El Perú, por mucho, sigue siendo un país en construcción. “Hay un rechazo a reconocer al otro como un igual, no hay cabida a pensar de forma diferente”, puntualizó como una de las grandes taras que pesan a la nación, Francisco Sagasti, ex presidente de la República. Junto a Max Hernández, reconocido psicoanalista, cerraron la primera jornada de la edición 2021 del Hay Festival que se realiza en Arequipa. Ambos discutieron sobre los grandes traumas y las posibles soluciones para el país.
Hernández resaltó que existen identidades que buscan una hegemonía.
“Se inventan un antagonista. ‘Construyó mi identidad, enfrentando al otro’. Esto en el Perú sería destructivo, suicida”, enfatizó en el Paraninfo de la Unsa. Se puso como ejemplo el caso del mestizo Inca Garcilaso de la Vega, cronista de la etapa colonial que es protagonista de su libro “Memoria del bien perdido”. Garcilaso estuvo en constante transición fluida entre el mundo español por su padre, y lo andino, por su madre. ¿Cuántos ‘Garcilasos’ necesitamos para ser mejores ciudadanos hoy? “Creo que no solo muchos ‘Garcilasos’. Necesitamos que cada uno planteé su integración, sus ancestros con lo que en la actualidad”, sostuvo Hernández.
El psicoanalista reconoció a Sagasti por identificar tres grandes obstáculos que han perseguido a la historia del país y que están en su libro “Imaginemos un Perú mejor… y hagámoslo realidad”. Se trata de las utopías del mercado que debe resolverlo todo, la del estatista del que el Gobierno es dueño de todo y la de las masas, que buscan resolver todo.
El ex mandatario indicó que se busca el justo medio, y cuando la situación lo amerite una en ocasiones más que otras. “El tema central es cómo integrar, cómo unirlos”, sostuvo.
Resaltó que si hay posiciones extremas en la actualidad política, son pequeñas, pero que hacen bastante “bulla” mediáticamente.
Mientras que Gabriela Wienner expuso los grandes problemas que aquejan a los de color de piel marrón, a los mestizos. A través de su libro recientemente publicado “Huaco retrato”, hace una autoevaluación ficcional sobre los ancestros de su protagonista que lleva puesto su nombre. “Estaba deseando contar que este era mi apellido Wienner. Un motivo de orgullo incluso para mí. A eso lo llamo racismo internalizado, que lo que da prestigio es lo europeo, lo blanco”, confesó al escritor y periodista Marco Avilés, quien la entrevistó en otra actividad de la fiesta del pensamiento.
La cronista enfatizó que sigue habiendo en España discriminación que se demuestra de diferentes formas en la actualidad. “Lo colonial no pasó, sigue pasando (…) Hay jaulas en España, son cárceles para migrantes”, sostuvo.
Mientras que en el Perú el racismo lo calificó de bestial. “Imagínate lo que pueda sentir una mujer aguaruna”, indicó. Para Wienner falta hablar más de la violencia colonial perpetuada tras la conquista española.