El 28 de julio de 1821 se celebra la independencia del Perú debido a que el militar argentino José de San Martín la proclamó en la ciudad de Lima. No obstante, para llegar a ello tuvo que solicitar el apoyo de países del sur de la región, con tropas y presupuesto. Este interés de independizar tierras peruanas era para lograr un objetivo aún mayor y que beneficiaría a toda Sudamérica: confirmar que realmente los países habían logrado su propia emancipación y que los mandatos virreinales no podrían tener poder sobre ellos nunca más.
San Martín fue el político encargado de lograr esta hazaña en Argentina denominada en aquel momento Provincias Unidas de Buenos Aires). Posteriormente, debía ir a Chile (entonces Capitanía General de Chile) y finalizar su plan con Perú. Esta tarea fue encargada por el Gobierno argentino, dado que existía el interés económico y político anteriormente mencionado.
Los criollos del sur estaban cansados del poder de los españoles sobre sus dominios y economía. Debido a ello, en Sudamérica se crean las Juntas de Gobierno, que son las que impulsan la liberación. No obstante, el virrey de entonces en Perú, Fernando de Abascal, envía tropas a todos aquellos países con estas juntas para que sean eliminados. Solo el de Provincias Unidas de Buenos Aires pudo permanecer.
PUEDES VER: Metropolitano: ¿cuáles son los paraderos, rutas y nuevos horarios de los servicios expresos?
Con mucho ímpetu, la Junta de Gobierno que quedó empieza a alumbrar el proceso de independencia. Esta junta encomendó a José de San Martín a que proceda con la liberación de los países al norte, para lo cual le dieron presupuesto y tropas.
José de San Martín proclamó la Independencia del Perú en 1821. Foto: Colección Sociedad de Fundadores de la Independencia
Al llegar a la Capitanía General de Chile, San Martín hizo lo propio y logró que el país vecino pueda independizarse. Su siguiente tarea sería emancipar a Perú, pero desde Buenos Aires le informaron que ya no tenían presupuesto para ello.
Ante esta situación y persiguiendo el mismo interés político y económico, comerciantes de Valparaíso le ofrecen continuar y el entonces gobernador de Chile, Bernardo O’Higgins, proporcionó a San Martín el presupuesto requerido y las tropas chilenas para que prosiga con su misión en Perú.
Según el historiador Michael Mendieta, Lima se encontraba muy cómoda con su situación virreinal. A diferencia de los indígenas en el sur del país y los esclavos, además de algunos criollos de Lima, la mayoría de la capital no estaba con ánimos de independizarse porque en Perú se concentraba el poder principal de los españoles y había mayor cantidad de dichos extranjeros en esta parte del país.
Después de algunas conversaciones infructíferas entre San Martín y los nobles de Lima, el militar llega con sus tropas a Paracas, en Ica. El virrey La Serna también había conversado con San Martín y, al tomar conocimiento de sus intenciones, deja Lima para irse a “proteger” el sur.
El político argentino ya estaba independizando otros lugares del país como el norte y había intentado controlar también el mar. Tras otras conversaciones y al encontrarse la capital aparentemente abandonada (por el viaje de La Serna), San Martín entra con parte de sus tropas a Lima y los intentos por tranzar continúan, ya que no solo tenía el apoyo de sus tropas argentinas y chilenas, sino también estaban de su lado los esclavos, criollos y campesinos, quienes amenazaban con alzarse.
Ante este temor, los nobles de Lima aceptan firmar el Acta de la Independencia de Lima el 15 de julio 1821 y así es como se logra terminar con la concentración de operaciones españolas en la capital. No obstante, aún faltaba independizar al sur del país, como Ayacucho, Cusco y otros.
La emancipación del Perú fue proclamada el 28 de julio en la ciudad de Lima, y no el 15 de julio cuando se firmó, a raíz de que, según comentó el historiador Michael Mendieta, designaron esa fecha a fin de que la comitiva tenga tiempo de establecerse en el lugar y llevar el proceso de manera ordenada.