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Sociedad

Expaciente COVID-19: “De haber sabido lo que iba a pasar, me hubiera vacunado”

Dosis de vida. Rosa Acosta y Ricardo Llallahue ingresaron a UCI tras infectarse con COVID-19. Ninguno se había inmunizado. Hoy saben que la vacuna evita que las personas se agraven o mueran.

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¡Vacúnate ya! Rosa Acosta se infectó dos veces y pudo superarlo, La tercera vez llegó a UCI y entonces comprendió la importancia de estar inmunizada. Foto: Félix Contreras/ La República

Cuando Rosa Acosta abrió los ojos había pasado más de un mes y no lo sabía. Pensó que faltaban unos días para Navidad, pero en realidad enero ya estaba por terminar.

Lo último que recordaba era estar en un hospital sin fuerzas, incluso para respirar. “Había un médico a mi costado y yo le dije: ‘Por favor, súbame el oxígeno, no respiro’. Y me respondió: ‘Tranquila, te voy a intubar’. De ahí no sé más”.

Rosa, de 51 años, asumió que en esta ocasión, como en sus dos contagios previos, el virus no la afectaría. Supuso que sería una “simple gripe” con la que solo adquiriría más anticuerpos; por eso, además de su temor a que el fármaco pueda chocarle, no fue a vacunarse.

“Creía que como ya me enfermé era inmune, y no es así”.

Ella no imaginó que su saturación llegaría a estar por debajo de 60 y que su familia pasaría semanas de preocupación.

Tampoco sospechó que en su recuperación habría días en los que perdería la voz, siendo ella muy conversadora; ni que al levantarse de la cama tendría que cerrar los ojos y detenerse porque si no se caería.

“De haber sabido todo lo que iba a pasar, me hubiera vacunado, porque lo que he vivido no se lo deseo a nadie. Fue horrible. Sientes que te falta el aire y no puedes decir nada”, relata.

Rosa confiesa que hay un sentimiento de responsabilidad, pues su familia también corrió mucho riesgo. “Yo pensé en mis hijos y mi esposo, que tampoco habían recibido la vacuna. Comencé a sentir culpa por no haberme vacunado”.

Subestimar la COVID-19

Mientras Rosa estaba por entrar a UCI, Ricardo Llallahue, de 43 años, se encontraba a punto de ser retirado del ventilador tras 14 días en los que su pronóstico fue reservado.

Durante los últimos meses había priorizado la vacunación de personas cercanas, como su mamá, pero dejó la suya en el olvido. “Por ahorrar unas horas, perdí mucho tiempo”.

El también padre de familia cuenta que subestimó a la COVID-19. “Menosprecié esta enfermedad y ese fue mi error. Me sentí superior, cauteloso, pero, de verdad, el que no está vacunado la pasa terrible”.

Cuando recibió el resultado positivo de su prueba, su mundo se vino abajo, recuerda. Entró en pánico y optó por aislarse. No pensó que el virus sería agresivo y rápido, pero en cuestión de días el aire a su alrededor comenzó a ser insuficiente y el cansancio se volvió abrumante, por lo que decidieron mandarlo a un establecimiento de salud.

“Sentía como arena en el pecho, en las vías respiratorias. Como arena corriendo por ahí”.

En el hospital iniciaron con un balón de oxígeno, después con oxígeno de alto flujo y, al ver que su cuerpo seguía sin responder, fue intubado. “Estoy en sus manos, doctor. Confío en ustedes”, pronunció a la vez que firmaba el consentimiento.

Para su familia, las dos semanas se volvieron eternas entre la infección generalizada, el inicio del colapso de sus riñones y la baja saturación que presentaba. Ricardo no es “muy creyente”, pero dice estar seguro de que, aparte de los médicos, las oraciones de sus seres queridos lo ayudaron a regresar a la vida.

Lo hizo. Ricardo Llallahue recibirá pronto su segunda dosis. Foto: Félix Contreras/ La República

Rosa también sostiene que su fe, junto a la dedicación del personal de salud, hicieron el milagro. “Esta enfermedad, que aún no se ha ido, en un instante puede quitarte la vida”, reflexiona con la voz todavía ronca por la intubación. Ella está a la espera de que pasen los tres meses necesarios para ir por su primera dosis. Ricardo, en tanto, cuenta los días para acudir por la segunda dosis.

Datos

Cifras. Los contagios por coronavirus suman más de 3,5 millones y las muertes superan las 211 mil a nivel nacional.

Vacunación. Un 77% de la población objetivo tiene dos dosis y el 86% una sola dosis.

La vacuna evita la severidad de la COVID-19

Por Luis Hercilla Vásquez, infectólogo de Essalud

Se ha revisado información y se ha visto que los pacientes no vacunados tienen más de 10 veces de posibilidades de presentar Covid-19 y que sus casos sean mucho más de moderados a severos a diferencia del paciente que está vacunado. Obviamente tenemos bien claro desde un inicio que la vacuna no prevé la infección del covid, sino lo que hace es evitar la progresión a estados avanzados. Su severidad, más que su contagiosidad, ha podido ser controlada por la vacuna. Es por eso que hemos tenido una tercera ola de ómicron que prácticamente ha sido una de contagios. Así también se confirmó el valor de la vacunación en los pacientes que han completado sus dosis. Por ello, podemos decir que los pacientes que no se han vacunado son los que realmente han sufrido más el efecto de la enfermedad.

Alerta. Inmunización no avanza y hay vacunas por vencer. Foto: difusión