Para este 8 de marzo, fecha en la que se conmemora el Día Internacional de la Mujer quise resaltar historias de mujeres que a base de esfuerzo y dedicación lograron cumplir sus sueños como profesionales. Este es el caso de Silvia Reyes, quien es una conocida árbitra peruana que ganó, gracias esfuerzo, la categoría FIFA. Ella nos cuenta que su inspiración y motivación para decidir seguir esta carrera, dominada por hombres, fue su madre.
"Es un caso único, mi mamá también es árbitra. Ella me motivó desde que yo salí del colegio. Siempre estuvo ahí respaldándome. Como ya tenía conocimiento, ella me enseñaba. Llevé un curso de año y medio, pasé entrevistas, exámenes y logré obtener mi título", comentó orgullosa a La República.
Reyes no es cualquier árbitra en su legado. Ha dirigido cinco Mundiales de fútbol femenino, ocho Sudamericanos, dos Copas Libertadores y dos Juegos Bolivarianos, así como también los partidos de la liga profesional en el país. Esta mujer, que hoy es madre de dos niños, también manifestó que encontrar mujeres árbitras en el Perú es muy difícil, porque, en su mayoría, son hombres los que predominan en esta profesión y son los que más oportunidades tienen. Sin embargo, cuando ha tenido que trabajar con alguno de ellos, nunca ha sentido un trato diferente sino todo lo contrario.
"Encontrar mujeres árbitras es como encontrar una rosa entre tantas espinas. Somos poquitas. Es un 90% varones y 10% de chicas. (...) En esos años, (los jugadores) no estaban acostumbrados a ver a una mujer dirigiendo. En aquella época, te miraban como de pies a cabeza diciendo: ‘¿Qué, tú me vas a arbitrar?’, pero yo siempre he tenido la personalidad bien definida y no dejaba que eso me intimidara", precisó entre risas.
Al ser consultada sobre qué le diría a las mujeres que no se animan del todo a optar por esta carrera profesional, tuvo una frase muy peculiar: "Que luchen por lo que a ellas les gusta", misma frase que utilizo Diana Zárate, una joven madre de familia que hoy vuela, por todos los países, una aeronave de la empresa Latam Airlines tras decidir estudiar para ser piloto de aviones.
"Mi papá ha sido piloto durante muchos años. Entonces, cuando yo tenía aproximadamente cuatro, él me llevaba en la cabina de mando. En esos años, no había las regulaciones que hay hoy en día. Yo iba en el asiento detrás del capitán y me acuerdo de cómo se veía el mundo desde arriba. Desde ahí, vienen mis ganas de ser piloto", narró.
Asimismo, contó que ella tuvo suerte de que su padre la apoyara con la decisión de ser piloto de aviones y pudo viajar a Estados Unidos para comenzar su carrera. Al término de esta, regresó a Perú y comenzó a volar las Líneas de Nazca. Fue en este último lugar que vivió en carne propia lo que es ser discriminada por ser mujer y trabajar en un puesto que usualmente era ocupado por hombres.
"En el tiempo que volaba en Nazca, tuve un vuelo de un grupo de jubilados y me acuerdo que uno de ellos dijo: ‘Si ella vuela, yo no me subo al avión’. Yo me acuerdo que quedé pasmada con lo que dijeron. En esa época, había mucho machismo, pero finalmente la compañía para la que yo trabajaba me apoyó y dijeron que yo iba a volar. Al final, el pasajero se subió y todos disfrutaron del vuelo, pero fue un momento en el que me di cuenta y dije: ‘¡Diablos! En qué estoy metida’", comentó entre risas.
Por otro lado, se encuentra Milagros Espinoza, una conductora del Metropolitano. Ella se levanta muy temprano para poder llegar a su centro de labores y trasladar a miles de peruanos a diferentes zonas de la capital. Nunca pensó que manejar uno de los buses de un importante medio de transporte de la capital sería la forma de llevar un ingreso a su familia.
"La verdad no me imaginé conducir un bus del Metropolitano. Mi motor y motivo siempre han sido mis hijos y la necesidad que hay en el hogar. Yo obtuve mi brevete a los 21, 22 años y comencé a hacer servicio de taxi. Luego, me pregunté por qué yo no puedo trabajar ahí (Metropolitano). Yo sí puedo y aquí estoy", dijo orgullosa del puesto en el que hoy labora.
Sin embargo, también nos comentó que, cuando se dedicó al transporte público en las calles de Lima, sí fue víctima de violencia por parte de los otros conductores. "Sí, me decían: ‘Anda a trabajar, regresa a tu casa’ o hasta ‘Por qué no cocinas o lavas tus ollas’".
Pese a que han vivido la misma historia, Deysi Espinoza y Mercedes Natividad, compañeras de Milagros, dieron un mensaje para todas las mujeres que quizás, por temor al qué dirán, no se atreven a perseguir sus sueños.
"No se sientan amenazadas, que no les dé miedo. Siempre demuestren que sí se puede. La igualdad de género es muy importante. Podemos hacer lo mismo que los hombres, inclusive mejor".