El norte es conocido por sus playas, resaltante gastronomía y otros atractivos turísticos. Sin embargo, pocos saben la historia de la caleta de pescadores conocida como Chiyullache, en la provincia de Sechura, Piura. En este lugar, los pescadores tuvieron que abandonar sus viviendas, ya que un maretazo sepultó el pueblo sin dejar opciones para volver a rehacer sus vidas en esta playa.
Los pescadores cuentan que, en 1983, aproximadamente a las 3.00 p. m., cuando se encontraban en plena faena de pesca con sus balsillas, apareció una loba marina que se encontraba llorando en la playa. El hombre de mar Domingo Eche Eche, quien tenía 14 años cuando sucedió la tragedia, narra que, al oír el llanto del animal, sabía que algo malo ocurriría. "La loba estuvo llorando mucho tiempo, entonces nosotros decíamos algo malo va a pasar porque el pescador de balsilla es conocedor", recordó.
Aquello terminó por confirmarse al ver que, minutos después, el mar comenzó a retroceder de la playa acompañada de fuertes vientos. "El viento comenzó a soplar con gran ímpetu contra la caleta. De repente comenzó la primera ola gigante del norte hacia el sur. No nos dio tiempo de sacar enseres de las casas. Solo corrimos despavoridos, ancianos, niños y adultos", expresó.
De este modo, las primeras viviendas quedaron bajo el agua. El pescador narró con profundo sentimiento que una segunda ola los sorprendió en el centro de la caleta. "La segunda ola nos sorprendió por el centro y nos llegó a aislar", cuenta. Por fortuna, asegura que todos los habitantes contaban con técnicas ancestrales para salir a flote apoyados con sus balsillas, lo que los ayudó a escapar hacia la carretera principal sin registrar ninguna persona fallecida.
Los pescadores relatan que, actualmente, la mitad de este pueblo se encuentra bajo el mar, puesto que el agua avanzó varios metros y se quedó hasta la fecha. Incluso, se sabe que hay viviendas enormes y hasta un parque en las profundidades.
El año pasado, Jeodomiro Villegas, pintor de las imágenes de una de las iglesias, volvió a este lugar donde nació para retocar la sagrada imagen del Señor de Los Milagros. Él pidió no descuidar este sitio que ahora se ha convertido en un atractivo para impulsar el turismo y economía de Sechura.