Prudencio Ramos Canaza es el mejor ejemplo de que para la edad no hay límites. A sus 73 años acaba de publicar dos tomos de su libro “Puno, 200 años como capital de departamento”.
En el primero describe la historia de la ciudad lacustre desde antes de la colonia y cuenta que los primeros hombres vivieron en cuevas en lo que hoy se conoce como el cerro Huajsapata, un mirador que ofrece una vista de toda la ciudad y el lago Titicaca.
En el segundo describe la transformación social y política de la ciudad, incluidas sus danzas, potajes, historia y, por supuesto, sus atractivos culturales.
Son en total 1.100 páginas, que son el reflejo de más de dos años de trabajo. Durante este tiempo recopiló información de distintas fuentes e incluso tuvo que acudir a sus anteriores publicaciones referidas a Puno.
Prudencio tiene estudios de Ingeniería Económica, Contabilidad y Educación. Contó que gracias a su interés por la cultura decidió estudiar una maestría en Lingüística Andina en la Universidad Nacional del Altiplano de Puno. En todas sus facetas fue un buen estudiante, reconocen sus compañeros de estudio.
No ejerce ninguna de las profesionales que tiene y está feliz con ser canillita con más de 57 años en las calles.
Cuando se le preguntó por qué optó por ser canilla, fue determinante con su respuesta. “Porque uno tiene que hacer lo que más le gusta. Mi amor por la lectura ha hecho que me dedique a leer. Vendo periódicos y estoy al tanto de todo. Me duermo leyendo y me despierto leyendo”, contó.
Vende periódicos hasta el mediodía y por las tardes lee los textos que más le interesan. En los dos últimos años decidió producir su nueva obra literaria.
Ramos camina encorvado debido a su avanzada edad. Sin embargo, su condición física no fue limitante para seguir haciendo lo que él desea. Acondicionó una canasta de mercado en la que carga 20 kilos de periódicos, los cuales vende al paso y así visita a sus clientes habituales. Recorre toda la ciudad. No hay persona que no lo conozca.
“No importa que esté así. Yo me quedo en la calle. No me gusta estar en la casa. En la calle soy feliz”, aseguró.
Ramos es consciente de que las redes sociales son la tendencia. Él acepta esta realidad, pero es crítico al señalar que la información en internet es fugaz. Él dice que hasta el último de sus días venderá periódicos.