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Sociedad

Santa Rosa de Lima: ¿por qué no fue monja y a qué orden perteneció la Patrona de las Américas?

Este 30 de agosto se celebra un año más de la Patrona de las Américas, quien fue canonizada en 1671 por el papa Clemente X. Santa Rosa vistió hábitos, pero no era monja. En la siguiente nota te contamos los motivos.

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Santa Rosa de Lima fue canonizada por el papa Clemente X el 12 de abril de 1671. Foto: composición LR/WinCalendar/La República

Santa Rosa de Lima, cuyo nombre secular fue Isabel Flores de Oliva, nació el 30 de abril de 1586 y falleció el 30 de agosto de 1617. El sobrenombre ‘Rosa’, según la historia popular, deviene de el color de su sonrosado y hermoso rostro. Es así que, durante toda su vida fue llamada de esta forma.

En 1957, la familia de Santa Rosa se mudó a Quive, en donde recibió el sacramento de la confirmación por parte del arzobispo santo Toribio de Mogrovejo. En esta ceremonia recibe el nombre de Rosa, y se entrega totalmente a una vida de santidad desde los cinco años.

Según la historia, la decisión de llevar una vida de oración y de entrega a Dios surge cuando, en medio de sus meditaciones, escuchó al niño Jesús decirle: “Rosa, conságrame a mí todo tu amor”.

Rosa fue canonizada en 1671 por el papa Clemente X y se convirtió así en la primera santa de América. “Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones”, dijo el papa Inocencio IX al referirse a ella.

Ella vistió con túnica blanca y manto negro, hábitos de la Terciaria en la Orden de Santo Domingo. Era una laica consagrada a Dios, pero en su casa. La mitad de sus días los dedicaba a trabajos manuales, como bordados y tejidos; y al cultivo de su propio jardín para ayudar en los gastos de su hogar. La otra mitad de su tiempo lo empleaba en la oración y la atención a enfermos y necesitados.

Santa Rosa de Lima es venerada en Filipinas por cientos de fieles que continúan conmemorando su fiesta en agosto. Foto: Ars celebrandi/ YouTube

Por eso, en vida ya era considerada una santa. Su misericordia, caridad y su intensa vida espiritual hacían que las personas acudieran a ella. Por eso, cuando llegó el día de su fallecimiento, fue aclamada y llorada por toda la ciudad. Sin embargo, Santa Rosa de Lima no fue una monja.

¿Por qué Santa Rosa de Lima no fue monja?

Si bien, Rosa de Santa María descubrió su vocación a la vida consagrada, no se entregó a la vida de monja de clausura por una señal de Dios, según la historia.

Santa Rosa, con la ayuda de su hermano mayor Fernando, construyó una ermita en el huerto de sus padres para rezar. Un día, cuando estaba de rodillas orando ante la virgen, ella le pide que la ilumine para saber si debía ser monja o no; entonces sintió que no podía levantarse del suelo.

Ella llamó a su hermano para que la ayudara, pero ni con la fuerza de Fernando pudo levantarse. En ese instante, Rosa de Santa María entendió que la voluntad de Dios no era que ella fuera monja, y oró ante la virgen María: “Oh, madre celestial, si Dios no quiere que yo me vaya a un convento, desisto desde ahora de su idea”. De pronto, la parálisis desapareció y pudo ponerse de pie. Es así que siguió en la vida de laica consagrada.

¿A qué orden perteneció Santa Rosa de Lima?

Según la historia, unas mariposas le dan los colores del hábito. Santa Rosa seguía pidiendo a Dios una señal para saber a qué orden religiosa debería ingresar; es así que una mariposa de color blanco y negro empezó a revolotear junto a ella varios días.

De esta manera, la Patrona de las Américas y las Filipinas entendió que debía buscar una orden con un hábito de color blanco y negro; y así llegó a las terciarias dominicas, de la orden de Santo Domingo, quienes vestían túnica blanca y manto negro y llevaban una vida religiosa en sus casas.

Santa Rosa tuvo como máximo referente a la terciaria dominica Santa Catalina de Siena y quiso llevar una vida como ella. Por eso, llegó a fabricarse una túnica blanca con el manto y velo negro.

Luego de su muerte, su cuerpo se quedó en los aposentos de la orden de Santo Domingo a pedido de ella, quien mostraba su deseo de que, cuando muera, su cuerpo sea protegido por sus hermanos dominicos. Por ello, dentro del convento de Santo Domingo hay una cripta con sus restos, a los que la población tiene libre acceso para orar y pedir un milagro.