Por: Luis Fernando Apaza
El 9 de enero del presente año ocurrió un hecho lamentable en la ciudad de Juliaca, región Puno. 18 ciudadanos y un efectivo de la Policía fallecieron en medio de las protestas contra el gobierno de Dina Boluarte, a quien los pobladores exigen su renuncia del cargo de la presidencia, además del pedido de una nueva constitución y adelanto de elecciones para el 2023. Este hecho guarda gran similitud con lo ocurrido en esa misma ciudad el 4 de noviembre de 1965, cuando 5 ciudadanos fallecieron a causa de las represiones policiales tras exigir ser atendidos por el gobierno central.
Según quedó escrito en los documentos que narran la historia de Juliaca, el 4 de noviembre de 1965 la Ciudad Calcetera amaneció completamente paralizada. Miles de ciudadanos salieron a las calles a exigir al gobierno de Fernando Belaúnde Terry la ampliación y mejoramiento de los servicios de agua potable, desagüe, electricidad, construcción de camal, mercado, hospital, entre otras demandas que no eran atendidas.
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Ese día, a consecuencia de los enfrentamientos y la represión de las fuerzas del orden, fallecieron cinco ciudadanos: Santiago Mamani López, Eulogio Patricio Quispe Quispe, Germán Humpiri Humpiri, Mariano Pandia Arce y Lorenzo Quispe Condori; quienes posteriormente fueron declarados por los lugareños como “Mártires del 4 de Noviembre”.
Un total de 18 fallecidos y decenas de heridos dejó protestas del 9 de enero en Juliaca. Foto: Liubomir Fernández /URPI LR
Por esta razón, cada año, los juliaqueños conmemoran ese día histórico. Las autoridades locales realizan una ceremonia en homenaje a los caídos y llevan arreglos florales a sus tumbas.
El lunes 9 de enero del presente año, miles de ciudadanos llegaron a Juliaca desde otras provincias aledañas a San Román. El fin era realizar una protesta contundente contra el gobierno de la mandataria Dina Boluarte, a la cual exigieron renunciar al cargo y convocar a nuevas elecciones generales para el 2023. Sin embargo, a consecuencia de la represión, la medida de fuerza dejó 18 ciudadanos muertos y decenas de heridos.
Los fallecidos, quienes fueron declarados como los “Mártires del 9 de Enero”, no solo serán recordados por los juliaqueños, sino por los miles de pobladores que llegaron a esta ciudad desde las otras provincias en la parte norte de la región Puno. Tras unos días de velorio en Juliaca, las víctimas mortales fueron trasladadas a sus provincias de origen, donde en medio de multitudes recibieron la sepultura.
El paro del 4 de noviembre de 1965 también dejó como consecuencia de los enfrentamientos la quema de dos unidades vehiculares y la marcha de las mujeres, quienes salieron por las principales arterias de la ciudad vestidas de negro como una señal de luto por los caídos. Similar situación sucedió el último 9 de enero. Un efectivo policial amaneció quemado al día siguiente de las protestas. Asimismo, en los días posteriores miles de ciudadanos se reunieron en dicha localidad y se despidieron de los fallecidos con un multitudinario recorrido en medio de música y llanto.
Sin embargo, a diferencia de las demandas del paro del 9 de enero de 2023, las protestas del 4 de noviembre de 1965 hicieron posible que el Gobierno iniciara de forma inmediata algunos proyectos, como la ampliación y mejoramiento de los servicios de agua potable, desagüe y electricidad; la construcción de un camal, mercado y hospital y la pavimentación de la carretera Juliaca-Puno.