Juana Lazo quizá sea la única persona en el Perú que, para entrar y salir de su casa, necesita una autorización policial y pasar por una caseta de control, ya que, por más increíble que parezca, su vivienda está dentro del penal de Lurigancho. Juana vive en este centro penitenciario, al que llegan cientos de delincuentes para cumplir sus condenas. Allí, ella vive como una reclusa más, pero con la diferencia de que no ha cometido ningún delito.
PUEDES VER: ¿Por qué se llama así el chifa Ping Chung Long y cuál es su historia?: "Nos ha dado alegrías y tristezas"
De acuerdo con lo que le contó a La República, el hecho de que su casa se halle dentro del perímetro del penal sería un mero acto de venganza, puesto que hace muchos años testificó en contra de la Guardia Republicana, tras haber presenciado la muerte de ocho presos y una monja, en las inmediaciones de la cárcel.
PUEDES VER: ¿Qué país tiene el ceviche más rico? ¿Perú, Ecuador o México? Esta fue la repuesta de ChatGPT
“Yo di mi testimonio al fiscal Mario Miranda y les dije que la Guardia Republicana había disparado. En ese momento, ellos gritaron que el cerro y mi casa debían desaparecer y demoler, me amenazaron”, detalló.
Tiempo después y ante el incremento de pabellones, el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) ordenó cercar todo el penal de Lurigancho y, aunque en un principio se estaba colocando la reja fuera de su vivienda, llegaron órdenes de arriba que hicieron que los policías sacaran los alambres a la mala y circundaran su propiedad. Es así como su hogar paso de estar cerca del reclusorio a formar parte de sus instalaciones.
El inmueble de Juana existiría mucho antes de que se construyera el penal. Foto: María Pía Ponce
Ya pasaron más de dos décadas desde entonces y Juana, que ahora tiene 74 años, sigue exigiendo justicia. "Quiero que me indemnicen por todo lo que me han hecho. No pido reubicación porque estoy segura de que me mandarían a los quintos infiernos", dijo mientras sostiene con mano firme todos los documentos que avalan la veracidad de su historia.
PUEDES VER: Edificio Limatambo: ¿cuál fue el triste final de la recordada construcción ubicada en San Isidro?
Juanita, como le gusta que le llamen, vive completamente sola. Sus hijos, que crecieron en medio de cercas de seguridad, policías y delincuentes, se fueron apenas tuvieron la oportunidad, ya que a nadie le gusta sentirse encerrado en su propia casa ni mucho menos tener que pedir permiso a un oficial para recibir una visita, como si de un recluso se tratara.
Con el paso de los años, el recorrido que realiza para ingresar a su hogar se ha vuelto más complicado. La osteoporosis que padece le dificulta enormemente subir los 250 metros que hay entre la puerta del penal y su vivienda. Casi ya no posee fuerzas en sus piernas y su bastón cada vez se vuelve más obsoleto. “No he recibido ningún beneficio, espero que a la brevedad me indemnicen. Con el tiempo, no podré subir alturas, estoy delicada de salud”, relató doña Juana.
PUEDES VER: Paolo Guerrero: el excesivo precio de la camisa que vistió durante la entrevista con ESPN
El hogar que defiende con tanto ahínco y en donde ha pasado los últimos 56 años de su vida fue lo único que le dejó su padre, un hombre que en la década de los 70 trabajó como jefe de mantenimiento en el penal. Según cuenta, este inmueble existe mucho antes de que siquiera se pensara en construir un centro penitenciario cerca de la zona. “Hace muchos años, San Juan de Lurigancho era una hacienda y los Wiesse construyeron la casa para vigilar sus tierras”, narró sin vacilar en los datos.
La mujer recuerda que, en más de una ocasión, han intentado desalojarla, a veces con la fuerza o con papeles. Pero hasta el momento no han podido porque la ruma de documentos que siempre tiene a la mano le han permitido ganar dos juicios al INPE. Ahora, por primera vez, ha contratado a un abogado que ha prometido no cobrarle hasta que le paguen la compensación. "Es lo mínimo que pueden hacer después de tantos años de penurias", manifestó.
PUEDES VER: ¿Qué pasó con Consuelo Berrocal, la mujer que se comió a sus hijos y conmocionó al Perú en los 90?
Juana ya ha efectuado los cálculos y los 650 metros cuadrados que ocupa su terreno vale por lo menos unos 300.000 dólares, que es lo que ella exige para retirarse. Con ese dinero piensa comprar una vivienda en un lugar más adecuado en donde su libertad no sea cuestionada por guardias de seguridad y pueda por fin estar en paz.
Todos los días Juana debe caminar una larga distancia para ingresar a su casa. Foto: María Pía Ponce
"Me han robado siete veces dentro del penal. Yo necesito estar tranquila porque sufro de epilepsia, hasta los médicos me los han dicho. No es dable que a mi edad tenga que pasar por denuncias y calumnias. Por eso le pido a las autoridades que reflexionen y ya no me hagan pasar por esto", finalizó la conocida 'Dama del penal'.
IMPORTANTE. La República intentó contactarse con el INPE para conocer su postura frente a este caso, pero hasta el cierre de la nota no han brindado respuesta alguna.
La casa de Juana Lazo se encuentra ubicada desde hace casi tres décadas dentro del penal Lurigancho. Foto: captura YouTube/"Al sexto día"
PUEDES VER: ¿Cómo desalojar a tu inquilino moroso de forma rápida y qué requisitos necesitarías para ello?
Juana Lazo vive el 'encierro' en su propia casa desde 1996. Aquel año, el INPE decidió hacer un nuevo enmallado en todo el perímetro del penal. Fue así que el predio de Juana se convirtió en parte del centro penitenciario.
Ella llegó a vivir a dicha zona hace 56 años. Su padre fue fundador y jefe del área de mantenimiento del penal de Lurigancho. Su madre, en cambio, fue inspectora de la cárcel de mujeres de Chorrillos.
Según Juana, el hecho de que su vivienda se halle dentro del penal sería solo por venganza. Foto: María Pia Ponce
PUEDES VER: Johanna San Miguel: ¿quién fue su ilustre tatarabuela que hizo grandes obras sociales en el Perú?
En diálogo con La República, Juana Lazo exigió a las autoridades que le den una indemnización por los daños causados a su persona. "Que me indemnicen (las autoridades). No quisiera reubicación porque me mandarían a los quintos infiernos", señaló la anciana.
Juana Lazo desea que las autoridades la indemnicen por el daño que le han causado. Foto: captura YouTube/"Al sexto día"
Juana, de 74 años y cuya vivienda se encuentra ubicada en el centro penitenciario del distrito de San Juan de Lurigancho, tiene más de 20 años viviendo dentro del penal. Aunque varias veces intentaron desalojarla, ella se ha mantenido firme y en la actualidad, continúa en juicio para que le otorguen una indemnización por todos los perjuicios que le han ocasionado durante décadas.