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Sociedad

Taucamarca, una herida que no cierra

Trágica historia. Comunidad de la provincia de Paucartambo recordó la tragedia de hace 23 años. 24 niños murieron al tomar un desayuno escolar infectado con plaguicida. Padres de los menores esperan que las autoridades cumplan sus promesas como construir una nueva escuela.

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Recuerdo. Familiares de menores muertos, fueron hasta cementerio para recordar a los niños que murieron en 1999. Foto: La República

La comunidad campesina de Taucamarca, distrito de Caicay (Paucartambo) recordó el último sábado 23 años de uno de los episodios más tristes de Cusco en el que medio centenar de niños fueron envenenados al consumir un desayuno escolar.

El 22 de octubre de 1999, 24 estudiantes de la institución educativa Javier Heraud, entre los 6 y 13 años, perdieron la vida. No tuvieron atención oportuna, luego de que de manera accidental consumieran alimentos mezclados con plaguicidas. Los deudos y sobrevivientes aún lloran la tragedia.

Organizados, los comuneros asistieron como hace más de dos décadas al campo santo instalado en las ruinas de lo que alguna vez fue un templo católico, allí descansan 22 de las víctimas. Flores, rezos y llantos acompañaron la romería.

Victoriano Huarayo Torres, mantiene en su retina, aquel triste día en el que dos de sus hijos fallecieron. Recuerda la impotencia que sintió al no poder evacuarlos a tiempo hasta un centro de salud, debido a que solo contaban con un camino de herradura que separaba por casi una hora a la lejana comunidad con la atención médica más cercana.

“Es muy triste, llevamos el dolor de un hecho que nunca vamos a olvidar. Murieron dos de mis hijos” contó con voz entrecortada, mientras mostraba los recortes de las publicaciones de La República, que en ese entonces cubrió el suceso.

Don Victoriano también recordó que varias instituciones del Estado y Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s), les prometieron muchas cosas, como la construcción de una nueva escuela, pues la que tienen se mantiene casi igual desde que ocurrió la tragedia.

No avanza

Desde hace cuatro años, en las oficinas del municipio distrital de Caicay, se guarda un expediente técnico para la edificación de una nueva institución educativa. Esta acogerá a 49 estudiantes del nivel primario.

“Con el programa A trabajar pudimos hacer unas refacciones. Se cambió el techo, pero se hizo sobre las vigas antiguas y en cualquier momento puede ceder y causar una desgracia. Es una infraestructura de más de 50 años que fue construida para un salón comunal” comentó el director de la Institución Educativa de Taucamarca, Herbert García.

Los niños de Taucamarca

En la actualidad, son 49 los niños que estudian en la vieja infraestructura educativa. Muchos son hijos de los sobrevivientes de la tragedia de 1999. Estos menores como un trabajo escolar, expusieron sus proyectos de vida. “Todos quieren estudiar la secundaria, ya sea en Cusco o en el colegio que tenemos más cercano que está en la comunidad de Huasa. Sueñan con ser profesionales como, ingenieros, profesores y policías” cuenta el profesor García.

Llegar a la comunidad de Taucamarca desde Cusco, demanda un viaje de 2 horas con 15 minutos, una hora y media por vía asfaltada y 45 minutos por trocha carrozable. No hay transporte continuo, por ello los pobladores apoyan el proyecto de la construcción del nuevo penal. Se ubicará a pocos kilómetros de la localidad. La obra garantizará el asfaltado del tramo final de la vía que va al poblado.

Indemnización

Victoriano Huarayo contó que se presentó una demanda en el Séptimo Juzgado Especializado de Lima contra la Dirección General de Salud (Digesa), el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) y la empresa Bayer, en la que exigían una indemnización por los daños ocasionados. El proceso no avanza, y debido a los años que han pasado, han perdido las esperanzas de ser indemnizados.

A la empresa Bayer, fabricante de la sustancia con lo que los niños fueron envenenados, lo responsabilizan de no cumplir con los protocolos hacia la población que usaba sus insecticidas. La empresa deslinda responsabilidad acusando negligencia de los comuneros.