, esa es la razón del alza de la criminalidad”, apuntó el jefe policial.
Por su naturaleza, los homicidios más frecuentes son por ajuste de cuentas, peleas por la hegemonía o por la mala convivencia entre organizaciones criminales.
Luego se cuentan los asesinatos por extorsión que ocurren dentro de los propios grupos criminales.
Y en tercer lugar se encuentran los asesinatos derivados de delitos contra el patrimonio, aunque manifiesta una reducción. Pero hay otro factor: el foráneo: “En lo que va del año está liderando el ajuste de cuentas entre bandas rivales porque han entrado los extranjeros a pelear. Podemos decir que la incursión de los extranjeros, venezolanos y colombianos en su mayoría, ha aumentado los delitos por homicidio por la necesidad de estos de tener una economía fácil, con el mínimo esfuerzo”, señaló el coronel Víctor Revoredo.
La Policía ha alertado de estos preocupantes números. Foto: difusión
Perfil peruano
Fabricio Vera Diaz (27 años). Sicario alias Bicho. Crimen en San Miguel.
No presenta enfermedades mentales que le alteren la realidad. Se muestra consciente de sus actos.
Según el peritaje psicológico, Vera es un hombre extrovertido, astuto y sociable. Su círculo de amigos es superficial en el que predomina el consumo de marihuana. Es poco selectivo para escoger amigos.
No reflexiona antes de tomar decisiones, no toma en cuenta la consecuencia de sus actos. Es impulsivo, irresponsable y despreocupado. Sin escrúpulos.
Emocionalmente, es inmaduro e inseguro. No tiene capacidad para gestionar sus emociones y es poco empático. Eso lo hace propenso a verse involucrado en situaciones de índole criminal, ya que no tiene criterio para tomar decisiones.
Cuando relató los hechos fue poco espontáneo, pero aceptó el crimen.
Perfil venezolano
David Landaeta Garlotti (21). Mató al mayor PNP Albert Grajeda Puma (46).
Según el peritaje psicológico, no presenta alteraciones mentales que le inhiban ser consciente de la realidad. Su personalidad es de tipo antisocial. No tiene respeto por las normas socialmente establecidas y solo se relaciona con otros delincuentes.
“Me están involucrando en un robo en el cual salió herido un mayor, pero no sé nada. Porque soy venezolano me quieren involucrar. Yo soy una buena persona”, alegó al inicio del peritaje. Negó su participación en el delito y justificó su comportamiento delictivo.
Es cínico, suspicaz, irreverente y desafiante con las autoridades. Frente a situaciones amenazantes, el sujeto se expresa con violencia para resolver los problemas.
A nivel emocional, no logra expresarse y tiene vínculos de riesgo.
Infografía - La República
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