Los restos del joven estudiante Julio César Tapara Tejada (23) llegarán Arequipa desde Tokio (Japón) en cenizas. Su familia había denunciado en las últimas horas que el Ministerio de Relaciones Exteriores les negó la ayuda para la repatriación del cuerpo.
Sin embargo, gracias a la presión de sus parientes y con ayuda de los medios de comunicación, este miércoles 5 de octubre por la mañana le confirmaron a la familia que será posible su traslado en los próximos días. Sus restos serán cremados en Japón y luego llegarán al Perú.
La República visitó a su familia este miércoles en su vivienda, en el pueblo tradicional del distrito de Socabaya. En su cuarto lucen diplomas sobre su cama y afuera, en el pasadizo, sus padres armaron un altar con velas, fotos y decenas de medallas que Julio ganó en varios concursos académicos desde niño.
Su familia aún sigue consternada. Su padre, Juan Tapara, cuenta que recibieron la noticia el pasado 1 de octubre, gracias a la comunicación que tuvieron con uno de sus amigos. La última vez que conversaron con él fue el 21 de agosto.
“Lo llamé como cada semana, incluso le insistí varias veces hasta que me contestó y me dijo: papito, estoy ocupado con mi tesis, el laboratorio. Yo les llamo después”, contó Juan, cargando sobre sus manos la fotografía de su menor hijo.
Desde esa fecha no volvieron a tener comunicación con él. Lo único que sabían sus padres, era que Julio estaba solicitando una maestría y que un docente suyo lo estaba ayudando con la tesis.
Julio era un estudiante prodigio. Cursó estudios secundarios en el colegio Independencia Americana de Arequipa y luego logró una vacante al colegio Mayor Presidente de la República en Lima. Ingresó a la Pontificia Universidad Católica del Perú y viajó a Japón en 2018, luego que ganara una beca para la carrera de Física en el Tokio Institute of Technology.
Estudiaba Física en japonés, dominaba cinco idiomas e inclusive a su corta edad fue profesor de español en un colegio de secundaria en Japón. “Siempre ha sobresalido en los estudios. Me decía, mamita yo quiero crear formulas físicas que aporten a la ciencia, a la sociedad”, cuenta su madre Alejandrina Tejada.
La familia de Julio se siente intranquila porque no saben hasta el momento las causas del deceso. Sólo saben que encontraron a su hijo muerto en la habitación donde residía, en el distrito de Ōta, en Tokio. Sus padres se enteraron que la policía de Japón ya entregó los resultados de los exámenes practicados al cuerpo de su hijo a las autoridades peruanas, pero estos aún no llegan a sus manos.
“Mi hijo no tenía ningún problema de salud ni psicológico. Iba al gimnasio, tenía una alimentación saludable, no tomaba alcohol, ni fumaba; por eso nos parece extraña su muerte y queremos que se investigue”, pidió el señor Juan.
La Cancillería ya inició los trámites para la repatriación de sus restos. Sonia, su hermana mayor, cuenta que decidieron que los restos sean cremados antes allá y regresen en cenizas, por la diferencia abismal en el precio que iban a pagar si decidían traer el cuerpo entero.
Gracias a la ayuda económica que dieron sus compañeros de estudios en Japón y de sus amigos en Arequipa, lograrán costear todo el traslado. La Cancillería también les ayudará en alguna parte con esos gastos a la familia.