Si bien el Perú ya aplica la cuarta dosis a los mayores de 50 años, aún existe un importante grupo de personas que no cuentan con esta protección.
Es el caso de los 3,5 millones de peruanos que no han recibido ninguna dosis. Pero también hay grupos grandes que no cuentan con la segunda, tercera o cuarta vacuna.
De acuerdo con el epidemiólogo Antonio Quispe, la cobertura con tres dosis en personas de 18 años a más no es la ideal. Y según el Repositorio Único Nacional de Información en Salud (Reunis) del Ministerio de Salud, el avance es del 65,1%.
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Coronavirus en Perú, contagios.
El experto dice que para enfrentar una posible cuarta ola se tiene que superar el 80%.
Precisamente, el último viernes el responsable de la Dirección General de Intervenciones Estratégicas en Salud Pública del Minsa, Alexis Holguín, presentó ante la Comisión COVID-19 del Congreso los cuatro escenarios de una posible cuarta ola que plantea el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC) Perú: leve, moderado, severo y extremo.
En este último caso habría hasta 16.996 decesos y 4.180 pacientes en UCI. Para evitar ello y tener una situación similar a la tercera ola, con picos de contagios pero no de muertes, Quispe sostiene que se debe avanzar con la dosis de refuerzo. El Reunis muestra que las regiones con mayor atraso en la administración de la tercera dosis son Madre de Dios, Puno, Ayacucho y Loreto, que aún no alcanzan ni el 40%, pese a que su aplicación empezó en noviembre pasado.
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El propio Minsa ha resaltado la importancia de la dosis de refuerzo y señala que, de acuerdo a estudios en el Perú, los vacunados con tres dosis tienen cinco veces menor riesgo de fallecer por el virus que aquellos que solo cuentan con dos dosis.
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Ahora bien, Quispe señala que no se ha podido alcanzar la velocidad de la vacunación que existía antes debido a tres razones.
En primer lugar, precisa que no se ha trabajado en la reputación del ministro, a quien se le debería ver como una ‘’verdadera autoridad de salud’'. Asimismo, antes existía una vocería activa de vacunación, a través de la cual la población estaba informada. Quispe dice que se requiere de una campaña de comunicación ‘’multisectorial e interseccional’'. Y, en tercer lugar, considera que antes se trabajaba con metas diarias y compromisos de las regiones para alcanzar los objetivos del programa de vacunación.
‘’Si no remedian eso, lo único que vamos a conseguir es seguir tirando millones de vacunas’'.