El investigador en Salud Pública, Omar Neyra, indicó que no son necesarias mayores restricciones para enfrentar la quinta ola. Pidió que las personas vulnerables, ancianos y personas con comorbilidades, usen mascarilla.
¿Cómo cree que se está afrontando esta quinta ola? La sensación es que no hay ninguna estrategia.
Se necesita una política sanitaria marcada en las necesidades actuales. Eso no veo que se dé. En la política de Pedro Castillo y la actual ministra no veo un rumbo. A pesar de que la ola en términos de enfermedad y muerte no es tan importante, pero necesitamos plantear una política que sería proteger al vulnerable. La ministra recomendó lo que se llama un cambio de conducta, pero como no hay política seria eso no se traduce en una implementación de estrategias.
¿Qué pilares deberían sostener la estrategia contra la quinta ola?
Cada ola ha tenido su particularidad y un manejo distinto. En la primera ola era importante hacer vigilancia epidemiológica para evitar que la gente se contagie y eso eran las pruebas moleculares. Hicimos pruebas rápidas. Todo al revés. Por eso, se contagió mucha gente. La segunda ola también había que hacer algo de vigilancia, pero necesitábamos oxígeno, y no había oxígeno y nos destrozó. Ayer escuché a la ministra decir que quiere hacer seguimiento, una vigilancia que no tiene sentido en tiempo de ómicron, hacer seguimiento al virus es poco viable porque es inmanejable y lo que hay que hacer en este momento es la protección a vulnerables, que significa educar a la población y decirle quiénes pertenecen a este grupo, que cada persona se identifique o no y a partir de ahí recomendarle a las personas qué cosas deben hacer.
¿A qué segmento de la población nos referimos cuando cita a los vulnerables?
Personas que enferman, que tienen alto riesgo de fallecer en cada enfermedad. Son diferentes tipos, de acuerdo a la COVID-19, la vulnerabilidad es para mayores de 80 (muy vulnerables), mayores de 70 (vulnerables) y mayores 60 (más o menos vulnerables). Si a eso le agregas comorbilidades como sobrepeso, hipertensión y diabetes, hace que una persona tenga mayor grado de vulnerabilidad. Las cifras nos dicen que son las personas que han enfermado, han fallecido en esta crisis y lo siguen haciendo y ese es el concepto que hay que manejar. Los niños no.
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¿Ha podido ver cómo están las cifras ahora?
El contagio es alto, muy alto. Pero las cifras de hospitalizados y muertes no se traducen en ese número de contagio.
En Arequipa, la tasa de positividad está en 27%...
Altísimo, muy alto sí, pero es parte del proceso. Es la historia natural de este virus. Esto se va a repetir en los próximos años, cuando hay un brote de gripe influenza estacional y media población se contagie. Básicamente, son síntomas que solemos manejar.
¿Cuándo podría empezar a bajar esta ola?
En las próximas dos o tres semanas llegamos al pico y, para fin de año, debemos iniciar un descenso.
¿Y no cree que se va a agravar con las fiestas?
No, porque no se agravó con el Día de la Madre, Fiestas Patrias, Día del Padre, con los partidos de Perú. Eso no impacta en este momento porque el problema no es el contagio, es enfermedad. Esa diferencia es fundamental en este momento.
¿Y cuál es la diferencia?
De que hoy te contagias muchísimo, pero no vas a un hospital. Antes se contagiaban 10 personas, hoy se van a contagiar 100. De las 10, cinco llegaban al hospital. En tanto, de las 100, llegan dos o tres al hospital.
Entonces, hay que pensar en los vulnerables…
Ellos tienen que recibir las dosis de refuerzo y evitar lugares aglomerados. Con eso estamos bien.
¿Y se deberían suspender algunas actividades?
No hay necesidad porque eso no va a tener impacto en el control.
¿Tampoco la suspensión de reuniones familiares?
No, nada más allá de recomendaciones para que se protejan a los vulnerables. No le vas a pedir a un señor de 70 u 80 años diabético e hipertenso que se vaya a un concierto o a una actividad súper masiva, pero puede asistir a una reunión en un parque porque lo necesita.
El Minsa hace 3 semanas dijo que el uso de las mascarillas era condicional…
Me parece muy bien, los cambios de conducta tienen que ir por ahí, recomendar a las personas que necesitan usar sus mascarillas, no tengo que obligar a todos, no todos lo necesitan, como los niños, los jóvenes, porque no les está siendo útil. Perú tuvo casi 1.000 días de mascarilla obligatoria y se contagiaron casi todos. Las mascarillas estuvieron ahí, si hubiera funcionado eso, no nos hubiéramos contagiado.
Con respecto al tema de la vacunación, por ejemplo, hubo una suerte de descuido del Minsa.
Si hubo una desidia. Tampoco se promueve las 17 vacunas infantiles. En un principio para la COVID-19, las dosis se trabajaron bien, hay un 93% de la población que lo recibió y, con eso, se avanzó. Las dosis de refuerzo, como en Europa, en los países donde esto se maneja seriamente, están enfocadas básicamente en personas vulnerables.
¿Entonces usted no considera necesario preparar hospitales como antes?
No creo porque el número de esta enfermedad en este momento no es importante. Tenemos prioridades de otras enfermedades más importantes. Más del 99% de los hospitalizados en este momento son por otros males.
¿Falta una mayor proactividad del Gobierno?
No hay liderazgo en este momento, no solo en salud... No hay un liderazgo positivo de política sanitaria definitivamente.
¿Qué otras cosas cree o considera que deberían implementarse?
Darle prioridad a la salud mental de toda la población, acelerar el diagnóstico del paciente por cáncer. Otras actividades de otras enfermedades que están matando más personas que la COVID-19.
¿Y cuáles son el tipo de enfermedades que están matando a las personas?
El incremento de fallecidos por cáncer es muy dramático porque no hemos hecho un diagnóstico, es algo que deberíamos priorizar. Enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades infecciosas, como dengue que hay un brote enorme y sobre eso no hablamos.