A partir del año 1990, la economía peruana está basada en el mercado libre; antes de ello, tuvimos dos gobiernos, con políticas estatistas que tuvieron un rotundo fracaso, con efectos negativos, en el crecimiento económico e inflación, aún peores que la pandemia.
Este sistema está consagrado en la Constitución Política del Perú, desde el año 1993, habiendo obtenido excelente resultados de crecimiento económico, salvo en situaciones externas, como la pandemia y el conflicto bélico de Europa del Este, que se viene dando desde hace un año, cuya consecuencia más directa es la inflación global.
El libre mercado está basado en la competencia, que principalmente es un beneficio para el consumidor, el cual obtendrá precios justos. Para ello se requiere que no haya concentración, que lleve a posiciones dominantes en el mercado, así como que el Estado no intervenga en la fijación de precios salvo algunas excepciones, por características especiales de los procesos.
Las principales distorsiones del libre mercado son el monopolio, oligopolio, monopsonio y oligopsonio.
La teoría y la realidad, demuestran que este modelo, aunque imperfecto, es el mejor que tenemos y que ha mostrado resultados positivos por más de 30 años; por ello no entendemos el afán de una modificación total de la Constitución Política, que aparentemente tendería hacia un sistema económico estatista, que ha fracasado en el Perú y en otros países. La tarea debe ser propiciar el libre mercado y combatir las distorsiones que pudieran presentarse.