Todos los días, Martha Huamán debe jalar en carreta tres baldes de agua desde una pileta pública a su casa. Su situación es igual a la de otras más de 1.500 familias de la Asociación de Vivienda Mujeres con Esperanza que esperan hace más de 10 años agua potable y desagüe en sus hogares.
Los socios bajaron este lunes desde esta asociación, ubicada en la parte alta del distrito de Cayma, hasta la sede de la empresa Sedapar para exigir que tramite el expediente que tienen con dicha entidad.
La presidenta de la asociación, Yudi Macedo, indicó que desde el 2015 tienen aprobado su certificado de factibilidad para que su asociación pueda contar con estos servicios básicos. Tuvieron que levantar observaciones de topografía para obtener tal documento.
Sin embargo, Macedo denunció que, después, los funcionarios de la empresa no les pusieron interés a su pedido. Por ello, este sábado buscaban una reunión con el presidente del director de Sedapar para que reconsideren su caso.
“Hay otras asociaciones que tienen las mismas condiciones que nosotros, terrenos sin título de propiedad, pero ellos hace tiempo ya tienen agua. En la gestión del exalcalde Harberth Zuñiga, a todos las asociaciones las incluyeron en un proyecto integral, pero a nosotros no. Son más de 10 años que estamos a la espera”, agregó.
La dirigente añadió que el certificado de factibilidad que tienen indica que el reservorio N-45 tiene capacidad para dotar de agua a más viviendas. “Hemos esperado pacientemente toda la pandemia y cuando ya hubo atención presencial en Sedapar hemos venido, pero nos han cerrado las puertas”, finalizó Macedo.
Hasta las 10.00 a. m. de este lunes, la dirigente y otros socios estaban en reunión con funcionarios de Sedapar.