La profesora Magdalena Yalpa Clavelo disfruta escuchando las historias y dudas de sus alumnos. Durante el 2020, con la cuarentena, no los conoció y las clases a distancia eran difíciles por la falta de internet en el anexo de Calientes, distrito de Pachía en Tacna.
Esta semana, su colegio Coronel Marcelino Varela inició clases semipresenciales. “En el 2021 recién conocí a mis alumnitos y ahora con el reinicio de clases puedo escucharlos y es muy gratificante. Ellos están emocionados. Llegan antes que yo al colegio, están ansiosos por estar en el aula“, dice la docente.
Este mes, en Tacna dos colegios iniciaron la educación semipresencial, Marcelino Varela y Olga Grohmann de Basadre, ambos del distrito de Pachía. La maestra Magdalena tiene seis estudiantes del nivel primario, que cursan desde el primer al sexto grado y ella es su única docente.
En la región de Moquegua, el reinicio se dio en agosto. El especialista de la Gerencia Regional de Educación, Feldi Duval Valencia, detalló que hasta la fecha son 18 colegios, la mayoría de ellos en la zona andina. Cuatro en la provincia General de Sánchez Cerro, tiene clases 100% presenciales .
Duval destacó que los factores que ayudaron al retorno fueron la preparación del sector y la aceptación de los padres. Estos últimos, al ubicarse en zonas con poco o sin acceso a internet, estaban más interesados en que los niños vuelvan a tener educación presencial.
Sobre su sector, explicó que desde enero del 2021 se alista el retorno, pero con la segunda ola de la pandemia de la COVID-19, debieron esperar hasta junio para retomar las gestiones. También recalcó que el reinicio depende de la calificación del Sistema de Seguimiento y Alerta para el Retorno Seguro (SARE).
Ese sistema determina, con información de los ministerios de Educación y Salud, qué instituciones están habilitadas. La continuidad de clases está sujeta a la evolución de la pandemia y la tasa de contagios en la jurisdicción de cada colegio.
Los niños en Tacna y Moquegua usan doble mascarilla durante sus clases, deben ser controlados en su temperatura y sus horas pedagógicas se han reducido. No tienen recreos, pero sí dentro de sus jornadas tiene momentos para realizar ejercicios de estiramiento.
El especialista en Educación, Feldi Duval, señaló que con el tiempo hay ciertos detalles que modificar en las medidas de seguridad. Por ejemplo, el ministerio establece el uso de mascarillas con tiras que se atan en la parte posterior; sin embargo, en sus visitas ha detectado que ese tipo de protectores son poco prácticos para niños pues se caen con facilidad.
Aún así sus respectivas Ugeles les entregan mascarillas con ligas, que son más prácticas. La docente Magdalena por su parte comentó que el horario de trabajo (de 8:30 a 11:30) es corto para todo lo que se desea desarrollar, no obstante, al vivir los niños cerca a su institución (lo usual en zonas rurales), es más fácil poder contar con algunos minutos más con ellos.
La modalidad de trabajo en la semipresencialidad depende del docente y director. La maestra tacneña ha optado por dictar clases tres días a la semana y los otros dos seguir usando la comunicación virtual. En Moquegua, los niños acuden a las aulas 15 días y el resto de aprendizaje es a distancia.
Feldi y Magdalena coinciden que las clases presenciales son un reto, pero una señal que se avanza en educación a pesar de la pandemia. Ambos invocaron a sus colegas a vacunarse y adaptarse a la nueva normalidad. En Moquegua se estima que podría ser cerca de mil los niños que vuelvan a sus aulas si las proyecciones positivas se cumplen.