Los padres de Mariana* se negaron a vacunarla contra la COVID-19 a pesar de que ellos mismos padecieron cuadros graves de la infección durante la segunda ola. Ante el colapso del sistema de salud peruano, gastaron ahorros en medicinas y oxígeno medicinal. Sin embargo, más de un año después, decidieron no inmunizar a su hija debido a la desinformación propalada por los sectores antivacunas. “Tenemos más miedo de que se enferme que al virus”, apuntó su madre al cuestionar la seguridad de las dosis pediátricas.
La pequeña de 10 años forma parte del grupo de 2 millones de niñas y niños de 5 a 11 años que aún no recibe ni siquiera la primera dosis del fármaco pediátrico, a pesar de que, este lunes 14 de marzo, más del 60% de escolares retornó a las aulas luego de dos años de virtualidad, lo que los coloca en una situación de especial vulnerabilidad.
Hasta la fecha, apenas el 51% de los menores del grupo mencionado posee al menos una dosis y, en este grupo poblacional en etapa escolar, solo el 24,8% registra su vacunación completa, según detalló el Ministerio de Salud (Minsa).
En un contexto en el que resulta imposible suspender el retorno a clases por la baja cobertura de vacunación, puesto que Perú fue uno de los últimos países en el mundo en regresar a la presencialidad, especialistas coinciden en la urgencia de esfuerzos multisectoriales que permitan acelerar el ritmo de la inmunización contra la COVID-19 en niños.
“A cara del retorno a clases, la vacunación en niños se tiene que reforzar. Se necesita adoptar nuevas estrategias para luchar contra el movimiento antivacunas en regiones como Puno, Ayacucho y Madre de Dios, que tienen tasas muy bajas de inmunización, especialmente de niños, niñas y adolescentes. Estas estrategias deben tomar en cuenta qué colegios tienen menos alumnos vacunados para poder darles las facilidades y, sobre todo, hay que reforzar las estrategias comunicacionales de modo que la población no sea víctima de la desinformación”, dijo Matilde Cobeñas, adjunta para los Derechos de la Niñez y Adolescentes de la Defensoría del Pueblo.
También precisó que el movimiento antivacunas, la poca difusión en lenguas originarias y la falta de articulación de distintos niveles de Gobierno fomentan que los padres o cuidadores eviten llevar a los niños a vacunarse. “Para avanzar necesitamos un trabajo articulado, no todo lo podemos dejar a las autoridades sanitarias”, instó.
En el centro (51%), sur (45%) y oriente (50%) del Perú, los ciudadanos aceptan las clases presenciales el otro año; mientras que en Lima y norte eso baja al 32% y 35%, respectivamente. Foto: Antonio Melgarejo / La República
Por su parte, el vicedecano del Colegio Médico del Perú, Alfredo Celis, manifestó que el avance de la vacunación de niños está estancado desde inicios de este mes, por lo que sugirió más campañas dirigidas a este grupo poblacional.
“¿Qué está pasando en un país en el que las vacunas están a disposición? Lo que está ocurriendo es que el Minsa ha descuidado el proceso de vacunación, no está haciendo un programa adecuado de estimulación para que se vacunen”, alertó Celis.
Además, recomendó que las autoridades sanitarias instalen vacunatorios en los centros educativos y se realicen campañas masivas en instituciones con bajo nivel de cobertura, ya que, al tener a la población estudiantil reunida, la aplicación de dosis resulta más fácil para las brigadas de enfermeras y enfermeros.
“Lo primero que se debe fortalecer es la promoción de la vacunación, antes había vacunatones los sábados y domingos, días en los que los padres o tutores no trabajan, shows, eventos llamativos. Se tiene que desarrollar nuevas campañas que lleguen a los colegios y se difunda la idea de que las vacunas son seguras”, añadió.
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También advirtió sobre el riesgo de que los niños de esta edad también pueden llegar a UCI o desarrollar infecciones graves que terminen en fallecimientos, en caso no cuenten con alguna dosis o tengan el esquema incompleto.
“Entre la población y los padres se cree que la posibilidad de infecciones severas por COVID-19 en niños son bajas o nulas y por eso piensan que no hay que vacunarlos. Por otro lado, también hay todo un movimiento antivacunas que meten ideas erróneas a los padres. Las vacunas son seguras”, finalizó el médico,
En un retorno precario, en el que más del 60% de colegios no cuenta con infraestructura adecuada que garantice el cumplimiento de las medidas de bioseguridad básicas, como ventilación, distanciamiento y acceso al agua, urge que las autoridades refuercen la seguridad de los más pequeños a través del acceso a las vacunas.
*El nombre de la menor fue modificado para proteger su identidad y el de su familia.