La médico intensivista Diana Minchón Vizconde laboró en la UCI del área COVID hasta noviembre del 2020 y en la actualidad está retomando parcialmente sus labores allí. Vivió la primera ola de la pandemia y ha observado el comportamiento de la enfermedad en esta segunda ola, concluyendo que en este nuevo brote el contagio es más rápido y la letalidad parecer ser mayor.
Para la única médico intensivista del hospital Hipólito Unanue, hay varios factores que están contribuyendo a esa letalidad: la limitación del recurso humano, el agotamiento del personal, el desgaste del equipo médico (ventiladores) y la población reacia a continuar con las medidas de prevención tras diez meses de pandemia.
“Aún no estamos en el pico de la ola. Estimo que eso llegará dentro de una o dos semanas más. Hoy tenemos 6 decesos diarios, esa cifra podría duplicarse. No me extraña que con ello vuelvan a ocurrir, tristemente, los episodios de amenazas o insultos a los médicos tal como ocurrió en 2020”, señala la médico.
Minchón y otros compañeros suyos fueron amenazados de muerte por familias que los responsabilizaban de las muertes en la UCI. Para la médico fue un episodio difícil de vivir pero eso no la ha amilanado de seguir trabajando e insistir en que se necesita que la población continúe con las medidas de distanciamiento social.
Estima que el proceso de inmunización masiva tardará, y mientras tanto en la fase más crítica el ciudadano debe cuidarse a sí mismo.
Ya no se puede más
César, un médico del hospital III de EsSalud en Puno, cuenta que el área COVID-19 está repleta. Tanto es así que las seis camas de Unidad de Cuidados Intensivos para pacientes críticos con coronavirus están ocupadas.
El galeno relata que días atrás un adolescente de 14 años con coronavirus, requería intubación para suministrarle oxígeno, no pudo ser atendido. Fue derivado al hospital regional Manuel Núñez Butrón. Allí tampoco había cama UCI, por lo que tuvo que ser tratado con un equipo médico alterno para suministrarle oxígeno. Este dispositivo que salvó la vida del adolescente se denomina Wayrachiy, que es un equipo que fue utilizado por médicos del hospital Almenara (Lima) para pacientes COVID. Este instrumento emite un alto flujo de ventilación, muy similar al de un ventilador mecánico; la diferencia es que, con este equipo, quien lo usa, nunca deja de estar consciente.
“La primera ola de la pandemia de la COVID-19 fue terrible, había gente que moría en los pasillos del hospital III de EsSalud de Puno. Esperamos que no ocurra ello con esta segunda ola”, finaliza.